A Julián Grimau lo asesinó el fascismo franquista
A Julián Grimau lo asesinó el fascismo franquista
Andrés Olivos Lombana

Se trató de un crimen de Estado, fascista, de intimidación y retaliación, que puede considerarse sin duda alguna como un magnicidio, atroz y horrendo

El joven madrileño Julián Grimau ingresó al Partido Comunista de España a la edad de 25 años, en octubre de 1936, justo cuando había iniciado la guerra civil en su país. Al terminar la guerra, los franquistas vencedores no formularon ninguna denuncia contra Grimau y su nombre no figuraba en la “Causa general”, una memoria informativa que recopilaba pruebas de posibles hechos y conductas delictivas cometidas durante el periodo de la “dominación roja” en la confrontación armada.

A comienzos del año 1939, Grimau inicia su exilio itinerante: ingresa a Francia, luego viaja hacia México, República Dominicana y Cuba a donde llega en septiembre de 1940, desde allí realiza una importante y valiosa militancia para la resistencia contra la dictadura franquista, trabajo militante que sería más efectivo a partir de 1947 cuando regresa a Europa (Francia y España) y que continuaría hasta el día de su captura a finales de 1962.

“En Francia, Julián trabaja en el aparato denominado Pasos, consistente en introducir a España personas, prensa, materiales, -comenta Santiago Carrillo, Secretario Político del PCE en ese tiempo-. Nosotros controlábamos todas las comunicaciones de la policía y de la Guardia Civil a través de la radio (…) Julián trabajaba conmigo en todo el aparato de Pasos y de documentación, que era algo muy serio, y estaba en contacto con Domingo Malagón, que elaboraba documentaciones seguras con las que podías ir a cualquier parte del mundo. Teníamos los mejores documentos, inimaginables, perfectos”.¹

En 1957 Julián inicia sus ingresos clandestinos a España, para finalmente radicarse en Madrid, ciudad que el Partido le confía para organizar la resistencia.

Ascenso de la resistencia antifascista

Desde inicios de la década del cincuenta y hasta los primeros años de la siguiente, se observa en España un incremento de las acciones de protesta y resistencia. “Por primera vez el régimen franquista se veía seriamente acosado por una oposición que había ido creciendo en el interior del país”, afirma el escritor Pedro Carvajal (p.14).

“La huelga de los tranviarios de Barcelona, que se convirtió en ‘Huelga general’ en 1951, y las manifestaciones antifranquistas en la Universidad de Madrid, en 1956, fueron el eslabonazo. (…) El aparato represor de Franco se puso en funcionamiento, a toda máquina, y comenzó una caza de brujas, sobre todo contra el PCE”, apresando, aplicando a diestra y siniestra la ley marcial y los consejos de guerra por los que fueron condenados a elevadísimas penas y a la muerte muchos militantes de izquierda.

“En esa oleada represiva y macabra finalmente en Madrid es capturado Julián en el mes de noviembre de 1962. Y poco después, la represión alcanza su mayor arbitrariedad y alevosía con la condena a muerte decretada por un consejo de guerra el 18 de abril de 1963”.²

Imágenes de la resistencia durante la guerra civil española
 

Imputaciones contra Grimau

“1. Hechos imputados: ser el policía rojo que detuvo en su domicilio, el 9 de noviembre de 1936, a don Francisco de Cozar García, ingresado a la Cárcel Modelo, siendo puesto en libertad el 15 del mismo mes y año.

“2. Hechos imputados: prevaliéndose de su condición de inspector de policía rojo, haber sido cómplice en el asesinato de don Miguel Doura Ramírez.

“3. Hechos imputados: haber sido secretario de la Brigada de Investigación Criminal y afiliado al Partido Comunista”. (Ídem., p.168).

En definitiva, se trató de un crimen de Estado, fascista, de intimidación y retaliación, que puede considerarse sin duda alguna como un magnicidio, atroz y horrendo. En uno de los apartes de su declaración, Julián Grimau dijo: “Desde los catorce años, no he hecho otra cosa que trabajar sin descanso. Actué a las órdenes del Gobierno de la República, el único para mí legítimo. Viví en España pobre y salí más pobre todavía… Nunca he matado ni torturado a nadie”. (Ídem., p. 172).

Protesta de Rafael Alberti

Al día siguiente del fusilamiento de Grimau, es decir el 20 de abril de 1963, el poeta español Rafael Alberti (1902 – 1999) levantó su voz de protesta ante el mundo, señalando al verdugo y asesino:

¡Rebelión militar! Señor, ¿quién fue el primero
que ensangrentó la patria pobre que amanecía,
quien la sacó de madre y quien fue el carcelero
que le encadenó el alma con tan lenta agonía?

¡Rebelión militar! Di, ¿quién fue el asesino
¿De ayer y que en tu nombre hoy sigue asesinando?
Fulmínalo, Señor, con tu rayo divino,
Porque, si no ¿hasta cuándo, hasta cuándo, hasta cuándo?

¿Por qué asesinaron a Julián Grimau?

La respuesta la encontramos en las palabras de Dolores Ibárruri (1895-1989), “La Pasionaria”, presidenta del PCE, pronunciadas el 20 de abril de 1963 por Radio España Independiente, emisora también conocida como La Pirineica:

“Camaradas y amigos: la iniquidad se ha consumado. Nuestro amigo, nuestro hermano, nuestro camarada, el comunista abnegado y heroico Julián Grimau, ha sido asesinado por orden de Franco y de sus ministros, sobre los que personalmente recae la responsabilidad total de este crimen que el pueblo español no perdonará (…)

“¿Por qué Franco ha ordenado la ejecución de Julián Grimau, cuya vida y cuya muerte son ejemplo para todo nuestro partido, para nuestro pueblo y especialmente para nuestra juventud? Los motivos no pueden ser más viles. Franco negocia en estos momentos con los americanos la concesión de bases navales para los submarinos con proyectiles Polaris; en esas negociaciones, donde se juega la seguridad e independencia de España, para exigir un precio remunerado, para eso necesita demostrar a los americanos que él es un hombre consecuente en su reaccionarismo fascista con el que se puede contar para todo, incluso para el crimen (…)”. (Citado por Carvajal. Ob., Ibid., p. 217).

1 Carvajal, Pedro. Julián Grimau. El último muerto en la guerra civil. Aguilar. Madrid, 2003, p. 33 y 34.
2 “El consejo de guerra -explica Juan José del Águila-, como su nombre lo indica, era la utilización de la jurisdicción militar sobre población civil, lo que ya de por sí era contradictorio. Los consejos de guerra se llevan a cabo durante una situación bélica, de guerra. (…) El franquismo, que fue una sublevación militar, utilizó los consejos de guerra prácticamente hasta el final, pero los aplicaron de forma intensiva durante la Guerra Civil y, después, de 1939 a 1963. En años siguientes también hubo consejos de guerra con sentencias de pena de muerte”. Citado por Carvajal. Ibid., p. 91.

*Historiador, Especialista en Derechos Humanos y Magister en Estudios de Género.


Fuente → semanariovoz.com

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