
En La España vacía leo a Sergio del Molino afirmar que "en el franquismo se podía hablar de pobreza. Se podía lamentar y denunciar la situación de los pobres". Y parece una frase del guión de la historia de la dictadura franquista contada por Walt Disney.
Lo leo y me acuerdo de está fotografía que prohibió la dictadura y pienso: "España vacía pero ¿de qué? ¿de memoria?".
El
franquismo censuró esta fotografía de Hermes Pato de 1940. El triunfo
del dictador no podía verse enturbiado por la mirada de ese padre, sus
dos hijos y su hija escondida bajo la manta por ese retrato de la
pobreza que explicaba lo poco que había tenido de glorioso el alzamiento
nacional.
Cuando hoy algún periódico extranjero
como The New York Times retrata en sus páginas la dureza de la crisis,
el Gobierno de España protestaba afirmando que era una exageración. El
Partido Popular piensa que aunque haya generado millones de pobres
tenemos que comportarnos como si todavía fuéramos el milagro económico
español.
La vergüenza de los pobres es la
desvergüenza de los ricos. Mientras decenas de miles de familias apagan
el termostato de la calefacción por no poder pagar suministros
energéticos, el número de ricos en nuestro país aumenta un 40% en los
últimos cinco años.
Padres que recogen comida en
los colegios de sus hijos cuando no los ven otros padres, personas que
pasan hambre por no ir a un banco de alimentos, hombres y mujeres que
callan su pobreza. El silencio de la gente corriente siempre protege a
los verdugos y a los reyes de la avaricia. ¿Cómo seria la política en
nuestro país si la pobreza hablara?
Cuando un relato se hace
hegemónico en España hay que sospechar convenientemente de él. De lo que
estuvo vacía España durante la dictadura fue de democracia y durante
los años posteriores a la dictadura estuvo vacía de justicia para las
víctimas del franquimo. Y de lo que está llena es de relatos
negacionistas y complacientes.
Fuente → otramiradaesposible.blogspot.com
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