El pasado jueves 14 de abril, con el 91
aniversario de la proclamación de la 2ª República española, me vinieron a
la mente recuerdos de canarios defensores de aquella institución, desde
mi padre, cada año, en este día, sacaba de su escondite un rollo de
cinta de la bandera tricolor española y cortaba pequeños pedazos para
dárselos a los amigos con una fotocopia de una vieja postal alegórica a
aquella proclamación (...).
El pasado jueves 14 de abril, con el 91 aniversario de la proclamación de la 2ª República española, me vinieron a la mente recuerdos de canarios defensores de aquella institución, desde mi padre, cada año, en este día, sacaba de su escondite un rollo de cinta de la bandera tricolor española y cortaba pequeños pedazos para dárselos a los amigos con una fotocopia de una vieja postal alegórica a aquella proclamación, a los fusilados -legal, según ellos, o ilegalmente- a los apotalados, enterrados en cunetas y montes o en sepulcros colectivos improvisados, a los cautivos, como mis tíos, de Fyffes, La Isleta, Gando, Tefía…y a los que, por puro miedo mantuvieron cerradas sus bocas durante decenios ante la brutalidad nacionalcatólica del fascismo español y sus adláteres.
Recuerdo también a los que, valientemente, defendieron la libertad en los campos de batalla españoles y de medio mundo después, a los que optaron por la fugona en veleros de fortuna a las prometedoras tierras americanas, a los que reconstruyeron, dentro de Canarias, las ideas de libertad que, finalmente, muchas han desembocado, irremediablemente, en la defensa de nuestra propia libertad e independencia política.
En su honor hago público un capítulo de una del par de
inacabadas obras -esta lleva aparcada por uno u otro motivo, cerca de un
año- de la que ya han visto a la luz algunos capítulos más, en lo que
el protagonista, Manuel Machín Rivero, Manuel "Chiclijo" es el único ficticio. El que hoy hago público es el dedicado a mi amigo ELIO RODRÍGUEZ FIGUEROA, en su mayor parte producto de sus conversas conmigo cuando, entre otras cosas, recordábamos a mi tío Luis Pérez Suárez, uno de aquellos miembros de la Juventud Comunista lagunera que se reunía en Villa Loreto.
ELIO RODRÍGUEZ DE LA SIERRA Y MELO
Casi empujado por el recuerdo de Guanapay le vino a Chiclijo desde el espejo la imagen de Elio Rodríguez de la Sierra y Melo, aunque todos lo conocíamos como "Elio Rodríguez Figueroa" por su padre D. Luis Rodríguez de la Sierra Figueroa, el abogado y político tinerfeño autor, entre otras obras, de "El Cacique" y "Del Regionalismo a la Revolución" o de poemas como "El Mencey de Arautapala". D. Luis, que en la Logia Añaza era "Tirxeo" y muchas veces firmaba sus escritos como "Guillón Barrús" y que Elio llama con el nombre guanche de "Bentaguaire", ha pasado a nuestra historia patria como D. Luis Rodríguez Figueroa, así que sus hijos Hostilio, Guetón Layo y Elio, continuadores de su lucha, fueron para todos nosotros los "Rodríguez Figueroa".
El espejo devolvía a Manuel Chiclijo una
imagen de gentleman de impoluta vestimenta blanca de tenista avezado,
tez morena por el sol, escaso pelo, ojos vivarachos y expresivos, barba
cana bien recortada y cuidada, mientras, para su magín, Manuel rebuscaba
y reverdecía sus recuerdos de Elio y soliloquiaba:
-Me acuerdo muy bien de cuando me lo presentó Alfonso O'Shanahan. Fue allá por el 78 y Elio se había salido del PCE en medio de la crisis y de las dimisiones que la cuestión nacional provocó en el III Congreso del PCE en Canarias.
