Cuatro poetas en guerra

Cuatro poetas en guerra

Antonio Machado-Federico GarcíA Lorca-Miguel Hernández-Juan Ramón Jiménez

Autores: Ian Gibson (por la obra original) y Quique Palomo (por la adaptación gráfica). Publicado por Planeta Cómic en octubre de 2022; 104 páginas, color; más 5 páginas de bocetos.

Ian Gibson: Dublín, 21 de abril de 1939. Hispanista internacionalmente reconocido y, desde 1984, ciudadano español. Poseedor de una fructífera obra relacionada con la Guerra Civil Española y el Franquismo. Es así mismo autor de tres obras adaptadas al cómic: Ligero de Equipaje (de la que ya hemos hablado en este blog), Vida y muerte de Federico García Lorca (de la que aún no hemos hablado) y Cuatro Poetas en Guerra, la obra que traemos este mes; las tres en colaboración con Quique Palomo.

Quique Palomo: nacido en Madrid, es Licenciado en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid e ilustrador profesional desde 1991, siendo colaborador habitual para publicaciones en distintas editoriales, grupos educativos y prensa escrita. En los últimos años se ha dedicado al cómic histórico narrando los años de gobierno de Salvador Allende en El Golpe, editorial Pehuén (Chile) y las biografías de Federico García Lorca y Antonio Machado en Vida y muerte de Federico García Lorca y Ligero de equipaje, ambos en Ediciones B y el cómic del que vamos a hablar, Cuatro poetas en guerra, en Planeta Cómic; un repaso de las biografías de los cuatro poetas de la generación del 27 y del Modernismo.

Estamos de nuevo ante una exitosa forma de colaboración ya conocida entre Ian Gibson y Quique Palomo; la conocíamos por la presentación en esta misma sección del cómic Ligero de equipaje. Cuatro poetas en guerra no defrauda, sigue la línea narrativa y de dibujo de los anteriores, con un resultado final sobresaliente, lo que le pone a la altura de uno de los cómics memorialistas imprescindibles. En este caso no se repasa la biografía completa de los 4 poetas, sino sólo la parte de su vida correspondiente a los albores de la Guerra Civil, la propia guerra y el exilio. Por lo tanto, estamos ante una nueva y novedosa perspectiva, muy impactante y dramática, en un estudio estremecedor sobre la lealtad a la causa republicana de cuatro de las mejores voces poéticas de la España del siglo XX, represaliada con la muerte en el exilio, el fusilamiento a sangre fría y la muerte en la cárcel.

Este cómic se publica en el marco del 40 aniversario de Planeta Cómics, lo cuál para los aficionados al cómic memorialista es de agradecer, y prueba una vez más que un género como este está vivo y tiene un mercado consolidado que permite que periódicamente se publiquen este tipo de obras, sean estas de encargo, adaptaciones u obras de libre creación.

El cómic está estructurado en 5 capítulos, uno de introducción, con la llegada del periodista argentino Pablo Suero, intimo amigo de Federico García Lorca y autor del libro de entrevistas “España levanta el puño” (1937),y cuatro capítulos, correspondientes a cada uno de los poetas. El capítulo de introducción consta de 12 páginas y a modo de flhases Pablo Suero nos descubre la situación política y social de la España de la época, comprobando el retroceso que se ha producido durante el bienio negro y la tensión y politización de la sociedad, así como los movimientos revolucionarios que en ella se producen, para lo cual se entrevista con personalidades como los propios poetas, pero también con los dirigentes políticos del momento. Con Azaña, que le explica la necesidad de unidad de las izquierdas y por lo tanto de creación del Frente Popular y como, en caso de ganara las elecciones, tienen previsto aplicar una política de “sentido común” que la derecha despreciará; Indalecio Prieto, que le dice que el programa del Frente Popular es tan conservador que sería calificado de derechas en otro país; Largo Caballero, que le dice que una vez traída la República, el deber ahora es traer el socialismo; José Antonio Primo de Rivera, que exalta el nacionalismo español y la figura de los Reyes Católicos; Gil Robles, al que considera un político mesiánico. Después dirige su mirada a los 4 poetas citados y en la entrevista a Machado, este se muestra muy pesimista, y dice que no espera nada de la II República y que lo que espera es una III República de verdad y democrática, sin traidores. Juan Ramón Jiménez también se muestra muy pesimista, y sólo confía en Azaña y el comunismo que puede llegar con él, definiéndose como comunista individualista. Con Lorca recorre las calles y bares, conociendo la realidad social del momento y brinda por una nueva III República. A Miguel Hernández no puede entrevistarlo. Este capitulo tiene la particularidad de que su entintado es diferente a los del resto del cómic, empleando en este caso los colores celeste y rosa.

