Textos escolares sobre la obediencia en el franquismo
Textos escolares sobre la obediencia en el franquismo
Eduardo Montagut
 
Planteamos un ejercicio de comentario breve de unos textos sobre el valor de la obediencia de los escolares, que definen fundamentalmente uno de los principios fundamentales del franquismo donde era imposible el cuestionamiento de las decisiones que tomaba el poder. Desde pequeños los españoles debían acostumbrarse, por lo tanto, a obedecer, sabia máxima para mantener una dictadura: 
 
"Los españoles tenemos la obligación de acostumbrarnos a la santa obediencia. Nada de murmuraciones, de reservas, de discusiones. ¿Nos manda quien sabe y quien puede? ¡A cumplir fielmente lo mandado! Esta debe ser nuestra consigna. ¿Y quien juzga al que tiene el máximo poder? Dios y la Historia. A Uno y otra dará cuenta. Lo demás no es de nuestra incumbencia", en H.S.R., Así quiero ser, el niño del Nuevo Estado, año 1944.
 

Fijémonos en varios aspectos:

1. El español debe acostumbrarse a obedecer. El franquismo estableció la idea, que se resiste a desaparecer hoy en día, de que los españoles son levantiscos, desorganizados y tendentes a luchar entre sí. De ahí la consigna de que había que obedecer a quien sabía y podía hacerlo. Importante tanto es el saber como el poder a la hora de mandar.

2. En el país habría un máximo poder al que obedecer, en última instancia. Ese poder no debía dar cuenta a los ciudadanos o a ninguna institución humana sino a Dios y a la Historia. Nadie podía exigir responsabilidades al jefe supremo, es decir, a Franco. Los españoles debían aprender esto desde la más tierna infancia.

"Todos los flechas nos proponemos seguir ciegamente las consignas que se nos dan, ser fieles a ellas, obedecer las jerarquías, amar a Dios y a nuestra Patria hasta llegar al sacrificio, si es preciso, en defensa de los ideales proclamados por los buenos españoles durante la Cruzada de Liberación", en Lectura en Acción, Editorial Magisterio Español.

En una sola frase se condensan muchas ideas de la época:

1. Obediencia sin reservas, obediencia ciega, nada de cuestionamientos, de petición de explicaciones, de debate. Los flechas obedecen a sus mandos sin rechistar. Es importante enseñar a los chicos esta máxima no sólo para que funcione la Falange, sino para que el régimen pudiera desarrollarse sin problemas de ningún tipo. El perfecto flecha se convertiría, en un futuro próximo, en el perfecto y buen ciudadano obediente y respetuoso con el poder.

2. El flecha debe dar la vida por Dios y por la Patria. La consigna es terrible porque no se olvide que se trataba de niños. El desprecio por la muerte, instituido en el bando franquista en la Guerra, seguía presente después.

3. Los grandes ideales fueron proclamados, de nuevo, por los buenos españoles, ya que, como bien sabemos, hay malos españoles.

4. La guerra fue una cruzada de liberación. El lenguaje militar y religioso se entremezcla.

"El Caudillo manda, organiza, resuelve, y todos los españoles obedecen", en H.S.R., "Así quiero ser, el niño del Nuevo Estado", 1944.

Verdad sin discusión. Se trata de una máxima contundente para remarcar la necesidad clara de la obediencia, desde pequeños.


Fuente → elobrero.es 

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