
Cortar el cabello de la mujer, signo de feminidad, ha sido un arma de guerra usado a lo largo de la historia
Las cárceles se llenaron de mujeres que no habían cometido otro delito que simpatizar con la República o tener algún familiar que lo hiciese. Se las violaba, se les robaba sus bienes, se les prohibía trabajar, se las vejaba sistemáticamente. Explica la historiadora Teresa González Pérez en Mujeres republicanas y represión en Canarias (1936-1939) que las mujeres en el Archipiélago, a diferencia de la España peninsular, "no se organizaron ni se movilizaron colectivamente enfrentándose a los fascistas", sino que "afrontaron de forma aislada las persecuciones y represión, no tuvieron tiempo para actuar ante la premura del golpe". Si Franco temía a los intelectuales, masones, homosexuales, comunistas, socialistas y judíos, contra las mujeres destinó una ingente energía para limitar sus derechos y libertades. Al raparlas las despojaba de su feminidad. Buscaba el escarnio público.
Se las rapaba, se las violaba, se les robaba, se las fusilaba
La iniciativa internacional Mujeres por la Paz nos recuerda que la violencia contra el género femenino durante la guerra es el reflejo de las desigualdades en tiempos de paz. Si bien se busca humillar y aterrorizar, estos actos sólo exacerban las desigualdades y malos tratos que reciben las mujeres en tiempos de paz.
Mujeres republicanas rapadas y marcadas con cruces (del archivo Fundación para la Recuperación de la Memoria Histórica).
Durante la Guerra Civil según avanzaban las tropas franquistas y 'liberaban' territorios, se instalaba en estos una forma represora que afectaba a las mujeres de manera muy particular
La represión contra ellas fue sistemática. Franco destinó una ingente energía para limitar sus derechos y libertades desde el mismo golpe militar, como así lo demuestra 'las rapadas', con las que se cebó con especial crueldad. En las comisarías, cuarteles y cárceles eran apaleadas brutalmente y violadas por las fuerzas nacionales.
Prudencia la catalana, Antonia la planchadora, Pureza y Antonia Gutiérrez, expuestas y humilladas. (Oropesa, Toledo).
Muchos de los que acusaron a francesas de colaborar con alemanes, trataban de distraer la atención de sus propios crímenes. (Francia, Segunda Guerra Mundial).
En cuanto al control de la mujer, "tanto la escuela como la sociedad se caracterizaron por el antifeminismo, sustentada en la misoginia de la Edad Media que consideraba a la mujer débil y pecadora". Una idea que "provenía del catolicismo integrista, que junto a las ideas fascistas definieron el concepto de mujer", reforzando "la desigualdad de género, la separación de roles y las diferencias curriculares".
Mujeres perseguidas
A partir de 1939 fueron detenidas unas 30.000 mujeres, y unas 1.000 condenadas a muerte y ajusticiadas, según indica Carmen García Nieto en Historia de las Mujeres. El Siglo XX. Si bien hubo algún foco de resistencia, describe la doctora, éste se sofocó inmediatamente.
Estos crímenes, considerados atentados al honor, se veían como daños colaterales de los conflictos, lo cual dificultaba e impedía la judicialización de los delitos, dando lugar a una situación de total impunidad
Sucedió en el norte de Gran Canaria "donde H.D.S fue condenada a más de 20 años de reclusión", detalla. Si bien la antigua prisión provincial en Santa Cruz de Tenerife acabó siendo cárcel de mujeres, su poca capacidad "provocó que se improvisaran cárceles, se utilizaran lugares de interrogatorio y tortura espacios de Capitanía, Gobierno Civil, en San Francisco, Cuarteles de Acción Ciudadana y Falange ubicados casi siempre en edificios incautados a los republicanos".
Según testigos de la época, describe Pérez, "la crueldad desatada alcanzó tal dimensión que aún recuerdan los gritos de las presas y presos torturados". Una manera de "escarmentar y disuadir posibles acciones de rebeldía".
