Los brigadistas franceses que defendieron a la II República
Los brigadistas franceses que defendieron a la II República
Manuel del Valle

La XIV Brigada Internacional, conocida como La Marsellesa, sufrió importantes pérdidas en el asalto a Boadilla del Monte, al igual que ocurrió en la batalla del Jarama, si bien lograron frenar el avance fascista.

Al estallar la Guerra Civil una explosión de solidaridad se volcó con la República. Esta se concretó en las Brigadas Internacionales, formadas por personas procedentes de todo el mundo que combatirían al fascismo y tratarían de evitar que España corriera la misma suerte que Italia y Alemania.

En artículos posteriores trataremos la ayuda internacional a la II República, pero en esta ocasión queremos referirnos concretamente a los franceses que formaron parte de las Brigadas Internacionales.

El fenómeno de las Brigadas surgió durante los primeros meses del conflicto. Los medios de comunicaciones internacionales se hicieron eco de la situación de guerra que desde el 18 de julio de 1936 se vivía en España. Casi inmediatamente se fueron organizando algunos proyectos para el envío de voluntarios para combatir a los sublevados y fascistas, especialmente tras conocer que las potencias democráticas no ayudarían al gobierno de la República, puesto que habían creado un Comité de No Intervención.

La Unión Soviética fue clave para que nacieran las Brigadas Internacionales, así el 18 de septiembre (dos meses después del golpe de Estado), el Komintern de Moscú aprobó el envío de voluntarios con experiencia militar en apoyo de la República. A partir de este momento los partidos comunistas de todo el mundo comenzaron a reclutar voluntarios al margen de cualquier petición del gobierno español.

Fue el Partido Comunista Francés (PCF), desde París, el que organizó el reclutamiento y André Marty, Secretario General de la III Internacional, coordinó el alistamiento junto con Martínez Barrio. La idea era reclutar a gentes de izquierda de todas las ideologías, pero la realidad fue que solo acudieron masivamente los comunistas. Solo un pequeño porcentaje de socialistas, anarquistas y trotskistas participaron.

En total acudieron unas 60.000 personas de 53 países diferentes, en su mayoría eran europeos: se estima que más de 3.000 fueron polacos, otros tantos italianos, en cuanto al número de franceses se sitúan entre los 8.000 y 9.000, más de 2.300 estadounidenses acudieron, también fueron numerosos los ingleses, checoslovacos y yugoslavos. El entrenamiento básico de estos voluntarios tenía lugar en Albacete y fueron organizados por nacionalidades y por lengua común. Se conformaron así seis brigadas, cada una de las cuales podía tener entre tres y seis batallones con unos 650 miembros cada uno. Los batallones a su vez fueron organizados en tres compañías de fusileros y una de ametralladoras, dirigidos por un comisario político y un jefe militar.

La actitud del gobierno francés ante la Guerra Civil fue la de sumarse al Comité de No Intervención liderado por Gran Bretaña. No obstante, los trabajadores franceses adoptaron otra resolución muy distinta. A través del Partido Comunista, de sindicatos como la CGT y del Socorro Popular Francés constituyeron numerosas organizaciones para ayudar a la República, tales como la Comisión de Solidaridad con el Pueblo Español, el Comité de Instalación de Niños Españoles o las propias Brigadas Internacionales.

Cuando los primeros brigadistas franceses llegaron a España formaron, junto con los belgas, el batallón Comuna de París, si bien no fue el único, ya que otros fueron el batallón André Marty, el batallón Henri Vuillemin, el Louis Michel, el Domingo Germinal, el Henri Barbusse y el 6 de febrero. Como ocurrió con la generalidad de los brigadistas internacionales, la mayoría de los franceses que acudieron eran comunistas y fue frecuente que algunos hubiesen sido veteranos de algún conflicto bélico como la Primera Guerra Mundial o las guerras coloniales de Marruecos, Siria o Indochina.

