Construir una conciencia histórica falseada, alterando los hechos para legitimar a quienes detienen a los instrumentos de poder, ha sido una controvertida práctica que sólo los modernos testimonios gráficos y documentales que han sobrevivido al fuego y al tiempo se han encargado de descubrir. A veces, la realidad es demasiado cruda y somos nosotros quienes “cerramos los ojos” y desarrollamos una resistencia pertinaz frente al sufrimiento ajeno.
En su ensayo Ante el dolor de los demás, en el que reflejaba sobre el impacto de los testigos gráficos de guerra, Susan Sontag escribió: “Ser espectador de calamidades que tienen lugar en otro país es una experiencia intrínseca de la modernidad, ofrenda acumulativa de más de siglo y medio de actividad de estos turistas especializados y profesionales llamados periodistas”. Podemos, como afirmó la autora "responder con indignación, compasión, excitación o aprobación, mientras cada miseria se exhibe a la vista".
Ocultar la verdad ya no es tan fácil desde que la democratización del acceso a archivos de todo tipo ha facilitado la emergencia de nuevas interpretaciones del pasado, potenciando, al mismo tiempo, el perfil del artista-investigador que lleva estos relatos al universo de las imágenes. Si esto añadimos que hoy es posible viajar y moverse por el pasado y el presente, por paisajes, textos, caminos e historias de la mano veloz de las tecnologías, tendremos un inventario artístico muy parecido al que mueve a la acción Daniel García Andújar ( Almoradí, 1966). El artista ha hecho de la búsqueda de materiales fotográficos, textuales, diarios, artículos y reseñas de prensa, revistas y otros, parte esencial de su programa artístico, que cuestiona los sistemas dominantes de representación y gestión de las imágenes. Esta línea de trabajo es lo que le ha convertido en uno de los artistas actuales imprescindibles del arte actual, como prueban su participación en Documenta 14 de 2017 en Kassel y Atenas, la Manifiesta 4, la 53 Bienal de Venecia y, entre otros, su muestra individual de 2015 en el Centro de Arte Reina Sofía, comisariada por su director Manuel Borja-Villel.
El mar Mediterráneo y sus historias heroicas o corrientes, muchas de ellas perdidas entre las nieblas del pasado, protagoniza el proyecto de García Andújar por Es Baluard, sin duda uno de los más destacados de la reciente programación del Museo. Este hermoso mar es el hilo conductor que permite al artista reflexionar sobre aspectos como la exclusión o el exilio voluntario o forzado. Patent de cors hace referencia a aquel título documental que otorgaba a sus propietarios el derecho de atacar y arrebatar barcos y poblaciones enemigas, una licencia que el artista hace extensible al abuso de poder ejercido secularmente sobre los más vulnerables.
Como recuerda Marina Fokidis, en su texto “Dónde estamos ahora”, publicado en Atenas en 2022: “El Mediterráneo ha sido un lugar marcado (y todavía lo es) por colonialismos superpuestos, también por alianzas entre países del sur. Guerras, esclavitud, violaciones, violencia política y opresión en todas sus manifestaciones han persistido siempre en la zona y han obligado a los pueblos a buscar constantemente una oportunidad para sobrevivir”. Y para mostrar que los prejuicios vienen de lejos, sobre las vitrinas que contienen documentos relativos a la vida y obra de este exiliado recuperado del olvido García Andújar ha colgado dos cuadros que representan el embarque de los moriscos en el puerto de Dénia y su puerto de Orán y Denia durante el siglo XVII.
El gran volumen de información de Patent de Cors convierte esta muestra en una especie de atlas o mosaico de más de trescientas imágenes que viajan por la geografía y la historia, por el pasado y el presente, congregando en un mismo ámbito las narraciones míticas de la literatura y los mitos grecorromanos con la dramática actualidad de las pateras y, entre otros, con los pasos perdidos de muchos personajes que quedaron marcados después de la Guerra Civil por los poderes fácticos del Estado, como el escritor, periodista y músico menorquín Deseado Mercadal Bagur (Mahón, 1911-2000), que hizo parte de la resistencia de Menorca durante la Guerra Civil y vivió el drama del exilio y el encarcelamiento en campos de concentración, hasta que pudo regresar a Menorca en 1965.
La figura inmóvil de un imponente Poseidón simbólico de la herencia clásica domina el ámbito expositivo, presidiendo la sala de Es Baluard y el vídeo en el que le vemos “navegando” en una precaria embarcación típica mallorquina, mientras suena la bella música que evoca un fragmento de La Divina Comedia de Dante Alighieri, siglo XIV, Inferno-Canto 1: “Nel mezzo del camino de nuestra vita me ritrovai por una selva oscura, ché la diritta era smarrita”. Este viaje sin rumbo fijo del manantial del mar enlaza directamente con el drama de tantos emigrantes que pierden la vida durante la temible travesía. Cierto, el Mediterráneo es hoy día no sólo un mar en crisis ecológica sino también la “tumba” en la que reposan los restos anónimos —como muestra el panel de datos— de casi 25.000 personas a día de la inauguración de la muestra.
Esta simbiosis entre la actualidad y el mito, entre la imagen fija y el dato cambiante, es uno de los atractivos de un proyecto innovador a la hora de presentar lo conocido de una forma supresiva, como es que la extraña forma geométrica irregular surgida de la combinación por ordenador de todos los perfiles de las costas del Mediterráneo, que disponen de un total de 163 puertos, magnitud que hace visible el mural de imágenes esquemáticas creado por el artista. No es azarosa esta acumulación y combinación de tiempo e imágenes que provocan en nuestra mente una idea de la enormidad del temático abrazo. Este efecto no es más el resultado del "nomadismo" que practica con tanta vehemencia Daniel García Andújar.
En su célebre ensayo "El problema de la conciencia histórica", el filósofo Hans Georg Gadamer afirmó que "es indispensable que la conciencia rinda cuenta de sus prejuicios seculares". Y éste es, tal vez, la “deuda” que García Andújar hace suyo en este impresionante proyecto, descubriendo la realidad del doble holocausto que se esconde en estas aguas serenas que dibujan uno de los paisajes más preciados del mundo. Es decir, tanto el drama de la pérdida actual de las vidas de los desesperados que escapan de la pobreza o la persecución religiosa o racial, como las luchas y las invasiones entre pueblos y, en particular, la fuga de quienes fueron señalados por los ganadores de la infame Guerra Civil Española.
Es de agradecer que el arte contemporáneo haya abrazado todas las manifestaciones de la vida en sociedad para analizar críticamente sus comportamientos actuales, así como las raíces de los idearios y los vínculos con ideas preconcebidas o, incluso, las amistades y enemistades entre pueblos. Que los artistas nos abran los ojos y nos muestren en imágenes la intensidad de lo que quizás no nos llega sólo con los textos. Vivimos en la era de la imagen, un tiempo en el que el arte se ha entrelazado no sólo con el presente sino también con la historia, un entrelazamiento frutoso que hace del arte también un instrumento de reparación.
Daniel García Andújar: Patente de Corazones
Museo de Arte Contemporáneo Es Baluard, Palma
Del 16/09/22 hasta el 22/01/2023
Comisaria: Imma Prieto
Fotografías: David Bonet por Es Baluard.
Fuente → eltemps.cat
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