El robo de bebés era muy común en el franquismo

Soledad Luque Delgado (Madrid, 1965) es presidenta de la asociación 'Todos los niños robados también son mis hijos'. Hoy participa en la ciudad de Lérez en la jornada “Individuos de dudosa moral”, organizada por el área de Memoria Histórica de la Diputación Provincial de Pontevedra. Se ahondará en el robo de bebés durante los años de la dictadura franquista.

Soledad Luque, investigadora: "El robo de bebés era muy común en el franquismo" / Xacobe Ferreiro

¿Qué se sabe sobre el robo de bebés por parte del franquismo en Galicia y cuál es el estado de los estudios sobre este tema?

La única información que tenemos, y la tenemos como asociación como otras entidades, no es mucha y la transmite cada cierto tiempo el Ministerio de Justicia. El último informe es de 2020 y recoge que en Galicia entre 2011 y 2020 había 36 expedientes de investigación abiertos . Sin embargo, no tenemos información sobre el número de denuncias. En este sentido, sin tener información específica sobre los procesos en Galicia, cabe señalar que la mayoría de ellos están siendo archivados por los diferentes juzgados.

¿A qué lógica política e ideológica respondió el robo de bebés como mecanismo de represión durante la dictadura franquista?

El franquismo tuvo varias represiones, una de ellas fue la política, pero hubo más, como la ideológica, la social, la religiosa y la de género. En ese sentido, normalizó la violencia contra la mujer de tal manera que en las primeras etapas tuvo que legalizar el hurto a través de una ley, un decreto y un decreto. Después de eso, no se necesitaron reglas porque el robo de bebés era absolutamente común en el régimen de Franco.

No podemos decir que el robo de mujeres antifranquistas que terminaron en prisión fue el único porque, si bien esta represión fue política, otras formas de represión a lo largo de la dictadura también posibilitaron los robos bajo el pretexto del nacionalcatolicismo y su impunidad, en otras etapas, en otros años y en otros lugares, ya no en cárceles, sino en clínicas y maternidades.

En todo caso, lo que está claro es que las mujeres robadas pertenecían a sectores muy vulnerables. Primero mujeres antifranquistas, luego mujeres pobres con carencias socioeconómicas que siguieron formando parte del sector perdedor de la Guerra Civil.

¿Qué papel jugó la Iglesia Católica en el robo de bebés?

No debemos olvidar que en la dictadura la Iglesia Católica y el Estado eran uno solo. Su papel en este caso era el que tenía en el conjunto de la sociedad porque el nacionalcatolicismo era la idea predominante en todas las esferas sociales.

Controlaban la educación, la convivencia o lo que tenían que hacer las mujeres en los hogares y fuera de ellos, incluso esas ideas contra la libertad eran asumidas por todas las capas de la ciudadanía que hasta investigaban los cines, los bailes y los parques para saber que hacían. las mujeres.

Por eso la Iglesia Católica ha jugado todos los papeles y, en particular, en el caso de las mujeres, ha controlado todas las facetas de su vida y por ello ha jugado un papel muy relevante en el robo de bebés.

El Patronato es una institución muy desconocida del franquismo. ¿Qué destacarías de tu actuación en relación al robo de bebés?

El Patronato es una institución desconocida porque fue una institución de represión a las mujeres, y si hay violencia y represión invisible, eso es lo que sufren las mujeres. El Patronato es una institución que se constituyó en 1941, cuya presidenta de honor fue Carmen Polo, que no cerró hasta 1985, que llegó a contar con más de 9.000 centros en todo el estado y que según sus estatutos se constituyó para “la redención de mujeres descarriladas” o para “evitar que las mujeres caigan”. No se sabe cuántas mujeres pasaron por la Junta, pero sí se sabe que hubo un robo de bebés.


Fuente → nosdiario.gal

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