El rastro de las bandas fascistas en el Vigo de 1984
El rastro de las bandas fascistas en el Vigo de 1984
Angelo Nero

Los estudiantes vigueses realizaron asambleas en sus centros de enseñanza el lunes siguiente, en protesta por la agresión. Xosé Luís Méndez Ferrín escribió ese día un artículo conmovedor en el Faro de Vigo, en solidaridad con la joven comunista agredida

La periodista María José Porteiro firmaba la crónica del 7 de mayo de 1984 en el diario El País, titulada: “Una joven de 17 años, agredida por ‘ultras’ al término de una manifestación en Vigo”, en la que informaba de una nueva agresión de las bandas fascistas que buscaban sembrar el terror en las calles que habían sido ocupadas por multitudinarias manifestaciones obreras, en un ciclo de fuerte contestación social, que se había iniciado en los últimos años de la dictadura, con su punto álgido en el Setembro Vermello de 1972, y que continuarían más allá de la Transición, con las movilizaciones proletarias contra la Reconversión Naval, que en ese mismo año orwelliano volverían a paralizar la ciudad. La crónica de la agresión fascista decía así:

Una muchacha de 17 años, militante de las Mocedades Galegas Revolucionarias, fue agredida el pasado martes por cuatro jóvenes ultraderechistas cuando regresaba a su casa, a las dos de la tarde, procedente de la manifestación del Primero de Mayo. Estos hechos fueron denunciados por la interesada en la comisaría de policía de Vigo el pasado viernes. (…) Los agresores, de edades comprendidas entre los 15 y los 20 años, con pelo engominado y gafas negras, abordaron a la joven en una zona próxima al centro de la ciudad, pero poco habitada por estar atravesada por un puente del ferrocarril.

La muchacha agredida llevaba en la blusa una pegatina del Movimiento Comunista (MC), por lo que la identificaron como militante de izquierdas. Tres de los jóvenes se abalanzaron sobre ella, sujetándola, mientras que el que parecía de mayor edad le conminó a cantar el Cara al sol, cantándolo él a su vez. La muchacha ofreció resistencia y pidió auxilio, pero nadie acudió en su ayuda.

La joven fue increpada y amenazada de muerte, aunque los agresores le dijeron que si no la mataban era porque «España no se merece una mártir roja». Con un cortauñas, le hirieron en varias partes del cuerpo, dejándole como recuerdo una cruz gamada de unos cuatro por cuatro centímetros en el antebrazo derecho, otra sobre el pecho izquierdo y una tercera en la pierna izquierda.

Los ultraderechistas amenazaron a la muchacha con hacerle una gran esvástica en el vientre, pero no llegaron a consumarlo por temor a que apareciera el guardaagujas del ferrocarril. También le grabaron con la lima del cortauñas las siglas de Fuerza Nueva en la muñeca de la mano izquierda, e intentaron quemarle las marcas con un cigarrillo.

Durante todo el tiempo que duraron estos hechos estuvo recibiendo insultos, y llegó a temer una agresión sexual porque los cuatro ultraderechistas dijeron repetidas veces: «A todas las putas rojas hay que violarlas».

Los estudiantes vigueses realizaron asambleas en sus centros de enseñanza el lunes siguiente, en protesta por la agresión. Xosé Luís Méndez Ferrín escribió ese día un artículo conmovedor en el Faro de Vigo, en solidaridad con la joven comunista agredida, y los partidos políticos de izquierda se reunieron para programar actos de rechazo contra la actuación de las bandas fascistas en la ciudad, ya que este no era un acto aislado.

La sala cine (creo que era el Minicine, en el Calvario) donde estaba programada la película de Pedro Costa, “El Caso Almería”, sobre el asesinato de tres jóvenes andaluces a manos de la guardia civil, en mayo de 1981, tuvo que suspender la proyección de la película, después de sufrir varios ataques de grupos de extrema derecha. Unos meses antes también fueron atacadas las sedes de Comisiones Obreras y de la Unión do Pobo Galego (UPG).

Varias bombas incendiarias tipo cóctel molotov fueron lanzadas contra las puertas de entrada del sindicato del metal de CCOO en Vigo a la una de la madrugada del pasado domingo. De acuerdo con informaciones de la propia central, los autores del hecho pertenecían a grupos de extrema derecha, según las inscripciones que dejaron. Los asaltantes consiguieron entrar en el edificio rompiendo los cristales de la puerta de acceso y, ya en la primera planta, donde se encuentra el sindicato, lanzaron botellas incendiarias contra las puertas de Comisiones Obreras y dejaron en las paredes diversas inscripciones de signo ultraderechista y amenazas como: «Primer aviso», «Esto queda así, a la siguiente la lleváis clara», y la firma de Guerrilleros de Cristo Rey y el signo del víctor franquista.”

El mismo mes de la agresión a la joven de las MGR, los fascistas también atacaron la delegación de una editorial gallega en Vigo, hecho también recogido por el diario El País:

Las oficinas de Edicions Xerais de Galicia SA han sufrido dos atentado fascistas en sólo tres días. La noche del viernes pasado, día 18, un grupo de tres jóvenes apedreó con adoquines las cristaleras de la entidad. La librería fue apedreada también la víspera del 17 de mayo, día de las Letras Gallegas. Un comunicante telefónico amenazó a la editorial con destruir sus locales si seguían publicando libros en gallego, y terminó su llamada dando gritos de «Arriba España y Viva Cristo Rey».

Ante la alarma causada en la ciudad, y la protesta de las organizaciones de izquierdas, el gobernador civil, el socialista Virginio Fuentes, puso en marcha una operación para desarticular las bandas fascistas que actuaban con total impunidad en Vigo, y como resultado se produjeron tres detenciones:

Dos de los detenidos fueron, militantes de la desaparecida organización Fuerza Joven, rama juvenil de Fuerza Nueva, y mantienen vínculos de afinidad ideológica con un amplio grupo de jóvenes procedentes de la misma organización, con los que se ven frecuentemente. Estos dos detenidos son Alfonso C. M., de 19 años, y Cristóbal Rafael S. L., de 16, estudiantes los dos y vecinos de Vigo. El otro detenido responde a las iniciales J. C. M., de 15 años, estudiante, natural y vecino de Vigo y amigo de los dos citados. Ese menor parece ser el cerebro del grupo y, según se desprende de las pesquisas policiales, es un fanático del nazismo, del cual posee una amplia bibliografía. J. C. M. se ha confesado autor de una serie de pintadas de corte fascista aparecidas en la ciudad, firmadas por Lobos grises. Según su declaración, él es el único miembro de ese grupo. También se confesó autor de la rotura de las cristaleras de Edicions Xerais de Galicia, así como del atentado sufrido por un automóvil de matrícula francesa en cuyo interior arrojó un cóctel molotov que originó un pequeño incendio. Este atentado tuvo lugar el 23 de marzo, poco después del ametrallamiento de unos pesqueros de Ondárroa por patrulleras francesas. A raíz de este incidente con, Francia, los otros dos detenidos habían roto también los cristales de una tienda de automóviles a la que arrojaron un cóctel molotov que no llegó a explotar, dejando pintadas con el texto «Nada francés». Pocos días después, los dos muchachos de mayor edad, con las cabezas cubiertas con capuchas blancas, rompieron los cristales del escaparate de una tienda dedicada a la venta de automóviles y recambios, arrojando igualmente a su interior un cóctel molotov que originó un grave incendio, con daños valorados en 60 millones de pesetas, que obligó a los bomberos a desalojar a todos los vecinos del edificio.”


Fuente → nuevarevolucion.es

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