El franquismo sin Franco y la enseñanza de la Historia
El franquismo sin Franco y la enseñanza de la Historia
Pensar Jondo

¿Por qué el franquismo no sobrevivió a Franco? ¿Qué sucedió para que en menos de dos años el franquismo hubiera sido desmantelado y se estuviese construyendo un nuevo Estado democrático? La lectura de estas dos cuestiones en un libro de 4º de E.S.O. me llevó a escribir este artículo. Más concretamente, el asombro tras ver una fecha de publicación tan tardía: 2017, fue el origen de toda una serie ideas que considero que, relacionadas, desembocan en un núcleo común: las narrativas oficiales, y ante el cual surgen diversos temas secundarios, entre los cuales, por motivos de extensión, me centraré en la pervivencia del franquismo en distintas esferas de la vida política, económica, y de las mentalidades (miedo colectivo y falta de libertad de expresión). A denunciar el discurso oficial sobre la denominada Transición democrática y el supuesto final del franquismo en 1975 dedico este artículo, cuyo objetivo principal es la reflexión sobre la narrativa heredera del nacionalismo español franquista, discursos que hoy se transmiten a los alumnos, palabras que moldean a los ciudadanos La perplejidad al ver el 2017 como año de publicación del citado libro de texto de secundaria disminuye al ritmo de la comprensión de todo un proceso de construcción nacional.

 

Como plantea Julián Casanova, uno de los historiadores de referencia del siglo XX en España, la generación de investigadores de la Transición llegó a obsesionarse con la Segunda República y la Guerra Civil después de 40 años de silencio académico impuesto por la dictadura. Y fue el hispanista Paul Preston el que le advirtió del error que estaban cometiendo los jóvenes historiadores españoles en democracia: “El verdadero desconocido, lo que realmente está por investigar, es el franquismo”. El franquismo sociológico tiene como objetivo la pervivencia de rasgos sociales propios del mismo en la sociedad española posterior a la muerte de Francisco Franco (1975) y que continúan hasta la actualidad.

Desde el ámbito de la filosofía, Foucault es una referencia de primer orden para analizar la producción de discursos de verdad y de actuación del saber-poder dominante. En su “vida filosófica” nos invita a poner en duda toda VERDAD o cuando menos a preguntarnos qué efectos ocultos de poder persigue. Plantear la “voluntad de verdad” como “voluntad de poder” permite ver el saber como un instrumento del poder. Asimismo, el giro lingüístico hacia la filosofía del lenguaje, y en concreto la deconstrucción de Derrida permitirían analizar expresiones y conceptos como desmantelamiento del franquismo, o, el que considero especialmente interesante por su repetición hasta la saciedad en relación a la Transición: consenso.

Desde el Estado y los diferentes grupos de poder con sus diversas sensibilidades se elaboraron historias oficiales de España. Manuales escolares, propaganda, prensa y cine eran elementos controlados o condicionados por el Estado en los que un español entraba forzosamente en contacto con los discursos nacionalizadores del régimen. Especialmente fuerte en los primeros años, el franquismo creó un programa simbólico intensamente difundido en el que se observa la apropiación que hizo del nacionalismo español y el intento de sintetizar como fuera las diversas fuentes sociales e ideológicas de su proyecto nacional.

En relación a la pervivencia del franquismo en las esferas política y económica, los Pactos de la Moncloa (1977) se presentan como un hito clave. La no ruptura con el franquismo era una de las precondiciones que la burguesía estableció para cualquier avance; por ello las elecciones de junio del 77 fueron explícitamente no constitucionales y presentadas como dentro de una “normalidad democrática” que no existía.

