
En primer lugar, la Constitución de 1931 proclamó una intensa y
extensa declaración de derechos, comenzando por la más amplia definición
de la igualdad que se había hecho hasta entonces en un texto
constitucional español, siguiendo por el reconocimiento y garantía de
las libertades clásicas y con muy pocas restricciones.
En segundo lugar, son fundamentales, siguiendo el ejemplo mexicano de
1917 y alemán de Weimar de 1919, el reconocimiento y garantía de los
derechos sociales, definidos en el Capítulo II del Título III, y que
plantean el primer diseño de un Estado del Bienestar. Aunque se
reconocía el derecho a la propiedad, ésta se ponía al servicio de los
intereses generales. La educación y la cultura aparecían, además, en
este diseño como prioridades del nuevo Estado. Solamente la Constitución
de 1812 se había preocupado de incluir la educación como un derecho.
En tercer lugar, la Constitución de 1931 proclamó la clara separación
entre la Iglesia y el Estado. España no era un Estado confesional y no
podía tolerar privilegio alguno a ninguna confesión por mucha
trascendencia social e histórica que tuviera. La religión quedaba en el
ámbito particular.
En cuarto lugar, la Constitución de la República optó por intentar
dar una respuesta a la diversidad de España, rompiendo con el secular
centralismo y la visión monolítica de lo que era el país, aspectos
firmemente anclados en el Estado liberal heredado, aunque sin llegar a
la solución federal de la Primera República, y siendo muy categórica
contra todo tipo de secesionismo.
En quinto lugar, España comprometía su política internacional a favor
de la paz, dentro de los principios de la Sociedad de Naciones,
vinculándose al derecho internacional.
Hay muchos más aspectos a considerar pero creemos que estos cinco
grandes ámbitos: derechos y libertades, Estado del Bienestar, separación
entre la Iglesia y el Estado, organización territorial y compromiso por
la paz merecen ser estudiados e invitan a reflexionar sobre lo que se
intentó hacer y sobre nuestra realidad presente.
Fuente → elobrero.es
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