Enero de 1938. La 35 División Internacional defiende Teruel
Enero de 1938. La 35 División Internacional defiende Teruel
Asociación de Amigos de las Brigadas Internacionales

 

Tras dos meses de reorganización, instrucción militar y relativo descanso, las BI volvieron a entrar en acción a comienzos de 1938. Fue el caso de la XI y la XV BI, que formaban la 35 División Internacional bajo el mando de Walter. Las circunstancias son conocidas: el 15 de diciembre comenzó la ofensiva republicana sobre Teruel. Fue una operación bien pensada y ejecutada que permitió liberar la ciudad en algo más de dos semanas.

Posiciones defendidas por la 35 División internacional. La XI BI había ocupado las posiciones de la XV BI desde el 4 al 14 de enero

Pero Franco no estaba dispuesto a aceptar esta derrota, aunque parcial, y decidió suspender su preparada ofensiva sobre Madrid para dedicar todo su esfuerzo militar en la conquista de la ciudad. Poco después de la Navidad, el 29 de diciembre, lanzó la primera de las cuatro duras contraofensivas que tuvo que lanzar para recuperar Teruel. Para tomarla, tenía que apoderarse de los dos baluartes defensivos de la misma: La Muela, al suroeste, y el Muletón, al noroeste. Con una durísima ventisca y temperaturas de 22º bajo cero, las tropas de Franco lograron tomar la parte occidental de la Muela y las lomas al norte y oeste del Muletón.

Tropas de la XV BI en la zona de Argente (Teruel), el «North Pole».

La ciudad estaba amenazada y el mando republicano ordenó la movilización de las dos Brigadas Internacionales presentes en Teruel. El general Walter, jefe de la 35 División Internacional, dispuso que la XI BI se emplazara frente a Concud donde, junto a otras brigadas españolas, estuvo defendiendo el frente en el “puesto de honor” desde el 4 hasta el 14 de enero. Así mismo la XV BI fue emplazada a primeros de enero en la zona, entre Argente y Celadas, a la que los voluntarios norteamericanos denominaron el “Polo Norte”. El 14 de enero el general Walter ordenó a la XV BI reemplazar a los batallones de la XI BI en “el puesto de honor”, nombre que el jefe de la XV BI, el yugoslavo Copic, había dado a las posiciones defendidas por la XI BI.

Esta brigada, tras un breve descanso de tres días, volvió al combate el 17 de enero para defender la crucial posición del Muletón, la meseta que desde el noroeste defendía el bastión de Teruel. El mismo día en que la XI BI emplazó allí sus fuerzas el mando franquista lanzó la 3ª ofensiva (17-22 de enero) desencadenando una tormenta de fuego aéreo y artillero que desmoronó las frágiles defensas del baluarte. La XI BI perdió las alturas del Muletón en la mañana del 17, pero a la tarde las recuperaron. El día 20 las perdieron definitivamente, teniendo que replegarse hacia los cerros ubicados sobre el valle del Alfambra, donde fueron relevados por fuerzas españolas. Durante cinco días aguantaron los batallones en aquella difícil situación, perdiendo dos de los jefes de batallón: el suizo Max Doppler (bat. Hans Beimler) y el berlinés Max Schmidt (alias de Fritz Klamm).

Entierro de Max Schmidt en El Muletón

En la noche del 13 de enero de 1938 dos batallones de la XV BI relevaron a la XI BI mientras que el Lincoln se mantenía en reserva en la ciudad de Teruel y el British se posicionaba al norte de la ciudad, en la zona dominante del cementerio de Santa Bárbara. El batallón Español (59) se ubicó al norte de los cantiles de La Muela, a ambos lados del río Turia o Guadalaviar, mientras que el batallón MacPap se posiciónó a su derecha, al este de Concud. Ante el ataque del enemigo, que parecía inminente, el comandante de la 3ª Compañía, el estadounidense Lionel Edwards, envió a treinta de sus mejores fusileros y una sección de ametralladoras, al mando de Pablo Carbonell, a unas posiciones adelantadas en las colinas que hacían frente a las trincheras enemigas.

Las condiciones del tiempo demoraron varios días la contraofensiva franquista. Pero el 17 de enero amaneció soleado y las divisiones enemigas comenzaron el ataque precisamente por donde estaba la avanzadilla de la 3ª Compañía. Los fusileros y las ametralladores del MacPap defendieron el puesto de avanzada durante dos días bajo un continuo bombardeo de artillería y aéreo, seguido de ataques de infantería con el apoyo de blindados alemanes e italianos. El capitán Edwards vivió para contar el final de casi todos los fusileros y de la sección de ametralladoras:

Era un puesto de avanzada en el flanco derecho de los MacPap. La ocupamos con treinta hombres y cuatro ametralladoras. Los fascistas nos hicieron añicos con artillería pesada y, entre bombardeos, enviaban oleadas de infantería al ataque… Tras dos días de bombardeos continuos tuvo que llegar el final… Nuestras ametralladoras volaron en pedazos, estábamos bajo fuego cruzado y era imposible recibir refuerzos. Quedamos solo cinco de nosotros armados con fusiles y tuvimos que emprender la retirada al escape, con un herido. Finalmente, el herido y uno de nosotros murieron en la retirada.