Bueno, aquí, sobre todo en Gran Canaria todo había marchado de mal en
peor. Elio había sido acusado por la dirección de José Carlos Mauricio
de haber intentado construir un Partido Comunista Independentista Canario dentro de las células del PCE. Le pregunté al respecto de esa cuestión y fue tajante:
Elio siguió desgranando en la mente de
Manuel su propia historia y la de su familia, machacada por el fascismo
hispano y sus viles correlatos isleños. Lo veía en el espejo, dando vida
a sus recuerdos, sin amargura a pesar de la dureza de las tragedias
familiares, con la convicción de que no había sido una lucha en vano y
manteniendo íntegra su esperanza en un futuro de dignidad y libertad
para su patria canaria:
-Cuando el criminal Franco, saliendo desde Canarias, inició la rebelión contra la República y la feroz Guerra de España,
a mi padre, que era diputado en las Cortes españolas por el Frente
Popular, lo sorprendió el levantamiento al desembarcar en Cádiz para ir
hacia Madrid al Congreso. Lo detuvieron y lo metieron, con otros muchos,
en un barco prisión en la bahía gaditana, sin más ropa que unos
calzoncillos y casi sin comida. De ahí lo reembarcaron pa'Tenerife y, a
la semana de llegar, lo "desaparecieron". Dicen que, apotalado, lo
tiraron al mar por Jagua. La desfachatez de la oligarquía isleña,
cómplice del fascismo, llegó al límite de que, después de haber
desaparecido a mi padre, saqueado nuestra casa lagunera de "Villa
Loreto" y, como hacía la Inquisición española, quemado la biblioteca de
mi padre, incautarse de la casa para cuartel y echarnos a todos a la
calle, ¡van y le ponen a mi padre, asesinado dos años antes, una multa
de medio millón de pesetas! cuando entonces un obrero ganaba, a lo
máximo, de 3 a 4 pesetas al día. ¡Los muy hijos de puta estuvieron
reclamando el pago hasta el año 40!
También detuvieron en La Laguna a mis hermanos Guetón y Layo. A Layo,
que era marino, lo internaron en uno de aquellos tétricos
barcos-prisión, los llamados "pontones": el correíllo "Gomera", los
fruteros de Álvaro Rodríguez López "Santa Rosa de Lima" y "Santa Elena" y el de José Peña Hernández "Adeje", que más tarde compraría también Rodríguez López, fondeados todos en la rada de Santa Cruz. De allí enviaron a Layo preso al Sahara, a Rio de Oro, en el "Viera y Clavijo", que, como decía Elio:
"Ya jode que fuera el barco que llevó a Franco de Tenerife a Las Palmas
para empezar la sublevación y el mismo barco en el que se fugaron luego
del Sahara". Layo fue, en efecto, uno de los que se sublevaron en Villa
Cisneros, tomaron el penal, rompieron las antenas de radio que
comunicaban con Canarias y se fugaron, con armas, bagajes y rehenes
militares españoles, hacia el Senegal en el "Viera y Clavijo". De allí, Layo salió pa'España, a incorporarse a la lucha contra el fascismo.
- Al pobre Guetón- continuó el Elio del espejo su relato- que era presidente del Comité lagunero del Socorro Rojo y militante de las Juventudes Unificadas
lo metieron en la prisión que tenían los fascistas en La Laguna en la
calle Consistorio, de allí pa'Paso Alto y Fyffes y, luego de torturarlo,
lo desaparecieron. Unos dicen que, como a mi padre, lo apotalaron en el
mar por San Andrés o Jagua, mientras otros sostienen que está enterrado
en Las Cañadas como el alcalde José Carlos Schwartz, otro abogado que,
con mi padre, defendió a los acusados de los Sucesos de Hermigua, y como
Antonio Camejo que, con Guetón, fueron acusados de los disparos sobre
Capitanía General. En realidad, desde que, recién llegado de Francia a
Tenerife, vigente aún la República Española, Guetón le tiró a la cara una tarjeta suya y desafió a Franco, entonces Capitán General de Canarias, ya quedó condenado a muerte.
-Yo -seguía contando Elio- pude huir y me reuní con mi
hermano Hostilio que, desde Londres, se trasladó a España para luchar
contra el fascismo y, como era ya doctor en derecho, estaba destinado de
fiscal militar en Valencia. Cuando los fascistas ganaron la batalla del
Ebro, Hostilio, Layo y yo nos reunimos en Barcelona y,
al rendirse la República Española, salimos hacia Francia. Las tropas
coloniales francesas, sobre todo senegalesas, a bayoneta calada, nos
detuvieron y nos internaron en un campo de concentración cercano a
Burdeos. Hostilio se fugó del campo y, con su ayuda y la del cónsul
cubano en Burdeos/Saint Nazaire, José Carballal, salimos Layo y yo.
