Ernesto Viñas ha recibido a lo largo de los años nada menos que 418 peticiones de información por parte de familiares de soldados desaparecidos durante la Guerra Civil. Provienen de parientes que buscan a sus abuelos, tíos o hermanos fallecidos, en teoría, en la zona en que él y su asociación se han especializado: las tierras en las que combatieron los Ejércitos del Centro tanto republicano como sublevado, una extensa área en un frente que iba desde Molina de Aragón, en Guadalajara, hasta las cercanías de la capital toledana y el río Algodor, incluido el Frente de Madrid. La mayoría son de militares y milicianos que participaron en la Batalla de Brunete. Con la asociación que comparte con el periodista belga hasta hace poco afincado en España, Sven Tuytens, a la que llamaron Brunete en la Memoria, ha realizado un pormenorizado trabajo de investigación en el que han recopilado información documental de 44.000 nombres. Un trabajo que, ante la falta de interés y legislación en materia de memoria, no realizan ni las instituciones madrileñas ni las estatales.
“Empezamos estudiando el campo de batalla, primero saliendo al monte a encontrar las posiciones, luego yendo al archivo. Cada vez fuimos sabiendo más y, al ir escribiendo, bastantes personas empezaron a darse cuenta de que igual nos podían preguntar por sus hijos, por sus abuelos desaparecidos en la batalla”, relata a El Salto. Años después de esos comienzos, muchos han sabido qué ha pasado con sus familiares gracias al trabajo altruista de estos investigadores, aunque aún buscan a unos 425 soldados, pues de las 418 peticiones muchas son por varios combatientes, mientras que otra veintena han conseguido solventarlas buceando en los archivos documentales.
No es el caso de las dos hijas de José Manuel Amores Sánchez, un sargento del bando sublevado del que solo se sabe que falleció en Brunete (Comunidad de Madrid) “y poco más”, cuenta Javier Iglesias, director antropólogo de la Asociación Científica ArqueoAntro, que se encuentra estos días excavando una posición militar, probablemente republicana, a unos cientos de metros del casco urbano de Brunete. Ambas se han tomado muestras de ADN, pues en la excavación, mitad arqueológica, mitad exhumación, ya han aparecido al menos cuatro esqueletos.
“Quedamos con Ernesto y ahí fue la sorpresa: nos encontramos a los conejos sacando restos a la intemperie”, señala Javier Iglesias
En una futura ampliación de los trabajos, que en su primera fase terminan este 17 de mayo tras diez días de excavaciones, el equipo tiene previsto realizar tanto el estudio antropológico como el genético de los restos, lo que podría dar a las hijas del sargento Amores una respuesta a qué pasó con su padre. Es algo que solo podrán hacer los parientes interesados que contacten con ArqueoAntro, pues la inexistencia de un banco de adn madrileño o estatal, como sí existe a nivel autonómico en Catalunya, Euskadi y Navarra, no permite cotejar datos genéticos.
Mapa de fosas comunes
ArqueoAntro es la asociación encargada de ampliar el Mapa de fosas de la Guerra Civil y el franquismo en la Comunidad de Madrid. De las 54 iniciales han ampliado el mapa documental a 322 fosas, aunque lejos de finalizar la tarea señalan que queda “mucho, muchísimo trabajo”. Muchas han conseguido localizarlas por registros documentales, pero otras han surgido por información proporcionada por los habitantes de la zona.
Es el caso de la que ahora están excavando en Brunete. Con motivo de la investigación para el Mapa de fosas, el equipo de ArqueoAntro contactó con Ernesto Viñas para buscar posibles emplazamientos, y fue este quien les informó que un vecino de la localidad había encontrado unos restos que podrían datar de la guerra. “Quedamos con él y ahí fue la sorpresa: nos encontramos a los conejos sacando restos a la intemperie”, señala Iglesias. Entre las madrigueras, a simple vista, descubrieron los de al menos dos personas, con lo que plantearon un proyecto de intervención y pidieron, a través de la Federación Española de Municipios y Provincias, una subvención a la Secretaría de Estado de Memoria Democrática que ha permitido realizar la primera fase de excavaciones, con apoyo del Ayuntamiento de Brunete.
“Planteamos tres sondeos, y de momento hemos hecho uno, porque en diez días no da tiempo a más”, explica el responsable de la excavación. En total, se han recuperado restos de no menos de cuatro esqueletos, además de objetos de la vida en la guerra, como un casco militar, material sanitario y munición usada por ambos bandos.
El lugar en el que se han encontrado los cuerpos, en un camino que rodea Brunete, previsiblemente es una posición republicana en opinión de Ernesto Viñas, quien señala que los soldados de este punto en concreto, en el que se pueden apreciar varios abrigos en los que se refugiaron junto a un talud, “aguantaron hasta el 25 de julio”, el último día de batalla. Esa jornada, en la que el Ejército Popular de la República perdió Brunete, se hizo en ese preciso punto “una resistencia durísima ante las tropas franquistas que tomaron el pueblo”, relata Viñas.
Tan solo en Brunete, Ernesto Viñas calcula que aún quedan centenares de cuerpos que fueron abandonados o enterrados en las inmediaciones del campo de batalla
De hecho, el experto remarca que, como aparece en la documentación del V Cuerpo del Ejército Popular de la República relativa a aquel día, el mando felicitó a la 35 División en su totalidad, especialmente a la 108 Brigada Mixta, por su comportamiento en combate. “El violento ataque enemigo realizado hoy no ha sido capaz de hacer que las fuerzas de la división abandonen ni una sola de las posiciones confiadas a su defensa, habiendo llegado en algunos momentos, no solamente a permanecer en sus puestos firmísimamente, sino además emplear sus reservas y sus medios de combate en la ayuda prestada a las divisiones vecinas”, se puede leer en el documento.