Pablo Carbonell, herido y llevado por camilleros para intentar su recuperación

El herido que murió en la retirada fue el comandante de ametralladoras Pablo Carbonell. El fotógrafo Randall inmortalizó el momento en que los sanitarios cargaban a Pablo, ya cadáver. Víctor (el menor de los tres hermanos Carbonell y el único que regresó a Puerto Rico con vida) recordó sus últimas palabras de ánimo para él y para la causa que defendía:

El 13 [17] de enero vi caer a mi hermano; ayudé a recoger su cuerpo, su corazón había sido traspasado por una bala. Tuvo tiempo para decirme algunas palabras, un mensaje de despedida para mi madre, un recuerdo para la patria, y una frase de ánimo para que siguiera adelante en la defensa de este ideal… Mi hermano murió como héroe, en mis brazos… Sus restos mortales descansan en el sector conocido por La Muela [el Muletón]… en una tumba fría, perdida (no hay una cruz o una piedra que señale el sitio en que descansan sus restos)… y allí duerme el último sueño. Gracias a Dios que lo enterraron. Muchas veces no hay tiempo para ocuparse de los muertos, y seguimos adelante en nuestro ataque. Ahora es que comprendo el dicho francés de ‘C ‘est la guerre’.

Ese día el ala izquierda del Mackenzie-Papineau, situado sobre la Masía del Chantre, sufrió una infiltración de la caballería enemiga, y tuvo que hacer frente a ella con éxito. Mientras tanto se mantenían fuertes bombardeos artilleros sobre la Ciudad que afectaron al comandante del Lincoln, el tejano Phil Detro, quien murió poco después en un hospital de Murcia. Al día siguiente el British dejó sus posiciones en Santa Bárbara y sus hombres se lanzaron a un furioso contraataque subiendo por el Barranco del Rubio hacia la cota 942. Subieron por la hondonada la Compañía del Mayor Attlee (sufriendo 21 muertos), la 3ª Compañía de Sam Wild, y la 4ª española. El esfuerzo inútil ya que tuvieron que abandonar la cota. Bill Alexander, jefe del British, plantó en la cima -antes de dar la orden de retirada- una tabla con la siguiente inscripción: «In the memory of the twenty-one of the 57th battalion of the 15th International Brigade who gave their lives around this spot in defence of Teruel».

El día 21 quedó destrozada la 2ª compañía del Mac-Paps, que sostuvo las luchas finales delante del valle del Alfambra. Pero, a pesar de sus pequeños avances, los franquistes no pudieron tomar Teruel. La resistència encontrada en ese ataque directo les convenció de que tendrían que intentarlo por una vía indirecta: lo que se llamó la operación o batalla del Alfambra. Así que el 22 cesó la tercera contraofensiva y el día 3 de febrero los internacionales fueron relevados del «puesto de honor» y enviados a reponerse al km 19 del Puerto Escandón. Las pérdidas interbrigadistas habían sido enormes, principalmente las de la XI BI. Los anglosajones tuvieron menos bajas, pero el Mac-Paps acusó la cifra de 250 muertos, el British 150 y el Lincoln 80.

Durante ese mes la XIV BI siguió en el sector situado al sur de El Escorial, combinando la defensa de la línea del frente con los ejercicios de preparación para nuevas operaciones militares. Se inició también este mes una profunda reorganización interna, abandonándose la idea, propiciada por su comandante Dumont, de crear una XIV BI bis que formaría una nueva División. La falta de efectivos, y las controversias que suscitaba el comandante, llevaron a la supresión del proyecto e incluso a prescindir de Dumont, que regresó a Francia. En su lugar fue elegido Marcel Sagnier, un obrero pintor que había demostrado valor y capacidad de dirección en los meses anteriores. Los batallones quedaron reducidos a cuatro: Comuna de Paris (9º), Domingo Germinal (10º), André Marty (12º) y Henry Barbusse (13º), y fueron suprimidos el Ralph Fox, el Henri Vuillemin y el Pierre Brachet.

El comisario de guerra, François Vittori, planteó a su vez una mejora del trabajo político con cursos de español, clases de alfabetización para los soldados españoles y actividades culturales. Todo ello permitió transformar una brigada que había tenido un comportamiento irregular en los meses anteriores en una unidad que supo hacer frente a los desafíos que se le plantearon en marzo de 1938 (batalla de Caspe) y en julio-septiembre (batalla del Ebro).

Por lo que se refiere a las brigadas XII y XIII BI, su actividad prosiguuió en la comarca oscense de la Litera. En la cronología escrita por la brigada Garibaldi se habla de la visita que una delegación hizo a Barcelona para agradecer a los obreros de las fábricas de guerra su aportación a la defensa de la República, visita que aprovecharon para rendir homenaje a Guido Picelli, Battistelli y Mario Angeloni, enterrados en Montjuic. El texto de la Cronología terminaba así: “Los soldados ayudan a los campesinos en todas las faenas y en la construcción de carreteras, refugios contra la aviación… además de perfeccionarse militar y políticamente”.

La XIII BI, tras volver del frente de Zuera a finales de diciembre a Binaced (en la Litera), marchó el 13 de enero a Puebla de Híjar, donde efectuaron “maniobras nocturnas y recogida de aceitunas”. El 25 el mando ordenó su traslado a Albalate y el 27 a Andorra (“teatro, baños…”, dice su cronología) y de allí, el 4 de febrero, a Calanda. Ya se estaba preparando su viaje, junto con la XII BI, para tomar parte en una operación, al sur de Extremadura, que tenía por fin distraer a las fuerzas franquistas de su ofensiva sobre Teruel.


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