Un poco de historia
La constituyente como figura o recurso jurídico de reconstitución social no es nueva en la vida española. La Constitución del 78, base de todas las soluciones y conflictos que aún permean a la sociedad española se hizo al amparo de una.
Realizada ésta al calor de una situación profundamente compleja y dolorosa, su vigencia aún acompaña al cuerpo social de esta nación; así como también los pendientes dejados por razones más de carácter conciliatorio que político.
Las dictaduras criminales dejan no sólo huella en la piel de quién la sufre sino también en la lugaridad donde se ejercen, es por ello que la necesaria integración debía pasar por un doble rasero que permitiera continuar hacia adelante.
Sin embargo, tras casi cincuenta años de esta labor existen grandes temas o contradicciones que quedan aún en el cieno biográfico de España. Hoy hablaremos de tres.
A saber, la monarquía vs la República, la relación trabajo/derechos y la tan últimamente exaltada y utilizada plurinacionalidad.
En el caso de la primera dualidad, entiéndase monarquía/República; aún quedan asuntos estructurales por resolver. La permanencia en el poder del rey Juan Carlos, luego de la muerte del dictador Francisco Franco, fue una de las grandes luchas y debates que tuvieron que solaparse durante el trabajo constituyente.
La legalización de los partidos, luego de su aniquilación durante el barbárico régimen franquista colmó los espacios de lucha del momento. Sin embargo, y a pesar de las fuertes desavenencias, el sistema de partidos políticos español ha logrado al día de hoy, cohabitar en casi todo su espectro ideológico con la monarquía española.
La gran tarea pendiente y postergada: la reconfiguración de un sistema electoral más popular y participativo.
En relación a la segunda contradicción, trabajo/derechos laborales, España es el país europeo con las peores condiciones económicas para su población económicamente activa; esto se viene arrastrando desde las decisiones tomadas y cristalizadas en la constitución del 78.
Es por ello, que la vicepresidenta segunda y ministra del trabajo y economía social Yolanda Díaz ha puesto corazón y acción para, a través de los procesos de reforma, romper con ese núcleo duro de carácter clasista.
Por último y no menos importante, tenemos el espacio de lucha de las regiones y su cosmovisión y cosmogonía.
Es una verdad insoslayable la pluralidad cultural española.
A pesar de haber logrado avances importantes para la década del 70 en estos asuntos, las agrupaciones regionalistas entraron en competencia a la hora de buscar niveles de profundidad y libertad territorial y humana.
No es sorpresa toparse al día de hoy con este tema dentro de la agenda electoral de las próximas elecciones andaluzas.
Por ello, nace una pregunta dura pero inevitable. ¿Está España preparada para tomar el camino de una constituyente? ¿Está la izquierda preparada, interesada y complicada en este tema?
Es por todos sabido que la Constitución es el gran contrato social que nos abraza a todos. Sería importante mirar hacia dentro y reconocer que es sanador y liberador crear entre todos un contrato para la España de hoy, la del siglo XXI.
Una constituyente podría ser el espacio fértil para ello.
Fuente → elestado.net
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