
Un ensayo reúne a veinte investigadores para resignificar un archivo de imágenes desconocidas de la Jefatura Provincial del Movimiento en Pontevedra durante los años cincuenta
Los años cincuenta, una época desdibujada
Una de las tesis que sostiene el libro sobre el contexto de la propaganda franquista es que es un error conceptual entender los años cincuenta como una suerte de bisagra. Un paso necesario entre el primer franquismo represivo y genocida y un segundo franquismo supuestamente menos violento y desarrollista. La encargada de estructurar esos argumentos es la historiadora y profesora de la Universidade de Santiago de Compostela (USC) Ana Cabana Iglesia. A su juicio, esta segmentación del período tuvo sentido en la praxis de la investigación pero “trajo consecuencias perniciosas”. La primera fue, explica, dotar de cierta amabilidad a este segundo período cuando lo que realmente hubo fue “una dictadura que moduló la represión en función de sus capacidades y las presiones que imponía el contexto internacional”.
Por otro lado, Cabana sostiene que esa década es la que menos atención ha recibido por la historiografía porque se presuponían años en los que “no pasó nada”. “En los cuarenta [...] el bando ganador de una cruel guerra civil toma todos los resortes del poder estatal y en los sesenta y setenta se ve su declinar y fin”, explica. Los cincuenta parecían carecer de atractivo per se. “Un error de percepción donde los haya. Fue la década de consolidación del franquismo”, añade. Lo que perseguía el régimen con estas mil fotografías y decenas de miles más por todo el Estado era inmortalizar “ese respaldo social que validaría su condición de pseudo Estado de derecho”. Un intento por dar apariencia de legitimidad a la ilegitimidad. Cabana señala que en los cincuenta la población asumió que había dos caminos para sobrevivir a la dictadura: ser franquista o aparentarlo.
Y es aquí donde la profesora de la USC aborda la complejidad de
diseccionar las imágenes propagandísticas a las que se enfrenta. “No
quiere decir que las escenas fotografiadas sean ficticias. Este tipo de
actos unían una dosis de realidad y otra de ficción en un mismo marco
referencial”, escribe. La realidad histórica de entonces era mucho más
compleja de lo que estos cientos de imágenes pretenden retratar. Por eso
Cabana apunta “a los ángulos muertos” y pide “abrir el angular”. Trae a
colación el término Mitläufer que Géraldine Schwarz emplea
para referirse a todas las personas que llenan los fondos de todas estas
fotos. Personas que siguen la corriente, de las que se desconoce el
grado de afiliación real a la dictadura pero que son parte necesaria
para el sostenimiento de un régimen genocida.
Para la contextualización de las trescientas fotografías, el libro cuenta con artículos de veinte personas expertas en el estudio de la dictadura franquista y la memoria: Montse Fajardo, José María Cumbraos, Ana Cabana Iglesia, Dionisio Pereira, Lola Varela, Marcelino Abuín, Lucio Martínez Pereda, Xoán Carlos Garrido, María Victoria Martins, Xosé Álvarez Castro, Xosé Enrique Acuña, Manu Igrexas, Antón Mascato, Pepe Novas, Xoan Carlos Abad, Xosé Paz Antón, Xosé Lois Vilar, Carlos Méixome, Natalia Jorge y Carmen Corgo.
Fuente → eldiario.es
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