Por fin dignidad para los extranjeros muertos en la Guerra Civil Española (2022)

Por fin dignidad para los extranjeros muertos en la Guerra Civil Española (2022) / David Sharrock

Los restos de hasta 2.000 voluntarios internacionales que murieron luchando por la España republicana durante la guerra civil van a ser identificados y devueltos a sus familiares en virtud de un plan lanzado por el gobierno local de Cataluña.

La mayoría de los muertos, muchos de ellos procedentes del Reino Unido, yacen en tumbas sin nombre en la región, pero en el marco del programa, que lleva el nombre de Alvah Bessie, un periodista estadounidense y guionista de Hollywood que sirvió en las Brigadas Internacionales, las autoridades esperan repatriarlos.

«Queremos localizar los restos, identificarlos y devolverlos a sus familias», dijo Lourdes Ciuró, la consejera de Justicia de Cataluña.

«Queremos saber cuántos voluntarios antifascistas desaparecieron en Cataluña, dónde están enterrados y cuáles son sus nombres. Porque no queremos que la memoria de todos los que lucharon por la igualdad, la democracia y la libertad caiga en el olvido.»

El Homenaje a Cataluña de George Orwell, que narra sus propias experiencias en la guerra civil, durante la cual fue herido, da a la región una mayor resonancia de las Brigadas Internacionales, aunque para los voluntarios británicos las mayores pérdidas las sufrieron en el Jarama en febrero de 1937 durante la defensa de Madrid.

De los 700 voluntarios británicos, unos 250 murieron en los dos primeros días de la batalla, sus cuerpos quedaron donde cayeron entre las tumbas de los olivos durante la retirada. No es extraño encontrar restos en el Jarama hoy, 85 años después.

El «pacto de olvido» de España que siguió a la muerte del dictador Francisco Franco en 1975 y que allanó el camino de la transición a la democracia ha dado paso a lo que en un principio fueron esfuerzos informales para recuperar los restos de las víctimas de la guerra civil.

Una Ley de Memoria Democrática actualizada contiene disposiciones relativas a los muertos, pero la iniciativa de Cataluña es el primer intento de aplicarlas a los combatientes no españoles. La esperanza es que pueda extenderse a todo el país.

La tarea de recuperación de los cuerpos es compleja, y se ve dificultada por la proliferación de fosas comunes. Sólo en Cataluña se han identificado hasta ahora unas 670. Será necesario utilizar una mezcla de registros históricos vinculados a los campos de batalla y conocimientos locales, así como cotejar las muestras genéticas con los descendientes de los fallecidos.

Entre los voluntarios británicos que murieron luchando en Cataluña se encontraba Gordon «Dusty» Bennett, un moldeador de neumáticos de 28 años de Cannock, Staffordshire, que murió en Gandesa durante la Batalla del Ebro.

Reclutado sin experiencia, estaba introduciendo un cinturón de munición en una ametralladora maximalista de fabricación rusa que manejaba su hermano Don, un experimentado combatiente que había participado en todas las batallas importantes de la guerra, cuando fue alcanzado en el pecho por una bala enemiga y murió al instante.

Don consiguió escapar a través de los Pirineos cuando la derrota del gobierno republicano era ya una certeza. Murió en 1974, sin saber nunca qué fue del cuerpo de su hermano. La semana pasada, una excavación en una fosa común recuperó un anillo de oro en cuyo interior está inscrito el nombre de Nora, la esposa de Gordon.

Fosa común en la que se encontró un anillo de boda que se cree que pertenece a Gordon «Dusty» Bennett, un voluntario británico muerto durante la Batalla del Ebro


Steve Bennett, nieto de Don, dijo: «Mi hermano y yo dimos muestras de ADN hace unos meses, porque la investigación histórica ya había establecido que había una probabilidad de que el cuerpo de mi tío abuelo hubiera sido enterrado en lo que efectivamente se utilizó como un vertedero después de la guerra.

«Todavía estamos esperando los resultados del cotejo de ADN, pero la alianza de oro parece concluyente de que se trata de los restos de Gordon. Para mí ha sido una búsqueda de 40 años, esto representa un cierre para nosotros. Ha supuesto un enorme trabajo».

Si la coincidencia del ADN es positiva, los restos se entregarán a los descendientes, pero no serán repatriados a Inglaterra. Steve, de 62 años, vive en Orihuela, Alicante, donde es profesor de idiomas. «Gordon descansa en un país que amaba: ya está en casa. Su hermano Don, mi abuelo, siempre se refería a España como ‘la universidad’, así que enterraremos a Gordon aquí».

Traducido por Jorge jOYA


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