Para Viñas, la localización exacta donde ArqueAntro está hoy excavando fue sin duda defendido por la 35 División, aunque duda entre qué brigada concreta fue la encargada del puesto: “Podría pertenecer a la 108 o a la XI Internacional. Los combatientes que se han encontrado ahí podrían ser tando de una como de otra, porque era el límite de sus sectores”.
Cruenta batalla
Con en torno a 40.000 bajas, entre muertos y heridos —los fallecidos rondarían los 7.000—, la Batalla de Brunete fue uno de los episodios más cruentos de la Guerra Civil, en la que unos 120.000 combatientes se enfrentaron en 20 días de lucha. Con el ataque del Ejército Popular de la República comenzó el 6 de julio de 1937, este intentó asestar un golpe a los sublevados con el fin de rebajar la presión sobre Madrid y sobre el frente del Norte, donde el Ejército franquista, apoyado por los nazis alemanes y los fascistas italianos, había lanzado una ofensiva que culminaría con la pérdida de la totalidad de Asturias, Cantabria y Euskadi.
El movimiento republicano, con un primer éxito con la toma de Brunete, fracasó posteriormente, pues la superioridad militar de los fascistas acabó con las aspiraciones republicanas de tomar el área entre Brunete y Alcorcón, consiguinedo conquistar solo un pequeño territorio de 6 km de profundidad por 16 de ancho. La maniobra republicana solo conseguiría retrasar la ofensiva sobre Santander un solo mes a base de enormes pérdidas humanas y materiales.
Entre los objetos que han aparecido en la excavación sobresale un casco
modelo Adrian del Ejército Popular de la República, conocido por ser
usado por las Brigadas Internacionales, muy presentes en la Batalla de
Brunete. “Es un modelo francés, de hecho son remesas que provienen de la
I Guerra Mundial (IGM)”, explica el responsable de la excavación. “Las
unidades que sobraron de Francia, como eran restos de arsenales de la
IGM, fueron vendidas al Ejército Republicano”, continúa Viñas, quien
apunta que, aunque hay muchas fotos donde se puede ver a combatientes
españoles con ese tipo de casco, “en principio lo atribuímos a las
Brigadas Internacionales”.
Además, los especialistas han encontrado en la excavación munición
utilizada por ambos bandos, una bayoneta y material sanitario como
botellas de medicamentos, una lata de gasas o esparadrapos.
Trabajo incompleto
Aunque los trabajos finalizan el 17 de mayo, el equipo de ArqueoAntro confía en poder continuarlos en un futuro próximo tanto en Brunete como en el Mapa de Fosas de la Guerra Civil y el Franquismo. De hecho, Iglesias tiene el compromiso verbal de administraciones habitualmente antagónicas en materia de memoria, como es la Secretaria de Estado de Memoria Democrática, dependiente del Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, como de la Comunidad de Madrid.
“Hay una generación que se nos va entre los dedos y tiene derecho a cerrar; esto es, a morirse en paz”, lamenta Ernesto Viñas
El secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez, visitó los trabajos de exhumación
el 10 de mayo junto al alcalde de Brunete, José Manuel Hoyo. Mientras
que el diputado del PP en la Asamblea de Madrid Pedro Corral hizo lo
propio junto a la concejala local de la formación conservadora, Mar
Nicolás. Tanto Martínez como Corral se comprometieron in situ a financiar los trabajos en Brunete.
Sin embargo, la ausencia de un banco de ADN de la Comunidad de Madrid, así como la inexistencia de un banco estatal, no facilita, por el momento, que familiares de soldados desaparecidos encuentren los restos de sus seres queridos. El equipo de ArqueoAntro sí espera realizar, en la segunda fase de los trabajos, tanto el estudio antropológico como el genético de los restos que han encontrado y que ahora custodian, pero la inexistencia de bases de datos complican la futura identificación de los mismos.
Así, mientras los cuerpos que aún descansan bajo la tierra en los campos de Brunete, hoy usados por los conejos como parte de sus madrigueras, y mientras la memoria de caídos y represaliados espera a que las leyes sobre memoria evolucionen tanto en el Estado español como en la Comunidad de Madrid para que se exhumen los cuerpos hoy diseminados por el territorio español, solo avances como el del equipo de ArqueoAntro o los desarrollados por organizaciones como la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, ponen un grano de arena en una tarea titánica. Tan solo en Brunete, Ernesto Viñas calcula que aún quedan centenares de cuerpos que fueron abandonados o enterrados en las inmediaciones del campo de batalla.
“El Estado, en todos sus niveles de administración, tiene un compromiso clarísimo con las familias, y tiene una responsabilidad de hacerse cargo de ese compromiso y profundizar y acelerar las políticas de memoria que permitan buscarlos tanto física como documentalmente”, señala el integrante de Brunete en la Memoria. Viñas remarca que, 85 años después, la generación hija de los combatientes de la Guerra Civil, llega a su fin sin ver honrada la memoria de sus seres, con miles de ellos aún enterrados en anónimas cunetas. Como finaliza: “Hay una generación que se nos va entre los dedos y tiene derecho a cerrar; esto es, a morirse en paz”.
Fuente → elsaltodiario.com
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