Ejemplo gráfico de la columna de terror que se ensañó con las mujeres.
B.A., N.A., C.G., MªC.M., Z.F.R., MªD.E., H.M.L., N.G.B., S.R.A., F.R.F., N.R.G., E.H.H., B.A.M. o las hermanas M.M fueron sólo algunas de las muchísimas maestras isleñas represaliadas cuyo único delito fue aplicar innovaciones en la docencia, escribir en periódicos o defender ideas progresistas. Se les suspendía de empleo y sueldo, y les ponían trabas para que sus hijos tuvieran acceso a la educación.
La represión fue más cruenta y generalizada durante la guerra civil y en los años inmediatamente posteriores a la sublevación militar, pero las torturas, el adoctrinamiento y el robo de bebés se mantuvo en el tiempo
La historiadora recoge, partiendo de la investigación de una extensa fuente documental de ensayos, una descripción muy minuciosa de cada mujer, su profesión, la condena y el resultado de lo que fue su vida (si siguió con vida). Cuenta, por ejemplo, que las tabaqueras C.G. e I.H. fueron dos activas anarcosindicalistas que fueron condenadas a reclusión perpetua.
Lo primero era raparlas para escarnio público.
El listado de mujeres represaliadas asciende a miles. A algunas le dieron tan brutal paliza que les produjo secuelas graves de por vida. A 'la pasionaria de Los Cristianos' se la llevaron y nunca más se la volvió a ver. Algunas mujeres lograron esconderse y otras huyeron a Venezuela.
El sufrimiento en sus hijos
Las mujeres que tenían a sus hombres en la cárcel, desaparecidos o fusilados, se vieron obligadas a realizar todo tipo de trabajos duros y mal pagados (o sin salario: sólo a cambio de alimento). Algunas vivieron con carencias de todo tipo; otras, en la más absoluta miseria.
La historiadora recoge también el testimonio de hijos de mujeres a las que obligaban a presenciar embarazadas el fusilamiento de sus maridos, padres o hijos. Sin embargo, a pesar de tanta atrocidad hay una tragedia que se ha silenciado en el tiempo. Las vejaciones y humillaciones a las que fueron sometidas ellas y sus pequeños. El rechazo social, el escarnio público.
En la mayoría de los casos, los hijos quedaban estigmatizados socialmente, encontrándose grandes obstáculos para el estudio y la promoción profesional, "antes estaban los hijos de padres honrados", les decían.
A las Trece Rosas, antes de asesinarlas, les cortaron el cabello al cero.
La violencia contra una persona en base a su género, no es un fenómeno nuevo en la historia de la humanidad, pero sólo recientemente la comunidad internacional y los Estados que la integran han establecido la necesidad de garantizar su persecución inúltilmente
Se habló poco de ellas después de la Guerra Civil, o nada si sus maridos, padres o hijos no regresaron (fallecidos en el frente, fusilados en cárceles o cunetas). Las mujeres sufrieron en sus propios cuerpos "una venganza que supera lo imaginable". Lo primero era raparlas para que nadie olvidase su 'delito'.
Bibliografía:
El franquismo. El retorno a la esfera privada (1939-1975), de Jaime Folgueras Crespo.
Mujer, Falange y franquismo, de Teresa Gallego Méndez.
Rojas. Las mujeres republicanas en la guerra civil, de Mary Nash.
Mujeres Libres, de Martha Ackelberg.
Las violencias sexuadas de la guerra civil española, de Maud Joly.
Vivencias de mujeres canarias durante la guerra civil, de Teresa González Pérez.
La política en Canarias durante el siglo XX, de Agustín Millares Cantero.
El feminismo en España. Dos siglos de historia, de Jaime Folgueras Crespo.
Rapadas, del psiquiatra Enrique González Duro.
Fuente → tiempodecanarias.com
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