“La democracia ha pasado por el Valle de los Caídos, pero no ha entrado”

El abogado de familias de Calatayud, que ganó la exhumación de los hermanos Manuel y Ramiro Lapeña, presenta este viernes en Zaragoza su libro ‘No matarás. Memoria civil’.
Eduardo Ranz: “La democracia ha pasado por el Valle de los Caídos, pero no ha entrado” / Ramón J. Campo

 

Eduardo Ranz hace balance de la pelea judicial de las víctimas de la Guerra Civil, cuyos ascendientes como los hermanos Manuel y Ramiro Lapeña, de Calatayud, fueron exhumados en 1954 para llevarlos al Valle de los Caídos y sus familiares no han podio recuperarlos, a pesar de ganar el pleito civil en el juzgado.

¿Cómo nació su batalla judicial de las víctimas del Valle de los Caídos?

Fue una casualidad. Leí un artículo en prensa de unos maquis entre Cuenca y Valencia. Pregunté en mi familia y uno de ellos fue ejecutado. Me fui a Burgos y a la vuelta vi al investigador José Ignacio Casado, que me contó la historia desconocida de un familiar. Mi bisabuelo y sus hermanos sufrieron persecución, exilio y vivieron hasta catorce ejecuciones, alguno de ellos con 14 años. Me pareció tan increíble que me puse a disposición de colaborar con la causa a través de ejercer como abogado y llevaba un año. Estaba muy reciente la suspensión del juez Garzón y no había muchos abogados entonces que tuvieran ganas por meterse en esta materia.

¿Y cómo encontró a las familias de Calatayud que buscaban a sus padres fusilados en la Guerra Civil?

Nos encontramos en la primavera de 2012 y conocí a Silvia Navarro, que desciende de aragoneses y vive en Madrid, en actos de Memoria. Luego organizamos una reunión con ARICO (Asociación para la Recuperación e Investigación Contra el Olvido) en junio de ese año en Zaragoza y allí me entrevisté con las familias. En noviembre de ese año seis familias aragonesas empezaron las denuncias en el Juzgado de Instrucción de San Lorenzo del Escorial.

El juez de San Lorenzo del Escorial reconoció los derechos de exhumación de la familia Lapeña para recuperarlos en 2016, pero sigue sin ejecutar. ¿Es mala suerte o cuál es el motivo?

Aunque no lo parezca, el proceso fue rápido porque contábamos con uno de los elementos más complicado que eran las investigaciones. Contábamos con Miguel Ángel Capapé, que tenía un fondo documental muy amplio para aportarlo en el juzgado; el testimonio de Purificación Lapeña (nieta y sobrina nieta de los fusilados Manuel y Ramiro Lapeña) que aceptó el juez a trámite; y el fundamento de la Ley de Memoria Histórica. Es decir, que teníamos la prueba documental, pericial y testifical. El proceso judicial se gana y, entre medio, el ministro (Rafael) Catalá (de Justicia) elimina de la ley el fundamento por el que se articuló esta demanda, con lo cual si algo salía mal ya no se podía volver a presentar. De hecho, ninguna otra familia lo ha podido hacer. Así nació la sensación agridulce de la inmensa contradicción: haber logrado un éxito sin precedentes en 2016 que no se ha repetido, pero no se ha podido ejecutar porque los hermanos Lapeña y demás familias de Calatayud siguen en el Valle de los Caídos. La realidad es que el único cuerpo que ha salido de allí ha sido el de Francisco Franco.

Parece que el interés político era sacar a Franco (el 24 de octubre de 2019) del valle de los Caídos, pero las víctimas que se llevaron de los cementerios, como el de Calatayud, sin que nadie les pidiera permiso siguen allí. ¿Cómo lo valora?

A los compañeros de Calatayud se los llevaron en 1954 al valle por su inauguración. Nadie les preguntó si querían ser ejecutados, ni si querían ser sacados de la fosa y llevarlos al valle o inhumados al lado de su verdugo. A día de hoy no podemos decir que nuestros olvidados se hayan reencontrado con sus seres queridos.

La familia Lapeña ha perdido a uno de los suyos sin que se haya ejecutado la sentencia ganada tras estar muy cerca de recuperarlos. ¿Qué paso va a dar el Gobierno para cumplirla?

Hemos perdido al padre de Puri y tenemos otros familiares de 90 a 94 años. No tenemos tiempo. Si no se abre la vía penal, debería ser al menos la vía moral por humanidad.

El proyecto de resignificar el Valle de los Caídos que aprobó el Gobierno en julio de 2021, ¿sigue a la espera o aparcado?

