Más allá del horror, franquismo criminal sin límites
Más allá del horror, franquismo criminal sin límites
Tulio Riomesta

 

El Historiador Francisco Espinosa Maestre, cuenta en su libro “Guerra y represión en el sur de España: Entre la historia y la memoria”, que a finales de los años 90, Manuel Carcela, un paisano natural de El Campillo (entonces Salvochea), que tenía buena memoria, guardaba recuerdos de su niñez en tiempo de guerra en su pueblo. Manuel entregó a Espinosa un sobre que contenía unas hojas manuscritas, en las que informaba de estremecedores historias que ponían de manifiesto las incomprensibles salvajadas que los franquistas realizaron en aquella época. En la actual entrada se resumen casi literalmente algunos de esos relatos, que Francisco Espinosa incluye en su libro:

– Paca la de Germinal tenia 5 hijos, Máximo, Germinal, Hortensia, Palmira y Angélica. A primero de septiembre de 1936 la detuvieron a ella con la niña de 5 o 6 años y las otras hijas de 16 y 18 años. A ella la pelaron y le dieron purgantes de ricino y la dejaron ir a casa aunque no la dejaron tranquila. Las 2 hijas mayores fueron maltratadas, violadas y obligadas a servir las comidas al Casino Mercantil y las juergas de la jauría. Luego las tuvieron encerradas hasta que las mataron. La menor de las 2 hermanas cuando las llevaban para el cementerio le decía a la otra: «No llores que esto es solo un momento».

– Había un señor ya mayor al que llamaban «Herrera» por ser de ese pueblo sevillaño y que sin ser político vendía en el pueblo un periódico liberal. Fue detenido, martirizado con todos los horrores. Lo pasearon por todo el pueblo, lo paraban en las casas de los fascistas y le insultaban, lo tiraron al suelo, lo pisotearon y lo levantaron a latigazos, le echaron agua y seguía el paseo. Y al final, cuando ya era un monstruo, lo remataron a tiros y a por otro.

– Otro caso fue el del «Conejo». Lo estuvieron varios días maltratando y lo llevaban a su casa para que lo vieran. La ultima vez que lo pasearon por el pueblo llevaba un trozo de metralla agarrado con un alambre a un agujero hecho en el labio inferior. Casi todos los que participaron en aquella salvajada eran chavales jóvenes. Al final de ese ultimo paseo lo tuvieron que arrastrar hasta la cárcel porque ya iba casi muerto, y allí lo mataron.

– Esta historia no es para creer pero fue real. Ocurrió el día 1 de enero de 1937 en El Campillo. Empezaron a sacar gente hasta 11 personas. Lo particular es que todos se llamaban Manuel. Entre ellos había varios parientes, padres, hijos, suegros y yernos. Después de tenerlos encerrados durante un tiempo esperaron con refinamiento asesino el día de su santo para eliminarlos. Así empezó aquel año.

– Más triste fue el caso de Gabino «El de los cuernos». Era un pobre hombre que ni era de allí ni había hecho daño ni mal a nadie. Iba por los pueblos con sus hijos cogiendo chatarra y cambiando cuernos de cabra por algarrobas y otras chucherías. También lo pasearon por el pueblo haciéndole cantar el «caralsol» y lo mataron, y al hijo mayor, un crío de 14 o 15 años, lo pelaron, le hicieron ricitos y lo purgaron.

– También supe por la familia algunas historias de Valverde del Camino, como la de Teresa Carmona y sus hijos Isabel, Antonio y Manuel, el primero que mataron en Valverde a la salida hacia Zalamea, sobre una alcantarilla. A la madre, Teresa, ya viuda, la detuvieron y a su hija Isabel la pelaron y martirizaron. Luego mandaron a ambas a la cárcel de Huelva y les echaron años de cárcel. Teresa recorrió las cárceles de Huelva, Madrid y otras.

Lucas del Valle se llevó un año escondido en un zulo en el corral pero iban todos los días a registrar y ya se tuvo que ir a la sierra y pasar a la otra zona. Después de terminar lo mataron en la cárcel de Huelva.

– El tío Frasco, Francisco Carrasco, padre de un amigo mio, lo mandaban con otros a llevar a los fusilados por la calle camino del cementerio y un día, en los últimos viajes y ya cuando volvían, escucharon decir a los asesinos: «¿ Y con estos qué hacemos?». Esperando lo peor decidió esconderse a la vuelta del siguiente viaje, pero lo descubrieron y lo mataron.

– Año 1937, puerta del Mercantil. Grupos de falange, requetés, cívicos y toda la carroña de juerga. Llega un grupo que trae amarrado a un muchacho de unos 18 años aproximadamente. Viene sangrando. Al llegar a la explanada antes dicha, al ver al cura Elías se echo a sus pies llorando y le dijo: jSálveme! Por contestación recibió una patada en la cara por parte del cura que ya lo sentenció.

– Y finalmente mi historia. Mi padre, Vitorio Carcela Díaz, natural de Riotinto, pasó por la cárcel y luego tuvo que trabajar en las minas de Pueblonuevo del Terrible y Azuaga. El día 13 de mayo de 1944 fue asesinado junto con José Romero Patricio, de El Cerro de Andévalo (Huelva), y Manuel Blas Alonso, de Tocina (Sevilla), en el puente del rio Bembézar, en Malcocinado (Badajoz). Dirigió la operación el capitán Chacón, de la guardia civil.


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