La clave de bóveda del régimen del 78 es la corrupción
La clave de bóveda del régimen del 78 es la corrupción
Carlos Martínez

 

La reciente sentencia del Tribunal supremo acerca de los ERE de Andalucía, no debe conducirnos solo a un debate jurídico o de defensa del buen nombre y las intenciones de dos ex presidentes de Andalucía. Que la “justicia” en el estado español es política, está altamente politizada y el control derechista y franquista de la misma es cierto y cada vez mayor, es la verdad. Una cúpula conservadora, muy politizada, protege a la corona y la razón de estado desde un punto de vista reaccionario. Pero ello no debe hacer apartar la mirada acerca del hecho corrupto y clientelar que el entramado de los ERE supone y por tanto maligno para la democracia y la justicia social.

Pero es que no solo hay ERE o similares en Andalucía, las prácticas en otras comunidades autónomas no han sido mejores sin que los jueces hayan intervenido o como en el caso de múltiples asuntos de la Comunidad de Madrid estén salvando la cara constantemente de las practicas deleznables y corruptas de la derecha centralista madrileña. Insisto, no solo Andalucía.

En el vértice de la corrupción del estado figura la corona. La monarquía restaurada por Franco, goza de todas las taras éticas posibles y su ocultación desde los inicios del régimen vigente ha sido escondida y censurada su denuncia sistemáticamente. Este es el origen de una democracia de pésima calidad, bananera y ultraconservadora que impregna a todo el Estado y a los grandes sectores empresariales y bancarios tal y como la doctrina Botín por ejemplo atestiguan.

La democracia española ha sido legitimada no por los avances sociales y de calidad democrática, ni por la escala salarial o la expansión de la educación y de la cultura, sino por las redes clientelares y el reparto de favores y dinero a las mismas. No se ha construido pueblo, ni mucho menos ciudadanas y ciudadanos, sino clientes.

La mejor forma de acabar con las reivindicaciones sociales ha sido dar pagas o prebendas, migajas. Pequeños subsidios a cambio de paz social mientras patronales, bancos, monarca o allegados al poder se repartían el pastel. Todo subvencionado, los sindicatos más conocidos, las patronales, las asociaciones de diversa índole y el fomento de un falso tercer sector social, en realidad una forma de privatizar el estado del bienestar a favor de fundaciones clientelares o empresas de amiguitos, que proliferan en todas las comunidades autónomas o el estado. La receta es simple y da igual que sea la Fundación Francisco Franco, las cofradías pías, la educación religiosa, la formación laboral a desempleadas y desempleados, la ayuda a países en desarrollo o empobrecidos, las asociaciones culturales o deportivas.

Que los sindicatos se pueden movilizar y hacer huelgas, pues buscamos la forma de hacerles apéndices del estado y los cooptamos a base de dinero público. Que el movimiento feminista se moviliza y plantea reformas radicales, pues lo dividimos y subvencionamos haciéndole perder a la parte progubernamental del mismo su lucha en defensa de la igualdad del sexo mujer.

Pero en esto la derecha y la extrema derecha no van a la zaga, al revés. Son parte del tinglado estatal, la única diferencia es que el dinero lo quieren para los suyos, es decir los movimientos conservadores, reaccionarios y/o para favorecer a los ricos, los bancos y quitar impuestos a las grandes fortunas y empresas de forma que lo público desaparezca y se beneficie el negocio privado ya sea eclesiástico, de las grandes aseguradoras, empresarios donantes corruptos o las entidades financieras.

Los ERE forman parte de esta filosofía aunque en el caso andaluz en su versión socioliberal y de entramado con excusas sociales. En lugar de planes y políticas de reindustrialización, gastamos en subvencionar al objeto de que se puedan cerrar empresas tranquilamente y de paso cuatro listos hacen caja y se colocan a unas cuantas docenas de amigos y familiares en el paquete fraudulento de las prejubilaciones o los paros indefinidos. De hecho Moreno Bonilla sigue pagando los EREs. Andalucía mientras tanto sufrió una sangría industrial y de mano de obra cualificada, siendo arrojada al ladrillo y el sol y playa. Cañas, copas y chiringuitos en lugar de fábricas cárnicas, de automoción o de industria especializada.

La corrupción de la derecha y la extrema derecha goza además de muy alta protección y desde todas las magistraturas con unos altos cuerpos funcionariales construidos a base de sagas familiares que nunca fueron depuradas tras la dictadura. Una dictadura, la franquista en la que la corrupción fue su santo y seña. Vamos nada tenemos que envidiar de estados bananeros de allende los mares. Encima con la desvergüenza de ir por el mundo dando lecciones de democracia y de una magnifica transición. La metáfora de todo ha sido Feijoo aludiendo al calor de la sentencia sobre la corrupción en el PSOE desde la catedral de la corrupción en el estado español que es la sede del PP en C/ Génova de Madrid y los desaguisados del “socialismo andaluz” vía EREs.

La única forma de acabar con la corrupción y la deriva trumpista que viola su propia Constitución del 78 comenzando por las intromisiones políticas de los monarcas es un cambio constituyente. Es apoyar las movilizaciones y hacerse presente en las movilizaciones al objeto de promover un verdadero cambio social y acabar con una democracia vergonzante liderada por un rey autoritario y unas élites empresariales, funcionariales y políticas corruptas ya sea en el fondo o en las formas, ya sea por acción o por omisión. Es imprescindible la consecución de una fuerza política no vinculada a la dinastía, los bancos o la razón de estado, de estado corrupto y recuperar la independencia de los movimientos sociales, feministas, políticos y sindicales.


Fuente → socialismo21.net

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