El capítulo dedicado a Antonio Machado consta de 23 páginas. En la presentación, a una página, nos presenta a un Machado muy mayor hablando con el periodista, y a su anciana madre dormitando y con la cabeza totalmente ida; podemos ver la huida a Francia, el bloqueo de la frontera que impide el paso del coche que los transporta y como tienen que seguir caminando bajo una intensa lluvia abandonando sus posesiones; el trato inhumano que reciben en la frontera por parte de las autoridades francesas; nos cuenta el enorme pesimismo de Machado, que ve como bombardean Madrid y tiene que huir primero a Valencia y después Barcelona; de una República que va perdiendo terreno y va siendo derrotada, y por ello la necesidad que siente de terminar la obra que estaba escribiendo, La Guerra. Describe como viven en esa permanente huida, sus costumbres y visitas, la crueldad de los bombardeos y la intervención de las tropas mercenarias. En este capítulo es donde menciona la famosa reflexión de que: “Para los estrategas, políticos e historiadores habremos perdido la guerra, pero que humanamente no estoy tan seguro. Quizás la hayamos ganado” y cuando por fin se establecen en Colliure como encuentran algo de calma y de cariño; vemos como en uno de sus paseos Antonio dice a su hermano José que lo que más le duele es haber perdido la libertad. Nos cuenta como Antonio cae gravemente enfermo, para morir cuatro días más tarde. Cuando muere, y en su comitiva funeraria aparecen espacios en blanco, sin viñetas, que nos hacen parar la lectura y reflexionar.

El capítulo referente a Miguel Hernández consta de 27 páginas y en el mismo nos describe como Miguel va tomando conciencia política, participando en las Misiones Pedagógicas, afiliándose al PCE y al 5º Regimiento, en el que le nombran Jefe del Departamento de Cultura de su Brigada, ya que a diferencia de otros intelectuales, Miguel Hernández participó como un soldado más en la Guerra Civil, sin privilegios. Nos describe su viaje a la URSS y su decepción por lo que ve. Su enfrentamiento y enemistad con Rafael Alberti y Mª Teresa León, y la pérdida del apoyo del PCE. Su huida a Madrid, Sevilla y Portugal, donde es detenido y entregado a los golpistas, que en una primera instancia le ponen en libertad; y como su familia y su círculo de amigos le insta a que huya a Gibraltar para ponerse a salvo, cosa que no hace pues tiene la conciencia tranquila y sólo desea estar con su familia; vemos como los golpistas le tenían preparado la apertura de una nueva causa judicial por la que le condenan a muerte, condena conmutada por la de 30 años de prisión precisamente “para no tener dos Lorcas”. Pero sobre todo se nos muestra a Miguel Hernández como una persona que actúa con gran coherencia en sus últimos momentos, en los que para que intercedan por él y le pongan en tratamiento médico le piden que firme una carta de arrepentimiento, a lo que se niega rotundamente. Muere por tuberculosis el 28 de marzo de 1942, como una persona íntegra que no traiciona sus ideales, a sabiendas de que si permanecía en la cárcel sin atención médica iba a morir.

Juan Ramón Jiménez, Premio Nobel de Literatura en 1956 tiene un capítulo de 18 páginas; en la primera aparece el sofá donde trabajaba y en la segunda aparece junto a su mujer, Zenobia, moribunda, en el momento en el que le anuncian que le han concedido el premio Nobel, premio que en ese instante le es indiferente y cuya entrega delega en su amigo Jaime Benítez. Se le presenta como una persona asocial, depresiva, inestable, y obsesionada con terminar la ingente obra de 21 volúmenes que tiene planeada, y que debido a una enfermedad que le diagnostican sólo tiene una década para poder hacerlo. Aparece el telegrama que le envían Dalí y Buñuel despreciando su obra. Su reunión con Azaña para pedirle que le ayude debido a su pésima situación económica y la propuesta que éste le hace de que sea el Agregado Cultural en la Embajada de EEUU; como en el viaje a su nuevo destino puede comprobar la nula disposición del Gobierno Americano y los poderes mediáticos a apoyar a la República, e incluso como desde algunos medios de comunicación americanos se ensalza la figura de Franco. Sin embargo, a pesar de no obtener el apoyo de los americanos, inicia un periplo por Puerto Rico y Cuba dónde se convierte en una figura pública muy popular, y un gran propagandista defensor de la causa republicana. Incluso una viñeta a una página nos presenta el mapa de los desplazamientos que hizo. La última página de este capítulo es para describir la muerte de su amada Zenobia y como la misma le dejó desolado, sin ganas de vivir; en la última viñeta vemos el mismo sillón que aparece en la primera, sólo que más pequeño y sin color. He de decir que la presencia de Juan Ramón Jiménez es lo que me ha llevado a que este mes presente este cómic, ya que es una personalidad de la que hasta la fecha yo no conozco ningún cómic en el que se hable de su figura. ¡Valla con ello un merecido homenaje a la figura de este gran poeta e intelectual!. 
 