El franquismo tuvo el acierto, el poder y los medios para comprar, absorber, aglutinar y corresponsabilizar de la nueva situación “democrática” a toda una clase política ansiosa por recibir prebendas, cargos y negocios. Sin olvidar una no menos inteligente política de institucionalización de antiguas y nuevas organizaciones sindicales cuyos dirigentes se aplicaron con ansias renovadas a la burocratización con cargos remunerados, al apaciguamiento de unos trabajadores que esperaban más y más y al engaño y a la estafa bajo diferentes ideales. Es decir, estaban dando por bueno el postfranquismo y pactaban con él. Hoy en día es posible seguir el origen de algunos sindicatos en el Sindicato Vertical franquista, sin embargo, prefiero no dar nombres, hecho que habla del miedo que aún pervive en nuestra sociedad y que está grabado a cincel en el imaginario colectivo, el mismo miedo que me impide citar la editorial del libro que dio origen a este artículo, el mismo que sintieron unos compañeros ante la “invitación amable” a eliminar conceptos y ciertos autores no afines a la ideología de la editorial que publicaba su artículo. El mismo miedo que da como fruto el silencio que casi se puede escuchar en las entrevistas de historia oral de las victimas del franquismo, el silencio de los otros. Hace unos días, una profesora de biología ya jubilada me hablaba de los años 70 y 80 como “aquellos años en los que éramos libres”…En contraposición a la actualidad. Hace menos días aún, un amigo me comentaba: la libertad actual es elegir entre veinte marcas de cerveza diferentes, entre Amazon y Amazon Prime, entre Netflix y HBO.

Los consejos de administración de Endesa, La Caixa, Telefónica o Iberdrola fueron el cobijo en democracia de la mitad de los últimos ministros franquistas. La otra mitad recalaron en la política. También en la justicia hubo puerta giratoria: 10 de los 16 jueces del Tribunal de Orden Público franquista ascendieron al Tribunal Supremo o la Audiencia Nacional.

Cada vez que paso por el parque que lleva el nombre de Adolfo Suárez, pienso en la importancia del callejero, que es la cara visible de la ciudad, y que, en Córdoba, está colmado de nombres de toreros y advocaciones religiosas. Adolfo Suárez fue miembro de Falange Española de las JONS desde 1958 a 1977, casi veinte años que no se pueden calificar como error de juventud. Desempeñó varios cargos públicos durante la dictadura franquista: fue gobernador civil de Segovia, procurador en Cortes y director general de Radiodifusión y Televisión. A pesar de ser un desconocido para la opinión pública en el momento, fue nombrado presidente del Gobierno por el rey Juan Carlos I en 1976. Suárez es presentado en medios de ideología política liberal como una especie de superhéroe o salvador de la patria.

Muchas familias y empresas tienen hoy su posición ganada gracias a la guerra y a la Dictadura. Colaboraron de diversas formas con la represión franquista para conformar sus fortunas personales y empresariales. Antonio Barrera de Irimo fue vicepresidente primero del Gobierno franquista que asesinó al anarquista miembro del Movimiento Ibérico de Liberación (MIL) Salvador Puig Antich. Después fue consejero de Telefónica, Banco Hispano Hipotecario e Hispamer. “Lo decía Félix Millet. Somos 400 familias y siempre somos los mismos”. El 31 de octubre de 2014, la jueza argentina María de Servini, instructora de la causa penal contra el franquismo, y basándose en el Principio de justicia universal, envió una orden de detención internacional contra varios cargos de la dictadura franquista implicados en su ejecución, solicitando su extradición con el objetivo de interrogarles. Imputados, entre otros delitos, por firmar la sentencia de muerte de Salvador Puig Antich estuvieron los exministros Antonio Carro Martínez, José Utrera Molina, Antonio Barrera de Irimo y Licinio de la Fuente.

Como nos recuerda Maestre: ¿Por qué se abren los salones al empresariado español que se lucró con los escombros de fábricas alemanas que usaban presos en Auschwitz? Algunas empresas que cotizan en el IBEX 35 como Iberdrola, Naturgy y OHL se lucraron con la represión y el modelo autárquico. Muchas no existían durante el franquismo tal y como las conocemos, pero muchas de las que hoy operan en la bolsa española han sido constituidas a base de absorción de otras tantas que se lucraron de forma directa gracias a la represión durante la dictadura. Guardar en el trastero el cuadro que va deteriorándose mientras se muestra a la opinión pública un rostro impecable. Reputación lo llaman en la familia, responsabilidad social corporativa en la empresa, Transición en la política”. Eufemismos y Neolengua.

