Las páginas amarillas de la represión franquista
Las páginas amarillas de la represión franquista
Iñaki Urdanibia

 

Estamos ante un libro en el que, como en botica, podemos encontrar todo aquello que nos interese, en lo referente a la dictadura franquista y sus víctimas y responsables directos, aquella democracia orgánica, fórmula que podría interpretase como que se hacía lo que le salía de sus órganos al caudillo, o como que el régimen que maltrataba, de manera sistemática, los órganos de quienes osaban enfrentarse a él: detenciones, torturas, violaciones, prisiones, leyes infames y la aplicación celosa por parte de los guardianes del orden y la ley.

Cerca de setecientas páginas en las que se facilitan 14.000 nombres de personas encarceladas por el franquismo, lista que va acompañada de la procedencia y la organización política de los nombrados y de los centros en que estuvieron detenidos, detallándose igualmente los asesinados (tiros al aire made in Spain, que rebotaban de lo alto a la tierra=, quienes fueron sometidos a malos tratos y torturas, los ejecutores de tales, los abogados que se dedicaron a la defensa de los anti-franquistas; amplísima información que va acompañada de un glosario y los términos de argot carcelario…sin obviar los testimonios gráficos, 300 fotos, muchos de ellos inéditos, obtenidos en prisión… el autor, preso a la sazón, logró introducir al interior de la cárcel una cámara fotográfica.

Todo esto recoge una obra imprescindible no solamente de cara a la consulta de investigadores o estudiantes sino para todos aquellos que deseen conocer a quienes tuvieron el valor de enfrentarse al régimen franquista; estoy hablando de «Presos del franquismo de la A a la Z. La represión de la dictadura(1963-1977)» de Luis Puicercús Vázquez “Putxi” (Madrid, 1951), editado por Fundación Aurora. El autor sabe de qué habla, ya que probó en sus carnes las bondades del régimen, de sus comisarías y sus prisiones debido a su militancia en el PCE(m-l)/FRAP; tras tres años de encierro entre rejas, entre 1972 y 1975, decidió al salir que era de justicia rendir homenaje a todo aquellos que habían arriesgado su vida por luchar contra la dictadura; más tarde vendría la ley de Amnistía de 1977, que más atinado sería llamarla ley de punto final, ya que todo quedó atado y bien atado, y quienes cometieron todo tipo de atrocidades salieron de rositas, siguiendo en sus puestos de dominio…responsables sin responsabilidad, culpables sin culpabilidad de los que hablase Günther Anders.. La ímproba tarea que se propuso llevar a cabo Puicercús, la inició por las cárceles por las que había pasado: Carabanchel, Jaén y Palencia, más tarde, en 2014, amplió la empresa, revisando el periodo en el que estaba vigente el siniestro TOP, Tribunal de Orden Público, que sea dicho al pasar, se le acumulaba tanto trabajo que tuvo que crear otros tribunal bis, el TOP 2. Obviamente no pasaré lista, pues ya está pasada, con sección especial, con doscientas biografías, dedicada a los Imprescindibles, ya fallecidos, mas sí que me parece oportuno subrayar la presencia de los responsables de la represión, yendo de ministros a los brutales y sádicos verdugos, pasando por algunos militares, leemos los infames nombres de policías torturadores, militares y jueces de cuyas tropelías se dan cuenta, y vemos sus fotos, detallando los métodos de tortura, el tipo de los “hábiles” interrogatorios y las secuelas que estos dejaron en sus víctimas.

Para completar el trabajo, en el que no se hace distingos entre filiaciones políticas de los presentes ya que todos ellos tenían de uno u otro modo el denominador común de luchar contra el régimen franquista. Como no es de extrañar para llevar a buen término su trabajo, no le ha faltado la ayuda de diversas organizaciones y militantes de diferentes organizaciones y fundaciones, siendo muestra de ello, amén de la diversidad de los militantes nombrados en lo que hace a su pertenencia a filas anarquistas, sindicalistas nacionalistas vascos y catalanes, o comunistas de distinto pelaje, los textos que abren la obra en lo que se ve una amplia pluralidad: un miembro de la Fundación Aurora que había sido miembro de la CNT, un secretario de Memoria Histórica que había estado preso por su militancia en el PCE, el presidente de la Asociación de Memoria Histórica del distrito de Latina, un responsable de Podemos, miembro de la Fundación Euskal Memoria, un historiador y el presidente de la Fundación Federico Engels.

Concluiré diciendo sin ambages que estamos, y no me duelen prendas repetirme, ante una obra ejemplar y necesaria, que ha salido adelante sin ningún tipo de subvención institucional ni de la Administración y con la casi nula colaboración de los funcionarios de las cárceles visitadas.

