El Valle: para los Caídos en la cruzada… y otros
 
El Valle: para los Caídos en la cruzada… y otros / Texto: Concha Catalán / Laura Cuesta. Datos y mapas: Alejandro Zappala. Con la colaboración de Martin Virtel y Marta Martínez.
 

Después de Las fosas del Valle de los Caídos municipio a municipio, seguimos con otro artículo relacionado con la inclusión en nuestra base de datos de más de 23.000 nombres de personas cuyos restos fueron trasladados allí tras la exhumación de 500 fosas en diversas ocasiones con este objetivo [ver descripción].

La dictadura de Franco dio a conocer el proyecto de construcción del Valle de los Caídos exactamente un año después del final de la guerra civil, que se inició tras un golpe de estado fallido y se alargó por el apoyo logístico y económico de los gobiernos de Mussolini y de Hitler a los sublevados.

Un aspecto que suele caracterizar a las dictaduras frente a los gobiernos democráticos, además de la falta de separación de poderes, es el afán de perpetuarse con la creación de grandes monumentos sin tener en cuenta las necesidades básicas de la población. En España, el final de la guerra dio paso a la dura posguerra, al hambre y a trece años de racionamiento de alimentos básicos, y de estraperlo [mercado negro].

Mientras tanto, así quedó redactado el proyecto del Valle de los Caídos en el decreto de 1 de abril de 1940 disponiendo se alcen Basílica, Monasterio y Cuartel de Juventudes, en la finca situada en las vertientes de la Sierra del Guadarrama (El Escorial), conocida por Cuelgamuros, para perpetuar la memoria de los caídos en nuestra Gloriosa Cruzada:

La dimensión de nuestra Cruzada, los heroicos sacrificios que la victoria encierra y la trascendencia que ha tenido para el futuro de España esta epopeya, no pueden quedar perpetuados por los sencillos monumentos con los que suelen conmemorarse en villas y ciudades los hechos salientes de nuestra Historia y los episodios gloriosos de sus hijos.

Es necesario que las piedras que se levanten tengan la grandeza de los monumentos antiguos, que desafien al tiempo y- al olvido y que constituyan lugar de meditación y de reposo en que las generaciones futuras rindan tributo de admiración a los que les legaron una España mejor.

A estos fines responde la elección de un lugar retirado donde se levante el templo grandioso de nuestros muertos en que por los siglos se ruegue por los que cayeron en el camino de Dios y de la Patria. Lugar perenne de peregrinación en que lo grandioso de la naturaleza ponga un digno marco al campo en que reposen los héroes y mártires de la Cruzada.

Decreto 1 abril 1940 BOE 2 abril 1940

La denominación de Cruzada [Expedición militar contra los infieles, especialmente para recuperar los Santos Lugares] en el Boletín Oficial del Estado no fue casual, pues quienes apoyaron la sublevación equipararon la Guerra Civil a una lucha religiosa. Así tituló La Vanguardia la inauguración del Valle de los Caídos [y así la explicó ]

La Vanguardia, 2 de abril de 1959. Hemeroteca digital

Franco y muchos de sus seguidores dibujaban a la República como un enemigo demonizado, comunista, amante de la violencia anticlerical, al que era necesario erradicar: la anti-España. La Vanguardia reprodujo íntegramente el discurso de Su Excelencia (S. E.) el Jefe del Estado a lo largo de cuatro páginas, con este inicio:

El relato lo impregnó todo, y muy rápidamente: desde el culto a los caídos a la exaltación de la figura del líder carismático”, señala Javier Rodrigo en Cruzada Paz Memoria. La Guerra Civil en sus relatos.

De todos los miembros de Acción Española, Pemartín simbolizaría como ninguno el tránsito hacia el caudillaje totalitario [nota], basado en la experiencia fundadora de la guerra: «En una época de tremenda crisis, encarnando la Voluntad de Dios, [Franco] salva a un país –España–, a una civilización –Europa–, a la misma Obra de Dios en la tierra –la Cristiandad” [nota]. Defender a los católicos frente a la violencia sería una base fundamental de legitimidad que equilibraría y daría contenido al Alzamiento. “No podemos olvidar –señalaría en 1939 Eloy Montero– que acabamos de realizar una Cruzada y que el nuevo Estado es fruto de esa cruzada misma; que con sus Crucifijos, medallas y escapularios sobre el pecho fueron al campo nuestros soldados; que ha habido millares de mártires, víctimas de la horda por profesar su fe, y que falangistas, requetés y soldados dieron su vida en las trincheras por Dios y por España” [nota].

Rodrigo, Javier. Cruzada Paz Memoria. La Guerra Civil en sus relatos. (Editorial Comares, 2013) (p. 39)

De Valle de los caídos por Dios y por España a monumento a la reconciliación

En los diecinueve años transcurridos entre el anuncio del mausoleo y su mastodóntica construcción poco cambió en la rigidez de la dictadura respecto a la aplicación de la justicia militar a sus disidentes. [Ver ¿Qué eran los sumarísimos?].