- Los tres sabíamos - decía el Elio especular- que la guerra en Europa estaba al caer de un día a otro y que los franceses lo que querían era devolvernos a España. Teníamos que irnos porque, devolvernos a España, era condenarnos a muerte. Ya desde los campos de concentración franceses nos reunimos con otro canario, Francisco Miranda Díaz, hijo de un trabajador del Puerto de la Luz que tuvo tres hijos, todos marinos, era un capitán mercante que conocía muy bien la ruta en velero de Tenerife-Cuba. Francisco Miranda, estuvo escondido y había conseguido huir de Tenerife, donde yo lo conocí cuando defendía la idea de la creación de una flota autóctona canaria. Según me contó, la fuga fue el 17 de noviembre de 1936, a bordo del frutero "Bajamar" de la Fred Olsen. Se refugió en Madrid donde denunciaba los atropellos que se sufrían en Canarias. Entrevistado para el "ABC" que, desde agosto, se había convertido en el órgano de prensa de la "Unión Republicana" y que dirigía el periodista y diputado tinerfeño, el tacorontero Elfidio Alonso Rodríguez, por el periodista Augusto Rivero Rodríguez de Tudela le dio un fuerte repaso a los falangistas canarios y sus desmanes, entre ellos conto la odisea, con nombres y apellidos, de los diez presos sacados de la prisión de La Isleta y trasladados a España en el "Dómine", asesinados vilmente en Talavera de la Reina y arrojados luego al Tajo para desaparecer sus cuerpos.
- Nos pusimos -añadía Elio- luego en contacto con el palmero Francisco Pérez Triana.
Éste era uno de los hombres que, con José Miguel Pérez, José Pérez
Sicilia, Cipriano Martín, Imeldo Guerra y otro más de medio centenar de
compañeros, en abril de 1931, fundaron la Agrupación Socialista Obrera.
Más tarde, junto con José Miguel Pérez, se integró en el Radio Comunista
palmero. Al igual que José Miguel Pérez, que fue primer Secretario General y fundador del Partido Comunista cubano, Pérez Triana mantenía
muchos contactos con Cuba, y a su petición, se logró la ayuda del
cónsul que nos reclamó y pudimos salir del campo francés de
concentración y, aún más, nos localizó un barco de desecho, la goleta a
vela "Alexandrine Eudoxia" de 14 metros de eslora y unas 18 toneladas de
registro, que se había dedicado durante 50 años al transporte de carbón
entre Burdeos y la isla de Ré.
- Además de nosotros tres -seguía Elio relatando desde el espejo a Chiclijo- y de Francisco Miranda y su compañera, Angelines Hidalgo, una hermosa joven española de 18 años, nos embarcamos cinco canarios más y un vasco, Alberdi Sebastián, que era mecánico de aviación. De los canarios, además de mi hermano Layo, piloto de marina mercante, con experiencia marinera estaban Marcos Hormiga, marino y Manuel Pereira Rodríguez, maquinista naval. El resto fueron Juan Francisco González, contable, Zoilo Hernández, caricaturista y José Junco, linotipista de "La Provincia" y familia directa del diputado del PSOE por Las Palmas José Antonio Junco Toral.
Francisco Pérez de Triana, como propietario, cambió la goleta a pabellón cubano. Quisimos cambiarle también el nombre y ponerle "LIBERTAD", pero eso nos costaba 20$ a pagar al consulado cubano de La Rochelle y no podíamos permitirnos ese desembolso. El capitán, nombrado por el cónsul cubano José Carballal González, fue Francisco de Miranda por mayor rango naval y experiencia en esa travesía, ayudado, como primer oficial, por mi hermano Layo, como piloto mercante que era. El 30 de julio de 1939, desde La Rochelle, con nuestra bandera cubana izada, zarpamos rumbo a América y a la Libertad en aquella barcaza, que era poco más que una chalana que ni quilla tenía.