El 1 de noviembre de 1936 el batallón Comuna de París tomó parte de la defensa de Madrid, teniendo como armamento el Fusil Remington Mle 1915, retirados tras la Gran Guerra. Con poco más material pudieron contar, ya que no dispusieron de bayonetas, granadas, ametralladoras, cascos, máscaras de gas o víveres de reservas. El batallón tomó parte de los combates en torno a la Ciudad Universitaria, donde perdió dos tercios de sus hombres, y frenó la ofensiva fascista sobre el Manzanares en el Cerro de los Ángeles.

Para el 2 de diciembre fueron reagrupados en la XIV Brigada Internacional, conocida como La Marsellesa, con los batallones Sans Nom, Vaillant-Couturier, La Marsellaise y Henri Barbusse. La nueva Brigada sufrió importantes pérdidas en el asalto a Boadilla del Monte, al igual que ocurrió en la batalla del Jarama, si bien lograron frenar el avance fascista. Además, participaron en numerosas ofensivas como en la Sierra de Guadarrama, en Brunete y al sur de Madrid, en el sector de la Cuesta de la Reina.

En marzo de 1938, fueron trasladados al frente de Aragón donde expulsaron a los fascistas de Caspe con grandes esfuerzos y participaron en la batalla del Ebro. Se calcula que iniciaron el ataque a las posiciones enemigas unos 1.000 hombres, pero solo pudieron regresar poco más de un centenar, la mayoría heridos.

Fueron despedidos con honores en Barcelona el 28 de octubre de 1938, regresando a su país, pero al igual que los exiliados españoles, los brigadistas franceses recibieron el desprecio del gobierno francés, puesto que los internó en campos de concentración junto con los refugiados españoles. A pesar de esta situación, muchos no dudarían a la hora de defender a Francia de la invasión y posterior ocupación nazi, siendo durante mucho tiempo los únicos miembros de la resistencia activa. Así contamos con los ejemplos de Pierre Georges (alias Coronel Fabien), Jules Dumont, fusilado el 15 de junio de 1943, Pierre Rebière, filmado el 5 de octubre de 1942, Marcel Lamant (denunciado, torturado y fusilado en el fuerte de Mont Valérien), Jean Grandel, fusilado en Châteaubriant el 22 de octubre de 1941, Marcel Langer (guillotinado en Toulouse en 1943), o Joseph Epstein (apodado «Coronel Gilles», un comunista polaco fusilado en Fort Mont-Valérien el 11 de abril de 1944). Todos ellos, eran miembros del PCF y dieron su vida por la libertad. Hubo otros que siguieron luchando en España como parte de los maquis, como fue el caso de Josep Almudever Mateu, fallecido en 2021 y siendo el último brigadista conocido.

Estas personas fueron excepcionales, modelo a seguir para cualquiera. No dudaron en abandonar todo lo que tenían para dar su vida por una causa justa, la derrota del fascismo. Todavía, en 2022, España tiene una deuda impagable con todos los brigadistas, la cual se debe mitigar con reconocimientos oficiales y públicos, aunque desgraciadamente hayan de ser a título póstumo.

¡Madres! ¡Mujeres! Cuando los años pasen y las heridas de la guerra se vayan restañando; cuando el recuerdo de los días dolorosos y sangrientos se esfume en un presente de libertad, de paz y de bienestar; cuando los rencores se vayan atenuando y el orgullo de la patria libre sea igualmente sentido por todos los españoles, hablad a vuestros hijos; habladles de estos hombres de las Brigadas Internacionales.

Contadles cómo, atravesando mares y montañas, salvando fronteras erizadas de bayonetas, vigiladas por perros rabiosos deseosos de clavar en ellos sus dientes, llegaron a nuestra patria como cruzados de la libertad, a luchar y a morir por la libertad y la independencia de España, amenazadas por el fascismo alemán e italiano. Lo abandonaron todo: cariños, patria, hogar, fortuna, madre, mujer, hermanos, hijos y vinieron a nosotros a decirnos: ¡Aquí estamos!, vuestra causa, la causa de España es nuestra misma causa, es la causa de toda la humanidad avanzada y progresiva.

Dolores Ibarruri.


Fuente → nuevarevolucion.es 

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