Pero sí cambió el relato respecto al Valle -no los hechos, ni la documentación que se ha conservado–. Pasó de ser lugar de privilegio donde solo iban a reposar los Caídos por Dios y por España en la gloriosa Cruzada a monumento por la reconciliación entre sublevados y republicanos, tal como ahora se anuncia en la propia página de la Abadía. El cambio a este relato se produjo en un momento de apertura internacional de España.

En principio, el único requisito emitido por el régimen para ser enterrado en el monumento de San Lorenzo de El Escorial era ser español y católico. ¿Cómo es posible que se acabaran trasladando restos de víctimas republicanas al Valle de los Caídos? Nos lo explica la Doctora en Historia Contemporánea Queralt Solé, estudiosa del tema:

Los traslados de personas al Valle de los Caídos empezaron en 1958 y terminaron en 1983, cuando se trasladó el último cuerpo desde Vilafranca del Penedés. (…) Hay diversas fases en el traslado de los cuerpos. Inicialmente intentaron que todos los traslados fueran con consentimiento familiar. Luego se dieron cuenta de que no tenían suficientes restos, y entonces hay una segunda fase en la cual ya no esperaron el consentimiento de las familias.

Es destacable la situación de indefensión de las familias, tanto de combatientes del bando sublevado como republicano, pero especialmente de estos últimos, cuyos restos fueron trasladados al Valle no solo sin consentimiento, sino también sin conocimiento de esta circunstancia. [Ver La memoria democrática a debate]

La exploración de los datos del Ministerio revela además que desde algunos municipios se exhumaron fosas y trasladaron restos hasta en seis ocasiones, con números muy desiguales, en concreto 2.544 cadáveres (1.144 identificados) desde Teruel, en 1959, 1961, 1963 (julio y octubre) y 1964 (febrero y diciembre); y 73 restos desde Almería (todos identificados) en 1959, 1961, 1962, 1963, 1964 y 1968.

También hubo traslados a lo largo de cuatro años desde otras fosas: 4.015 cadáveres desde Zaragoza (3.769 identificados) en 1959, 1960, 1961 (23 enero, 2 febrero, 17 febrero, 28 febrero, 16 marzo, 4 abril y 16 mayo) y 1964; además se trasladó 115 restos desde Toledo (todos identificados) en 1959, 1962, 1968 (17 junio y 12 noviembre), y 1974.

Aquí puede verse otro mapa de símbolos proporcionales elaborado por Alejandro Zappala mediante el software QSIG con la procedencia de los restos no identificados [Ver mapa de Procedencia de la totalidad de los cuerpos trasladados aquí]

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Para organizar la exhumación de las fosas y el traslado de los restos desde un punto de vista administrativo, el régimen creó una comisión, cuya documentación principal se custodia en el Archivo General de la Administración (AGA), en Alcalá de Henares (Madrid). La comisión se encargaba de contactar a los Gobernadores Civiles mediante envío de unas circulares durante años, para que ellos, a su vez, trasladaran la petición de restos a los alcaldes de su provincia.

Administrativamente, todo se hace a nivel piramidal, desde lo que sería el Gobierno central y el Ministerio de Gobernación hacia los gobernantes, gobernadores y alcaldes (…) Aunque todo estuviera promovido por el régimen, los carlistas mostraron su oposición tanto al traslado de restos como al propio monumento.

Queralt Solé, en entrevista con ihr.world

Además de las peticiones de restos mortales que cursaba la Administración Pública para llenar el Valle de los Caídos, las familias de los fallecidos también podían solicitar que los restos de sus allegados fueran trasladados al Valle.

El régimen puso anuncios en los periódicos con información para las familias (…) Lo podían pedir al Ayuntamiento y este lo vinculaba al gobernador civil. Ponían todas las facilidades. [La familia] no tenía que pagar nada, lo asumía todo el Estado.

Queralt Solé

Existe la hipótesis de que el gobierno decidía los municipios en que se exhumaban fosas teniendo en cuenta si estaban en lugares accesibles por carretera, ya que el macabro transporte de restos mortales en cajas individuales o colectivas se efectuaba en camiones. En la entrevista con Solé, la investigadora declaró: “Hay un momento en que se pide [a quienes organizaban los traslados de restos exhumados en cada municipio] que se trasladen [las cajas] a pie de carretera”. Es por ello que cobran aun más sentido los mapas de Alejandro, que incluyen el trazado las carreteras nacionales.

Existen también fosas de las que consta que se trasladó un número indeterminado de restos. Estas 500 fosas exhumadas para trasladar restos al Valle de los Caídos constituyen alrededor de un diez por ciento de la totalidad de fosas comunes con personas desaparecidas violentamente durante la Guerra civil o la represión política posterior. El Ministerio de Presidencia tiene registradas actualmente 4.945 fosas.


Fuente → ihr.world

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