Nosotros tenemos una sentencia judicial firme, que es anterior a la exhumación del dictador, y no se ha materializado todavía. Debe ser corregido porque si no pasarán otros 40 años de democracia sin resolver esta herida sangrante. Solo se pide algo de sentido común y de humanidad, que familiares como Mercedes Abril, que vio a su padre la última vez con tres años, puedan darles un entierro digno y actuar según su creencia para cerrar una herida porque, a veces, puede compararse con un secuestro.

Su libro, titulado ‘No matarás’ (Libros Catarata), recuerda todo el proceso judicial para estas familias.

El libro combina lo político, lo jurídico y lo social, unos elementos que no se pueden suprimir en la memoria histórica. Pero no tenemos tiempo y pretende incluir el concepto nuevo de memoria civil. ‘No matarás’ es el quinto mandamiento y la memoria combina le memoria histórica con la guerra civil. Ese concepto nació cuando Purificación Lapeña declaró en el Juzgado de San Lorenzo del Escorial. Le preguntó el juez por qué no vino antes y ella contestó: “Yo no he sabido lo que ocurrió hasta hace dos años (entró en vigor la ley de Memoria Histórica en 2007 y la declaración fue en 2010). Estuve 60 años llevando flores al cementerio, a una fosa vacía”. Esa idea está en el ámbito penal, que pretende castigar a alguien, porque el ámbito civil es reconocimiento de un derecho familiar, que es como yo veo la memoria porque es una reivindicación que está dentro del Estado. Pretende crearse ese derecho social.

El expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, defiende en el prólogo del libro que no hay rencor sino “una reparación justa y apremiante”.

El presidente Zapatero lo defiende hace tiempo. La reparación es la exhumación, el desplazamiento del cuerpo con el traslado y la reinhumación con un entierro digno, según la creencia de cada familia y alejado de lo económico. El concepto de la reparación tiene una carga moral que nos puede hacer avanzar como país.

Varios forenses acompañaron a las familias de las víctimas del Valle de los Caídos en su visita y les dijeron que podría realizar la exhumación de la caja de los de Calatayud con 81 fallecidos. ¿Esto se verá o es solo un deseo?

Cuando estuvimos con el equipo técnico tuvimos la sensación de que tenían muchas ganas de hacerlo. A día de hoy no hay un informe técnico alguno que defienda la no viabilidad de la exhumación de los hermanos Lapeña. Lo comprobamos con el estudio de Patrimonio y luego, in situ, esa tarde con el equipo en el año 2019. El momento más emotivo fue con Mercedes Abril, que vio a su padre en la estación de Calatayud la última vez y la llevamos en silla de ruedas hasta una escalera intransitable por la que no pudieran salir jamás los cuerpos de un almacén. Se levantó y dijo que llevaba mucho tiempo sin sentir a su padre, estuvo unos minutos con su hija ante un ventanuco desde donde previsiblemente él estaba. Pasó unos minutos en silencio, el doctor Echevarría preguntó si quería compartir alguna reflexión con nosotros y ella dijo: “Siento que mi padre está allí dentro”. Además, la declaración judicial de Purificación Lapeña estaba previsto para julio de 2015 y pedimos su retraso hasta septiembre porque ese día Miguel Ángel Capapé estaba realizando el primer día una exhumación en Aragón. El sentimiento de cooperación entre todos ellos es muy grande y le dieron más importancia al trabajo de campo que al judicial. Eso sirve para entender la memoria en familiares que han vivido esto.

¿Le falta un gesto al Gobierno de Pedro Sánchez para cerrar esta historia?

Ser un abogado no me lleva a firmar un plazo, algo fundamental para esta historia. Creo que el Estado, a nivel de Presidencia del Gobierno, debería hacer una declaración en las escalinatas del Valle de los Caídos para reconocer a los republicanos que perdieron su identidad por ser demócratas y defender la legalidad, pero que todavía no han recibido ninguna disculpa ni reconocimiento del Estado. Ese acto nos pondría al mismo nivel de otros países como Alemania, cuando en 2009 Merkel hizo un discurso diciendo que se inclinaba ante todas las víctimas. Ese ejercicio hace falta en el Valle de los Caídos porque en los últimos años ha visto pasar la democracia, pero todavía no ha entrado.

¿La exhumación judicial llegaría entonces…?

Sería un gesto simbólico ese guiño a los republicanos y nos haría avanzar como país. Estaríamos al nivel de otras democracia que hicieron una transición ejemplar.


Fuente → heraldo.es

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