Pulsiones izquierdiles
Pulsiones izquierdiles
Maria Toca

Con tantos analistas y tantos ingenieros/as sobre elecciones y sociología política no me atrevo a dar mi opinión. Lo voy a hacer es ofrecerles a ustedes las percepciones que observo en la izquierda como integrante un tanto heterodoxa del grupo.

Lo que siempre me ha sorprendido de la izquierda son varias cosas. A saber:

La mala leche. Un izquierdista de verdad no es alegre. Gruñe. Hablando en público está riñendo siempre. Y digo siempre, porque es siempre-

El buen izquierdista olfatea como perro culo ajeno las diferencias que mantiene con el otro izquierdista que se le acerca con aviesas intenciones. Solo él/ella mantienen las puras y genuinas esencias del soplapollismo izquierdista. Enfrente, lo mismo, claro.

Mantiene odios eternos. El trotskista odiará al que supone ortodoxo estaliniano. El ortodoxo verá a Satán reencarnándose en el trotsko o en el anarco. Puro mal. El anarco marcará con espuma venenosa el territorio para que los trotskos y los comunistas ni se acerquen con su estado totalitario y perverso. Y todos serán odiados por los maknovistas que son la esencia pura.

No te rías. No hagas bromas. No disientas, porque perturbas la seguridad de que el salvador de la humanidad está enfrente de ti. Y punto en boca, disidente, vendida, socialdemócrata…

No duda. Toda duda es disidencia. Lo dice él/ella, punto. Que para eso se leyó el a Marx, Engels, Gramsci. O en el otro lado a Bakunin, Kropotkin, Maksimov, Malatesta, Faure…a Goldman, no que era mujer y le gustaba bailar.

El izquierdista puede tener casoplón, casa de vacaciones en Benidorm, Benicasim o Torrevieja pero él es anticapitalista puro. Mantiene las esencias genuinas del comunismo libertario…o de lo que sea que es. Tengo yo conocidas de ultra, ultra izquierda con interina a 4€ hora y brillantitos en los dedos. Hace poco una comunista de pedigrí me levantó de una mesa porque dijo que estaba ocupada…y no se ocupó en todo el tiempo que duró el evento. Pero era suya por su shishi moreno. Socializar los bienes de producción, lo llaman.

O lo contrario. El izquierdista puro tiene como uniforme la palestina, el pantalón jipi y el pelo sin visita a peluquería en los últimos treinta años. Porque cualquier aderezo es mal. Y si eres mujer y te gusta pintarte, ponerte pendientes o vestir mona, ni te acerques, Satanasa que el azufre del capitalismo se huele de lejos.

El izquierdista no se equivoca. El tonto es el electorado que no sabe ver quien es dios.

El izquierdista no pacta porque hemos quedado que todo lo que no sea la religión es mal. Muy mal… Lee el catecismo del partido por la mañana y el resto del día, derrama su sapiencia entre los subalternos.

-El izquierdista, si pierde unas elecciones se marcha a casa con el orgullo súper herido porque no le comprenden ni sabemos ver su capacidad de salvar al mundo. Llevando la barbilla alta y un sonoro desprecio en el tono de voz. Somos tontas y él lo sabe.

–El izquierdista no se adapta al momento. No analiza las variables y las posibilidades de los virajes sociales. Sería venderse…Veranear a todo trapo, hacer turismo de elite o tener pisito cerrado para disfrutar un solo mes, no está mal. Tener interinas esclavas, o empleados/as sometidas, no está mal. Eso no es venderse, hacer pactos, sí.
 

El izquierdista ataca por sistema cualquier nuevo experimento. No espera a que fracase porque Él en su infinito ingenio sabe que todo lo que se separe de la ortodoxia (la que sea, no seamos tiquis miquis) es mal. Y son vendidas. Y son antirrevolucionarias. Antes muerta que pactando.

-Y por último. El izquierdista no olvida. Si tuvo una diferencia, una discusión, un mal algo…pasarán cien, mil años y la sima seguirá abierta. Ya digo, a día de hoy, tú pregunta aun trotsko por un ortodoxo, a ambos por un anarquista. Y ya si conoces a un maknovista pregunta por lo que quieras.

Hasta aquí mi percepción sobre la izquierda que también es un autoflagelo, no se crean que me dejo fuera.


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