Villadangos del Páramo (León), donde el horror franquista adoptó una forma inimaginable

Villadangos del Páramo (León), donde el horror franquista adoptó una forma inimaginable. Parte 1, La Represión / Tulio Riomesta

En el Monte de Villadangos criminales franquistas ‘pasearon’ y asesinaron extrajudicialmente, acribillando por fusilamiento a no menos de 87 personas y quizá hasta un centenar, entre el golpe militar de 1936 y la década de los años 40. Las víctimas eran partidarias de la Democracia Constitucional Republicana, pertenecían a alguna organización o simplemente eran mal vistos por cualquier causa. Tras el levantamiento militar del 36, varias zonas fueron escenario de los asesinatos de 72 personas durante los 23 días más oscuros de Villadangos, entre agosto y octubre de 1936.

La desaparición a la que les forzaron con el golpe de Estado fue ocasionada por ser partidarios del «progreso y la libertad». Los cadáveres tiroteados eran llevados en carros para enterrarlos apilados en fosas comunes, junto a los muros del cementerio, dentro o fuera, sin verdad ni dignidad. Llegaron a acumularse, en la fosa más grande, hasta 71 cuerpos, uno de ellos de una mujer. Octubre fue el mes más sangriento con 50 víctimas, y ya en noviembre parece ser que concluyeron los fusilamientos en la zona con otras 5 muertes, aunque a finales de los años 40 se asesinaron a otras 4 personas.

Las personas asesinadas por la represión franquista en Villadangos procedían de la ciudad de León o de otros pueblos de la provincia en los que no hubo frente de guerra porque el golpe militar triunfó casi de inmediato: Mansilla de las Mulas, Valencia de don Juan, Sahagún, Benavides de Órbigo, Valderas, Villaornate, Folgoso de la Ribera, Villamarco, León, Alija del Infantado, San Cristobal de la Palanca, San Martín del Agostedo, Valdevimbre, Vegas del Condado, Oncina, Fuentes de Peñacorada, Navianos de la Vega (Alija), Sahechores de Rueda y Villadangos.

No hay mucho registro de ellos, ya que no pocos fueron víctimas de las llamadas ‘sacas’, las extracciones irregulares pero consentidas; muchas se produjeron desde el campo de concentración de San Marcos, en la ciudad de León. Los presos recibían un tiro vengativo y, por supuesto, extrajudicial. Varios carpinteros, industriales, herradores, zapateros, jornaleros, un cartero, un pescador, 2 maestros, un abogado poeta o un practicante, sindicalistas de UGT, afiliados a Unión Republicana o al PSOE, son algunas de las personas que fueron fusiladas y sepultadas en la fosa más grande de Villadangos del Páramo.

Fueron asesinados por sus ideas, algunos por militar en partidos de izquierda y sindicatos, otros por ser maestros o masones, por no haber expresado apoyo al golpe de Estado, o por alguna desavenencia pasada con gente del nuevo régimen. Los muertos se apilaron olvidados junto a un muro. No hablan, ni protestan. No dicen nada. Son muertos. Allí están desde hace más de 80 años, cuando una bala se cruzó en el camino y les arrebató su vida en tierra de nadie, lejos de la población, con el fin de que el sonido de los fusiles se diluyera en medio de la noche. Nunca hubo un funeral, ni una flor. Jamás tuvieron una lápida y desde luego, sus nombres nunca pudieron ser vistos.

Su sangre marcó el camino desde el lugar del asesinato hasta la última morada. De ahí la importancia de recuperar ahora sus cuerpos porque así, por mucho que pese, se recuperará su memoria, su dignidad y su alma. Los testimonios afirman y coinciden en que se inhumaron junto a la tapia sur del cementerio. Han surgido problemas porque esta tapia hace décadas que fue demolida para la ampliación del campo santo. Y no consta documentación ni plano alguno. También se produjeron importantes movimientos de tierra para igualar los terrenos aledaños al lugar.

Los familiares quieren saber donde están los restos: “Nuestros seres queridos están desaparecidos y sólo tendremos la certeza de dónde están hasta que los exhumemos. No hay dignidad para ellos mientras sigan desaparecidos”. La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH), está tratando de recuperar del camposanto los cuerpos de estas personas cargadas de dolor e injusticia, a pesar de la polémica originada al votar en un concejo 22 vecinos en contra de autorizar la búsqueda de los restos de las víctimas. La decisión fue anulada por la Junta de Castilla y León al amparo del decreto de Memoria Histórica que Vox pretende anular.

Continúa en Parte 2, Las Víctimas

Documentos: Ileon.eldiario.es (C.J. Domínguez). Eldiario.es (Antonio Vega, Olga Rodríguez). León Noticias (N. Brandón, J. Calvo). Ilustración de El Roto


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