- A los cuatro días navegando, en pleno Cantábrico nos trinco un temporal que casi nos hace encallar en España, pero escapamos. Tuvimos días de calma chicha que pensábamos que jamás llegaríamos a Cuba, pero lo peor fue cuando nos agarró la jodida virazón, una galerna terrible y traicionera. Intentando escapar d'ella pusimos proa al sur, pero fue en balde. Nos cogió de lleno. Olas como montañas, vientos huracanados de todos los cuadrantes… ¡Nunca había visto algo tan terrible! Un golpe de mar arrancó de cuajo el tambucho de proa y el agua pegó a entrar a toneladas anegando toda la bodega. Entre mi hermano Hostilio y José Junco clavaron unas tablas pa'frenar la entrada de agua. Una ola arrancó la tapa de la válvula de la bomba y otra se llevó una cadena pesadísima de la cubierta como si fuera de madera. Parecíamos un corcho zarandeados de ola en ola y nosotros agarrados como lapas a lo que podíamos encontrar.- Manuel -me decía Elio en su imagen, nítida y tranquila,
tras el espejo- si me pongo a detallarte todo lo que pasamos, no
termino. A cada rato nos despedíamos unos de otros, seguros de que era
el fin, y así durante diez días sin saber siquiera donde estábamos, pero
seguros de que muy al sur de Cuba que era el objetivo. A los 57 días de
navegación arribamos a la isla de Trinidad. La prensa de Cuba, Venezuela, México y Colombia
se hizo eco de lo que consideraban una hazaña superior a las
navegaciones de Colón y cuando, una semana después, arribamos a
Barranquilla en Colombia, el mismo presidente, el Doctor Eduardo Santos, bajó al puerto a darnos la bienvenida…
Interrumpí a Elio con un comentario. -Por fin, en América, la libertad ¿No es así? - pero Elio me atajó rotundo.
- ¿Tú crees eso? Cuando estalló la guerra mundial contra el nazismo
volví a Inglaterra y me alisté. Con los ingleses combatí en el norte de
África contra las tropas de Rommel y, al acabar esa guerra, de nuevo
para América, pero continué la lucha libertaria. Estuve en la Guatemala
revolucionaria de Jacobo Árbenz como comandante del "Batallón Mar y
Tierra" de voluntarios latinoamericanos contra el golpe militar de 1954,
fraguado y ejecutado por los gringos, la jerarquía eclesiástica y los
terratenientes criollos. Allí conocí a Che Guevara. Luchamos mientras se pudo y, al final, terminamos asilados en la embajada de México… luego en Cuba con Fidel y el Che, hasta que mi hermano Layo
y yo nos acogimos a la amnistía franquista del 77 y regresamos
legalmente a nuestra patria canaria. Digo "legalmente" porque
clandestinamente ya habíamos entrado varias veces.
-Elio -le pregunté- ¿Cómo llegaste a la militancia
independentista después de tanta lucha internacionalista? ¿Se puede ser
internacionalista y nacionalista al tiempo?
-Hombre Manolo -contestó tajante Elio- Una cosa lleva a la
otra. Te cuento lo que ya he aclarado en debates con compañeros: Antes
que nada, soy marxista desde que empecé a pensar por mi cuenta. No me
oculto. ¿Qué por qué soy independentista canario? Como marxista
leninista lucho por la libertad de los hombres y los pueblos y me
planteo ¿Qué hacer? La respuesta me la da un precepto marxista: Las
experiencias no se exportan, se interpretan y yo así lo he hecho. En una
colonia como Canarias, la desbandada, las traiciones y la división de
la izquierda, el encanallamiento político y la falta de una expresión
política de los intereses populares, permiten que las fuerzas más
reaccionarias campen a sus anchas y sin freno. Mira, te leo textual lo
que escribí, y está publicado, comentando mis "Notas de Trabajo para la Construcción de una Alternativa Nacional y Popular Canaria": "Cualquier
acción coherente pasa por construir por los "cimientos"; independencia
coherente con los intereses del pueblo de Canarias, los cuales no son
compatibles con aquellos que comparten sentimientos españolistas, puesto
que ello es compartir la doble explotación; como colonia y como clase
trabajadora, por españoles y sus secuaces, sean las máscaras
supuestamente nacionalistas o de izquierda, léase PSOE o IU; ATI y los sectores colaboracionistas de CC."
Continuó Elio desgranando sus ideas y sus actuaciones: -Mi propuesta son las "Unidades de Tagoror"
para la resistencia pasiva y el desbordamiento democrático y, en última
instancia, la movilización popular generalizada. Se lo he dicho a Antonio Cubillo
y a los dirigentes independentistas del FREPIC-AWAÑAK aconsejándolos a
optar por el modelo, con una organización democrática, flexible y
horizontal, entendida más como una red que como una jerarquía piramidal,
transparente y plural, construida sobre la ética personal y política,
partidaria del socialismo, de la propiedad colectiva y la propiedad
pública. Ya veremos cómo sale, pero quiero verlo cuajar antes de irme a
morar en las estrellas.
-Manuel - remató Elio la conversa- Queda mucho que contar, pero será para otro día.
Fuente → canarias-semanal.org
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