Riego en mayo de 1936 o un Álvaro de Albornoz a la izquierda

Riego en mayo de 1936 o un Álvaro de Albornoz a la izquierda / Eduardo Montagut

No se alarme, estimado lector, Rafael del Riego llevaba muchos años muerto en mayo de 1936, ajusticiado por Fernando VII. Pero a finales de aquel mes, el político republicano Álvaro de Albornoz recuperó su figura en una conferencia que impartió en el Ateneo, donde, al final, aprovechó, a propósito de lo disertado, para ofrecer su visión de lo que debían hacer el Gobierno y las Cortes del Frente Popular, muy en la línea de la radicalización política que experimentó a partir de 1933. No olvidemos que en abril había sido propuesto por la izquierda obrera como presidente de la República, aunque al final la candidatura se decantaría hacia Azaña, precisamente por el excesivo “izquierdismo” de Albornoz.

El conferenciante encuadró la figura de Riego en su contexto histórico, aunque aprovechó para censurar la “fama tópica” que se había concedido a algunos personajes del siglo XIX, como Cánovas, al que criticó duramente. El intelectual y político republicano relató las condiciones en las que se desarrolló la vida de Riego, su popularidad y la leyenda negra que le comenzaría a forjar Alcalá Galiano. También comparó a Riego con Prim, militares revolucionarios y liberales. Se detuvo en el final de Riego, en su encarcelamiento, la sentencia que recibió y en su ejecución. Para Álvaro de Albornoz el liberalismo español había fracasado en el siglo XIX. Y terminó, como decíamos al principio, haciendo una lectura del momento en que se vivía en España en la primavera de 1936. De lo que había explicado se podía sacar una “enseñanza suprema”.

Era menester y urgentísimo que desde el Gobierno se emprendiese una profundísima acción revolucionaria. Las Cortes del Frente Popular o eran unas Cortes de la revolución o no serían más que un “lánguido capítulo más” en la historia de la decadencia parlamentaria española. Advertía que la revolución, la “verdadera revolución” era todo lo contrario a la anarquía. Ningún solo “instante revolucionario” en la Historia había sido capaz de tolerar la anarquía, citando a Cromwell, la Convención francesa, el Estado soviético o la Comuna. El sentimiento anárquico era incompatible con la revolución, aludiendo al “sedimento anárquico que llevan en el fondo del alma determinadas multitudes españolas”.

Hemos trabajado como fuente con el número 8150 de El Socialista, del domingo 31 de mayo de 1936.


Fuente →  eduardomontagut.es

banner distribuidora