La brigada político-social del franquismo
La brigada político-social del franquismo
Julián Vadillo Muñoz

Reseña del libro de Pablo Alcántara, La secreta de Franco. La Brigada Político-Social durante la dictadura (Espasa, Barcelona, 2022)

Llevamos unos años asistiendo al desarrollo y consolidación de una nueva generación de historiadores que están trabajando con detenimiento, profusión y profesionalidad aspectos de la historia de España que hasta la fecha no se habían abordado. Bien por desconocimiento, bien por falta de interés o por dificultad de acceso a la fuentes, lo cierto es que poco a poco se va recomponiendo el rompecabezas de nuestro pasado más reciente. Un pasado traumático que necesitaba los ojos de historiadores e historiadoras que desde las fuentes primarias y una metodología científica nos dan a conocer ese pasado.

Uno de los ejemplos lo tenemos con la obra de Pablo Alcántara La secreta de Franco. La brigada político-social durante la dictadura, resultado de su tesis doctoral dirigida por los profesores Álvaro Soto Carmona y Fernando Hernández Sánchez. Este trabajo publicado por Espasa aporta una serie de cuestiones fundamentales para entender el franquismo en aspectos para nada trabajados.

En primer lugar, el autor rellena un vacío historiográfico, pues de la policía política del franquismo nadie había escrito de una manera monográfica. Conocemos, por otros trabajos de investigación, el funcionamiento de la Gestapo, de la OVRA italiana, la PIDE portuguesa, la Stasi de la RDA, el KGB ruso o la Securitate rumana. Pero del franquismo nadie había intentado hacer una monografía que analizase, a partir de fuentes primarias, testimonios y otros documentos, la Brigada Político-Social (BPS). Un asunto que el autor ha conseguido con nota, pues parte de un acertado análisis de la represión. No solo hay que poner nombre a las víctimas sino también al victimario.

Por otra parte, el autor realiza un ejercicio de vinculación de lo que sucede en España con el entorno. Se tiende a hacer historias excesivamente nacionales sin vincular que lo que aquí pasa puede tener conexión con el contexto internacional. La BPS no nace de la nada. Tiene antecedentes en la policía del periodo de Alfonso XIII y la dictadura de Primo de Rivera, al calor de la persecución contra el movimiento obrero. Un modelo de policía que tenía como objetivo la persecución, entre otros, del anarquismo. Y esa persecución contra el anarquismo es producto de un modelo desarrollado a nivel internacional desde finales del siglo XIX, con la celebración de la Conferencia Internacional de Roma para la Defensa Social contra los Anarquistas, que sentaría las bases de la Interpol. Aunque el autor no lo retrotrae tanto, lo cierto es las bases de esa policía anti movimiento obrero se forja ahí y tendrá los episodios más llamativos en la guerra sucia de finales de la década de 1910 y durante 1920. El autor si habla de esto último y víncula también la formación de la BPS a las lecciones aportadas por la Gestapo primero y la CIA norteamericana después.

Como decía más arriba, el autor pone nombre a los victimarios. Por las páginas del libro se pasean personajes que estuvieron en la BPS, que cometieron torturas y participaron de un aparato represivo que violó sistemáticamente los derechos humanos. Y, además, sus víctimas no eran aleatorias: trabajandores sindicalizados, militantes obreros, estudiantes, etc. Ese matiz de represión de clase se ve perfectamente a lo largo de toda la obra. Por sus páginas desfilan personajes algo más conocidos como Mauricio Karl, Eduardo Comín Colomer, Severiano Martínez Anido, etc. Otros nos suenan más cercanos: Saturnino Yagüe, Roberto Concesa, González Pacheco (el famoso Billy el Niño), etc.

El autor hace un esfuerzo y un trabajo de recuperación histórica muy importante. Pero hay algo que habría que rescatar. El hilo de su investigación lo traza hasta los años de la Transición democrática. ¿Qué pasa con esa policía formada en la dictadura durante el proceso de cambio político en España? Muchos de esos policías se mantuvieron dentro de las estructuras estatales y sus modus operandi no variaron en casi nada. La policía (como otros cuerpos) no tuvo un proceso de depuración (tampoco sucedió de facto en los años de la Segunda República) y su forma de comportamiento siguió siendo igual. Algo que otro texto muy reciente también, del periodista Arturo Lezcano (Madrid, 1983. Cuando todo se acelera, Libros del KO, Madrid, 2021), también reseña con nota.

Antes de finalizar esta breve reseña, me gustaría destacar algunas cuestiones del autor, Pablo Alcántara. Como se dijo al principio, pertenece a esa nueva hornada de historiadores que están trabajando desde la seriedad y la honestidad nuestro pasado reciente. Pero Pablo, al igual que quien firma esto, sacó su tesis doctoral sin ningún tipo de contrato predoctoral y ni beca de investigación, sino conjugando su trabajo precario con la investigación. Se llama amor a la Historia. Ese esfuerzo ha dado un resultado excelente y un libro que esta llamado a ser referencia.

Hay que felicitar al autor por su trabajo y felicitarnos por contar con este libro. Leyéndolo se aprende mucho.


Fuente → elobrero.es 

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