El capítulo de Federico García Lorca tiene 21 páginas. Empieza en la víspera de su asesinato, y como por la noche, se lo llevan a fusilar, presentándonos a un Federico muy asustado. Nos describe como ante el empeoramiento de la situación, Federico, a pesar de que algunos amigos no se lo recomienden, decide huir de Madrid y viajar a Granada, viaje que adelante tras el asesinato del teniente de la Guardia de Asalto, José Castillo y al día siguiente de Calvo Sotelo, refugiándose en la huerta granadina, en una casa familiar donde alejado de la capital se siente seguro. Pero a raíz de la detención del casero de la finca donde se refugia y la amenaza de la Guardia Civil de detenerle bajo la acusación de tener una emisora con la que se comunica con los rusos, decide refugiarse en la casa de los Rosales, amigos de Federico y destacados falangistas granadinos, pero que a pesar de la protección de la familia Rosales es detenido. Nos describe el momento de su detención y los intentos de los Rosales de salvarlo, consiguiendo incluso una orden de puesta en libertad firmada por el Gobernador Militar, pero que según el Gobernador Civil ya es tarde puesto que se lo han llevado detenido a un lugar indeterminado, aunque dicha acción es completamente falsa y como a continuación el Gobernador Civil llama personalmente a Queipo de Llano, quién por mor de la política de represión y crueldad sin límites dice lo de “al poeta, café, mucho café” para terminar con la onomatopeya BANG a doble página, en una descripción estremecedora. Seguido aparecen en la taberna los asesinos de Federico, pistola en mano y manchados de sangre, presumiendo de haber fusilado al señorito poeta maricón, que muy asustado pedía clemencia. Termina con unas viñetas con el mismo color que las del primer capítulo, en las que le comunican a Pablo Neruda la confirmación del asesinato de Lorca y como después de tres intentos de encontrar los restos del poeta estos siguen sin aparecer, y con un recuerdo a las más de 115.000 personas enterradas en las cunetas. 
 
El dibujo es el característico de Quique, sencillo pero eficaz. Su narración está hecha en flashback, cambiando permanentemente del presente al pasado, en unos giros narrativos muy logrados, que hacen más atractiva su lectura y que no suponen ningún problema para la compresión del texto. Con el objetivo de que se puedan distinguir perfectamente esos cambios temporales emplea los colores celeste y marrón para el presente y el cian para el pasado inmediato. Destacar también la magnífica portada de Quique Palomo, una maravilla y muy ilustrativa de lo que nos vamos a encontrar en el interior del cómic. 
 
Aunque ya lo he dicho anteriormente lo recalco porque me parece una de las ideas troncales de este trabajo, todos los capítulos tienen el elemento común de presentar a los poetas como seres humanos críticos, coherentes, comprometidos y dotados de profundos principios republicanos, dispuestos a defenderlos hasta el final de sus vidas. 
 
La última página es un breve recordatorio de la profundidad de la poesía de Machado, de la crueldad y el calvario hacia Miguel Hernández, de la ingente obra, de Juan Ramón Jiménez, que le fue imposible ordenar, que junto con Lorca, los cuatro grandes poetas pertenecientes a la Generación del 27 y el Modernismo, que a pesar de su infinita calidad poética por sus principios y valores progresistas y republicanos fueron silenciados por el franquismo. Este cómic finaliza con un bello epílogo que reproducimos: 
 
“Este libro evoca a cuatro poetas republicanos silenciados, de una manera u otra, por el fascismo; representantes al mismo tiempo de toda una generación de creadores descoyuntada por una Guerra Civil innecesaria y desastrosa. 
 
Desde la muerte de Franco hemos vivido una progresión sin parangón en la historia de España. Pero queda la asignatura pendiente de la Memoria Histórica, aún poco satisfactoria a juzgar por tantos símbolos y recuerdos de aquel Régimen brutal. 
 
Mientras no se asuma la tragedia de la Guerra Civil y la Dictadura, la suicida ruptura cultural que supuso la implantación de aquel estado tiránico, España no va a avanzar con pie seguro hacia el futuro. 
 
Que la obra de estos poetas ayude y anime a la reconciliación para lograr el país culto, tranquilo y magnánimo por el cual luchó cada uno a su manera”. 
 
Un gran cómic que en un momento como el actual, ante el auge del fascismo, nos ayuda a comprender nuestro pasado para aprender de él. Un cómic imprescindible que espero que os guste tanto como a mí. 
 
Un saludo. Casimiro Castaño. 
 
P.D.: desgraciadamente me ha sido imposible encontrar en internet imágenes o páginas originales, y por ello he tenido que recurrir a fotografiar páginas de mi propio cómic para insertarlas en el artículo, con un resultado malo que no hace honor a la calidad de las páginas del trabajo.