CAMPSA pasó a integrarse en REPSOL en 1987, conservando ésta su carácter semipúblico hasta 1989, cuando comenzó el proceso privatizador que culminó en 1997 con su total privatización. Uno de sus presidentes fue Alberto Cortina de Alcocer. Su abuelo, Alberto Alcocer y Ribacoba fue alcalde de Madrid después del triunfo franquista. Además, el padre del presidente de REPSOL fue Pedro Cortina Mauri, ministro de Asuntos Exteriores en dos periodos con Francisco Franco, y procurador en las cortes franquistas, justo premio a su implicación en el alzamiento.

Los pequeños burgueses que se convirtieron en empresarios de éxito con grandes fortunas por su servilismo al régimen coparon diversos sectores de todo cuño. Del sector sanitario al constructor, pasando por el de la alimentación. La fundación Trinidad Alfonso es una organización sin ánimo de lucro, por supuesto, presidida por Juan Roig (MERCADONA), que nació en 2012 para implantar la cultura del esfuerzo en la sociedad valenciana. Su método siempre ha quedado claro: “los españoles deberían cambiar su cultura del esfuerzo y trabajar como los chinos para aumentar la productividad”. Francisco Roig Ballester, padre de Juan Roig, legó la empresa a su hijo. Fue fundada en 1977, pero las relaciones con altos jerarca del régimen, que muy probablemente ayudaron a consolidar su posición, vienen de lejos. Como ejemplo sirva la boda de Francisco Roig Alfonso, hermano mayor de Juan, que invitó, entre otros, a Bernardo de Lassala, gobernador civil y presidente de la Diputación de Valencia, y a Joaquín Hernández, delegado provincial de los sindicatos verticales de Valencia. La cercanía con las altas esferas continuó durante la Transición, y tampoco le hicieron ascos a la dictadura de Teodoro Obiang, ya que los Roig fueron una de las familias implicadas en el desfalco al Guinextebanc, un banco guineano que fue expoliado concediendo créditos a empresas inexistentes o con una labor prácticamente testimonial en el país africano.

Más grave se torna todo al tratarse del sector de la sanidad, derecho universal con el que hoy se juega como hacen los brokers en bolsa con acciones y bonos. Pilar Muro presidió el Grupo Quirón, emporio de hospitales privados. Fue creado por su esposo durante el franquismo, apoyado por las relaciones de su familia con el régimen y la estirpe de su esposa. El padre de Pilar Muro fue uno de los falangistas con más poder en Aragón y el verdadero arquitecto de las relaciones privilegiadas de los Muro. Jesús Muro Sevilla fue un ferviente admirador de José Antonio Primo de Rivera, miembro de la Unión Patriótica y jefe de Somatén de la organización. Tuvo el cargo de jefe nacional de Sanidad de Falange, y recordemos que la familia política hizo fortuna en la sanidad privada: ¿cuestión de mérito?...

Desde la cerveza Mahou a la Damm existen esos vínculos. Gas Natural Fenosa (Naturgy) e Iberdrola también constituyen ejemplos de empresas que se construyeron gracias a las relaciones de sus dirigentes con el franquismo. La familia Oriol logró que que Hidrola pasara de ser una empresa que no se encontraba entre las 20 primeras en facturación en los años treinta a ser la quinta más importante del país en 1960.

Patrón común de las familias de la alta burguesía aristocrática fue ubicar a todos los miembros de la familia en diversas responsabilidades políticas, económicas, sociales y religiosas. El fundador de los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel, se enraizó en España a través de la familia Oriol y tuvo fructíferos contactos con Antonio María de Oriol en sus tiempos como ministro de Justicia de Franco. Los Legionarios de Cristo han visto muy favorecidos sus negocios educativos, sociales, de caridad y de cooperación al desarrollo en la Comunidad de Madrid gracias a la proximidad ideológica con el PP de Esperanza Aguirre. La cercanía, aparte de ideológica, también es de parentesco: Carolina de Oriol es otra de las ramas del clan que entroncó con el poder político y está casada con Fernando Ramírez de Haro, primogénito de Esperanza Aguirre, y es la nieta de Antonio María de Oriol y Urquijo, el ministro franquista de la familia. Viajes Marsans es un ejemplo más.