Añadir más, que podría hacerse sin pasarse ni un pelo, conduciría a un ejercicio de repetición, elogiosa, de que estamos ante una obra enciclopédica ejemplar y necesaria, que hace un hondo ejercicio de memoria histórica y de verdad.

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Dejadme que os cuente…una experiencia personal

Fui detenido en dos ocasiones, en 1972 y en 1973, como consta en las páginas del libro. Sin entrar en mayores detalles sí que no me resisto a contar algunas sognificativas anécdotas, y que se me excuse hablar en primera persona, no de moi-même, sino de algunos sujetos con los que me vi obligado a tratar por desgracia; conste que lo hago más que nada para, a través de estas anécdotas, señalar el descaro normalizador que usaban los lacayos de la represión.

En el cuartelillo: fui tratado, según declaró, el responsable del lugar, cuyo nombre desconozco, con amabilidad, como lo son todos los que pasan por allá. Nadie oyó nada, ni vio nada (una señora que venía con las bolsas de la compra, mujer de algunos de los beneméritos del puesto, no era de la misma opinión ya que entrando al despacho preguntó : ¿éste es el que no nos ha dejado dormir con sus gritos?…y podría haberlo preguntado los días siguientes)…[de la amabilidad en el trato, me enteré en materiales posteriores, de los que hablo más abajo].

En el juzgado: el juez, cuyo nombre desconozco, ante mi petición de que me viese un forense, me dijo que no va a ser posible ya que el forense está en el fútbol; él, por su parte, se niega a verme desnudo como yo le pedía, al tiempo que me amenazaba diciendo que como no colaborase me iba, otra vez, con quienes me habían traído…la puerta estaba abierta y lo beneméritos se asomaban de vez en cuanto.

En la enfermería de la cárcel: el médico, cuyo nombre sí recuerdo, era Garzón, al verme desnudo me dijo una par de cosas de antología: 1) no debe extrañarse: a usted le hacían preguntas y usted no respondía, qué quiere; y 2) al decirle que quería que me viese un médico forense alegando que era un derecho que me asistía, con absoluto desparpajo me dijo: ¿usted no ha visto en la entrada de la cárcel un clavo?, ante mi sorpresa, siguió: en el clavo se cuelgan los cojones y los derechos.

Un amigo, hace ya unos años, me informó de que en el Archivo militar de El Ferrol había visto una carpeta con mi nombre en la que ponía:

«Diligencias Previas: 101/73. Nº de orden: 1430

Hecho: Interrogatorio del 26 al 29 de abril-1973

Malos Tratos Guardia Civil

Caja 101. Procedencia San Sebastián

José Ignacio María Urdanibia Sarasola» [el nombre está confundido y lo digo por el añadido “José” inicial…no por que el nombre vaya en castellano, norma que a la sazón funcionaba así a pesar de que a servidor desde pequeño, todo dios , le ha conocido como Iñaki].

Tras no pocas gestiones y peticiones en diferentes tribunales que me mandaban de uno a otro, al final, en agosto de 2018, recibí el material, remitido por el Ministerio de Defensa en el que me enteraba (?) de cosas de las que nunca había tenido conocimiento, durante cuarenta y cinco años.

Los nombres de todos los participantes tachados: el del juez, el de los beneméritos que participaron en la detención y tortura, el nombre del capitán que me prestó declaración y me amenazó en la cárcel…

Mentiras flagrantes: a) como he señalado el jefe del cuartelillo, capitán de la Guardia Civil en la 2ª compañía en Pasajes de la 551 Comandancia, dice que me trataron maravillosamente y que nadie vio ni oyó nada extraño, «no es costumbre maltratar a los detenidos», lo mismo vienen a declarar el cabo primero y los guardias segundos allá presentes, b) por lo que se ve -sería por curarse en salud- el juez se lee que dijo que servidor tenía algún tenue rasponazo en la espalda y el cuello…

En fin, todo en orden: no pasó nada, y mi denuncia era falsa [ añadiré que estando en prisión vino de visita un capitán del ejército con su secretario, cabo primero…y me amenazó que si seguía manteniendo mi denuncia podía volverse contra mí ya que se podía acusarme de desprestigiar al Benemérito cuerpo]. Textualmente en la sentencia se lee: «el presente procedimiento sea resuelto sin responsabilidad, toda vez que en actuaciones no ha quedado demostrado que el paisano IGNACIO MARIA URDANIBIA SARASOLA, fuese objeto de malos tratos por parte de la Guardia Civil cuando fue interrogado», firmado en San Sebastián el 24 de agosto de 1973, por el Juez Instructor.


Fuente → kaosenlared.net 

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