Ante la legalidad impuesta, legitimidad antifascista

Ante la legalidad impuesta, legitimidad antifascista / Xavier Moreda

No podemos permitir que la Memoria Antifascista legislada o no, se convierta en otro nuevo relato de conveniencia adaptado desde el presente a los tiempos partidistas parlamentarios en función de su calendario electoral

El próximo miércoles, 20 de julio, Vigo Antifascista, con y por Memoria Antifascista, conmemorá el 86 aniversario del inicio del genocidio galego, que en Vigo dio comienzo con la lectura del bando de guerra en Policarpo Sanz, en las inmediaciones de A Porta do Sol. Convocamos a participar a todas las personas que quieran asistir.

Los militantes de la Memoria Antifascista somos y debemos ser por definición, radicales. Radicalmente optimistas aunque no esperamos que se vaya a hacer justicia con ninguna ley que siempre será insuficiente por la dejación de funciones de las autoridades, por incumplimiento moral, y de todos los tratados internacionales firmados por los gobiernos del PSOE que dejan impunes a los asesinos, a los verdugos y a los colaboracionistas.

86 años del inicio de «a longa noite de pedra», sin derogar la ley de amnistía y ante el silencio decretado por el franquismo, convertido en sigilosa metodología del olvido interesado, en la traidora transición. La llamada ley de la memoria democrática no determina ni va a determinar nuestra acción política, ni mucho menos marcar el paso de nuestras luchas, aún aceptando y exigiendo que el estado, cualquier estado democrático debe legislar sobre la memoria, por deber de memoria: una cuestión moral, y por derecho a la memoria de todas las víctimas: una cuestión de legitimidad, ambas deben tener una amplia y específica, cobertura e interpretación legales.

Para muchos el fascismo suena a pasado, pero jamás desapareció, esto es lo que lo hace más peligroso. El franquismo, uno de los nombres del fascismo español, nunca fue eliminado. Se diluyó inteligentemente desde las altas esferas, sus mismos cargos políticos dirigieron las reformas democráticas. Los militares golpistas, al igual que la policía más sangrienta y represiva del régimen, continuaron en sus puestos liderando la adaptación y la represión intermitente. Sus herederos en la actualidad, muchas veces con sus mismos apellidos, forman parte del sistema, ocupando con estrategias prestadas de Trump en los EEUU con su autogolpe, o Guaidó como golpista títere, de otros como Duterte, Erdogan, Orbán, Bolsonaro y el mismo Johnson, ahora dimitido, comandando y creando espacios de poder con peligrosos populismos con vocación de suplir el fascismo más significativo o como preámbulo del mismo.

No podemos permitir que la Memoria Antifascista legislada o no, se convierta en otro nuevo relato de conveniencia adaptado desde el presente a los tiempos partidistas parlamentarios en función de su calendario electoral, en el Reino Anómalo de España, para continuar perdonando por decreto, la concordia a hostias de cualquier género, adaptada una vez más, al sistema métrico de los eufemismos del momento para que la derecha no se altere. Alimentando el mito del cazador de elefantes, herido, la primera piedra angular designada por régimen franquista inmediatamente después de la muerte del genocida, borbónica en virtud de la ley de Sucesión en la Jefatura del Estado de 1947, en la que Franco dictó que el heredero lo elegía él.

En julio de 1969 designó a Juan Carlos como sucesor a título de rey, nombramiento ratificado por las Cortes Españolas el 22 de julio de 1969. El padre del inviolable, Juan de Borbón, legítimo heredero de la empresa-pátria de bandera de conveniencia, calificó esa ley de «engendro monstruoso» y no renunció a sus derechos hasta 1977. Aunque el hijo: Juanito el impostor, no sea un delincuente violable, o que el no-delincuente inviolable según el libro gordo de Petete, del atado y bien atado, llámese: Constitución Española, reinara a la medida de los que a estas alturas pretenden continuar hacernos creer en el advenimiento de la santa transición comandada por un campechano demérito nacido en Roma, que vivió su pobre infancia en Lisboa y pasó a ser por convenio y delegación del jefe de la estirpe, becado y ahijado de la bestia. Un gran sacrificio más del impostor de la empresa-patria.

La Ley de Memoria Democrática «reparadora, inclusiva y plural», con nombre eufemístico y con definición de crema anti-aging (antiedad), ya anuncia su derogación antes de entrar en vigor por un partido de origen franquista y al que, hasta hace cuatro días pertenecía casi todo el fascismo español organizado, o sea: VOX, que con la estrategia de Feijoo cabe que vuelvan sólo en parte, a votar a la familia algo más civilizada, sin poder llamarse derecha civilizada, otro eufemismo transicional para la concordia de la derecha española, no de la europea que en su posguerra era antifascista y con Memoria Antifascista, valores indisolubles de convictos demócratas y ocasionalmente, barniz imprescindible para poder proclamarse demócrata.

Las definiciones de fascismo, algunas acepciones, han de ser actualizadas ante las estrategias posteriores o recientes de esa misma derecha populista, «antifascista europea», aunque sólo fuera por lo que acababan de padecer, eran una especie de cortafuegos, pero ahora sin complejos aparentes son antifascistas a tiempo parcial, con cinturones sanitarios de quita y pon: asumen el ideario fascista, la xenofobia con otros nombres y son caja de resonancia dispuestos a pactar por la familia en todo el mundo, y aunque no exista un un partido ni un estado que se declare abiertamente fascista -puesto que no necesitan llegar de inmediato- están satisfechos construyendo sus plataformas desde las que difunden sus ideas normalizándolas, permeando el discurso «conservador»que asume con naturalidad su perversidad y la de una parte importante del pueblo trabajador que olvidó su procedencia animado por la inizquierda que ya habla de «la clase media trabajadora».

Los populismos son anestesiantes, son la antesala, el preámbulo del fascismo, los que se sitúan a la izquierda ornamental son para la izquierda real más peligrosos por fraudulentos. El apoliticismo activo está en su ADN. En Vigo padecemos una especie de regimencillo de Gusiluz, el despotismo de led. Son maneras de gobernar de los renegados, un renovado caciquismo aunque huela a rancio. Aparentemente, nada se mueve sin su permiso, en gran parte es así.

Los populistas, como los fascistas, piensan primero en tomar el poder político y después en ir elaborando programas según la ocurrencia senil y mucha propaganda. El trabajo de quien prioriza la memoria oportunista más reciente, para olvidar a los luchadores antifranquistas como podría ser en Vigo Baena, para intentar borrar la Memoria Antifascista, a quien podían haberle rendido tributo en la flamante Cidade da Justicia recién inaugurada, queriendo resignificar monumentos como la cruz de los Caídos inaugurada por Franco en la ladera del monte de O Castro, donde fusilaron a tantas víctimas del fascismo o actuando como un impostor católico poniendo en la guía con la connivencia de la presidenta y la coalición en la diputación, un trasnochado Sagrado Corazón. El trabajo fundamental de un populista es hacer, que hace mientras el tejido industrial de vigo va desapareciendo, mientras tala nuestra memoria y todo árbol por catalogado que esté.

Gusiluz con su regimencillo, constituye como en el fascismo más»reseso»(que ya no está fresco), la ideología de la ausencia de ideología: ni derecha, ni izquierda, creando artificiosamente un enemigo exterior, el propio gobierno de Galiza. La construcción del no lugar para un peligroso populista, preámbulo de lo que antes de que llegue debemos combatir. A Porta do Sol conmemorará el Genocidio Galego a pesar de Caballero y de cualquier ley.


Fuente → nuevarevolucion.es

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