En el Consejo de Administración de CAMPSA también encontramos el apoyo al golpe de Estado. Francisco Barba Badosa también era consejero de CAMPSA como representante del Estado, y además, el coronel del ejército sublevado que lideró la ofensiva fascista en la batalla de Teruel. Al igual que Juan Petrirena Aurrecoechea, que además estaba al mando de la Jefatura del Servicio de Colonias Penitenciarias Militarizadas, el órgano que dotaba de mano de obra republicana a las empresas que lo requirieran.

En definitiva, los cargos públicos y las responsabilidades en los consejos de Administración de las empresas públicas fueron usados como un pago del botín de guerra a cuenta de los servicios prestados a multitud de cargos militares que hicieron la guerra del bando fascista.

En el ámbito de las mentalidades, un ejemplo claro de la pervivencia del franquismo atañe a la mujer. El machismo, al que considero una creencia, y ojalá que el “las ideas se tienen, en las creencias se está” de Ortega y Gasset permita que la subjetividad inherente a las creencias sea la clave del arco que permita que se abandone, aunque las mentalidades son estructurales y como tales son el elemento que perdura durante más tiempo en una sociedad. En las tres semanas de este 2023 ya se registran varios casos de violencia de género, cuestión de actualidad a raíz del debate parlamentario en torno a la Ley de Garantía Integral de Libertad Sexual, aunque es más conocida como Ley de Libertad Sexual y, sobre todo, como ley de “solo sí es sí”. El ideario de la Sección Femenina de la Falange aún se deja ver. Me preocupa ver a esas chicas de traje y mantilla negra que acompañan a las procesiones religiosas. Me preocupa ver que el modelo de mujer que Pilar Primo de Rivera necesitaba para alimentar la tradición patriarcal continúa gravitando en las actitudes de muchas jóvenes, desde la justificación de la violencia hasta la alabanza del control en la pareja a través de los móviles (actualmente incluso con GPS: cada día una sociedad más orwelliana…).

Libros de texto como el que dio origen a este artículo facilitan que se sigan perpetuando las narrativas oficiales en el ámbito de la educación, la cual, en ocasiones, está mucho más próxima al adoctrinamiento. No, no me parece he se haya avanzado lo deseable en la educación cuando, desde las instancias oficiales, se publican normativas en el ámbito educativo en las que, como la andaluza de 2021, podemos ver conceptos como invasión musulmana y Reconquista. En una Península que ha acogido poblaciones de los más diversos orígenes étnicos, y en la que el legado andalusí tiene una significación histórica clave, ver cómo se les induce a los alumnos a pensar en “lo musulmán” como algo negativo y amenazante es un ejemplo claro de la utilización del saber a la libre disposición del poder, en un sentido completamente foucaltiano y, especialmente, a condicionr y moldear ciudadanos a través del sistema educativo, ciudadanos que no piensen de forma crítica y que crean firmemente en la IDEA de nacionalismo español como una verdad absoluta, objetiva e irrenunciable, y lo mismo sucede con la carga ideológica que conlleva el término Reconquista. ¿Hasta qué punto hay libertad de expresión cuando “se les invita amablemente” a unos compañeros en su publicación a eliminar conceptos o a no citar a ciertos autores, por qué siento miedo a citar la editorial que dio origen a este artículo? Escribía Aldous Huxley en 1932 que una dictadura perfecta tendría la apariencia de una democracia, pero sería básicamente una prisión sin muros en la que los presos ni siquiera soñarían con escapar. Sería esencialmente un sistema de esclavitud en el que, gracias al consumo y al entretenimiento, los esclavos amarían su servidumbre.


Fuente → elsaltodiario.com

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