El robo de bebés comenzó en España en la Guerra Civil con los hijos de las mujeres republicanas en las cárceles franquistas y se mantuvo hasta bien entrada la democracia. Para ello se mentía a las madres y se falsificaba la documentación firmada por médicos y matronas que nunca existieron. Aunque se le atribuyó a esta trama un sesgo político lo que movió realmente el tráfico de bebés fue el dinero al amparo permanente de la iglesia católica.
Los partos eran siempre con anestesia que eliminaba no solo los dolores sino la consciencia durante los alumbramientos. Se despertaban con el pecho vendado y eran aisladas en dormitorios individuales en la planta privada hasta que se recuperaban. Si la madre pedía ver al niño le decían que había muerto por asfixia, paro cardiaco, o llevado a la incubadora y que no podía ver su cuerpo, horas después desaparecía. Al padre biológico a veces le enseñaban un bebé medio congelado. No había entierros o se simulaban féretros vacíos. Tumbas vacías a las que las familias han estado décadas poniendo flores.
Guerra y posguerra. 1936 – 1952.
Etapa represiva. En el 36 las autoridades franquistas trataban de castigar a las republicanas encarceladas matando a sus hijos o dejándoles que murieran de hambre. Más adelante, arrebataban a los niños con 3 años de edad de sus madres biológicas y se lo entregan a familias de reconocida catolicidad. Una Ley de 1941 permitía a las familias inscribirlos como hijos naturales y eliminaban todo rastro anterior.
Franquismo. 1952 – 1976.
Se llevaba a cabo en maternidades, hospitales, clínicas, hospicios y orfanatos con madres desarraigadas, analfabetas, empobrecidas, solteras, viudas o con parto de mellizos. En 1968 se pagó por una niña el valor de un piso en el centro de Madrid. Era más caro un bebé robado que uno adoptado legalmente y más las niñas que los niños pues muchos de los compradores eran mayores de 50 años sin descendencia y así se aseguraban una chacha que les cuidara de mayores.
Democracia. 1976 – 1996.
El rapto de recién nacidos continuó en maternidades públicas y privadas. El boom de niños robados se mantuvo hasta 1983. En los ’90 todavía se daba algún caso aislado y ha afectado a personas de cualquier clase y condición. El crimen ideológico se había convertido en un negocio de 300.000 bebés robados con la Iglesia como principal inductora y con la inacción del Gobierno.
Dos personas clave de la trama entre los años ’50 y ’80: La monja María Gómez Valbuena, la primera persona imputada de la trama,. En su primera comparecencia en 2013 salió sin declarar y unos días más tarde, para impedir la segunda cita, se simuló su muerte con 87 años con un certificado de defunción falsificado y un entierro realizado en secreto. Y el ginecólogo Eduardo Vela, que hizo una fortuna de 159 millones de ptas. vendiendo bebés, fue la única persona juzgada en España por la trama y murió en 2019 a los 86 años, poco antes de poder ser condenado por ello.
En 2012 Ascensión López sospechaba que era una niña robada y contó a la prensa cómo la monja Dolores Baena arregló su venta, pero olvidó decir “presuntamente”, por lo que rápidamente fue denunciada por la monja y hoy está condenada por un delito de calumnia a indemnizar con 40.000 euros a la monja que la vendió. Como Ascensión no puede pagar será la primera persona encarcelada por el caso del robo de bebés en nuestro país. La víctima condenada, incomprensible.
En 1987 el gobierno PSOE derogó la ley de 1941 y aprobó la ley de Adopción, secularizó los hospitales y reconoció el derecho a saber la identidad de los padres biológicos. En 1995 tipificó los delitos de fingimiento de parto y falsedad documental. A partir de los ’90 casi desapareció el tráfico de bebés. En 2011, de los 2.000 y pico casos investigados desde entonces, solo la cuarta parte han sido judicializados y a día de hoy se desconoce cuántas denuncias siguen investigándose.
En 2020 el gobierno PSOE-Podemos presentó en el Congreso la Proposición de Ley de Bebés Robados, actualmente está en fase de enmiendas, donde se pide que no prescriban estos crímenes de lesa humanidad. La Iglesia tiene en sus archivos las identidades de las madres y si está empezando a reconocer los abusos a menores, debería hacer lo mismo con esta importante trama.
* Los bebés se raptan, se secuestran o desaparecen, pero no se roban, se roban los objetos, no las personas, pero se elige este término por ser el más aceptado.
Fuentes: elmundo.es 2013, eldiario.es 2016, publico.es 2018 y 2021. elsaltodiario.com 2019 y pikaramagazine.com 2021
Fuente → kaosenlared.net
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