Juan Carlos, el rey que merecemos

El emérito volverá a España y espero, en honor a la historia de este país, que lo haga por la puerta grande. Podría desfilar por la Gran Vía en el descapotable de algún jeque y a su paso se agruparían multitudes aplaudiendo con agradecimiento.

Juan Carlos, el rey que merecemos
Gerardo Tecé

En la primera temporada de Succession –cuidado, spoiler–, Kendall Roy entra al cuarto de baño en el que su padre Logan, dueño de un imperio económico, se está aseando en calzoncillos. Allí mismo le hace entrega de una nota oficial por la cual queda avisado de que le intentará arrebatar la empresa mediante una OPA hostil. En el caso de la familia real española, la ausencia de roce personal imposibilita que los conflictos se disputen en gayumbos. De ahí que las puñaladas sean vía comunicado público. Tras salir impune de décadas de corrupción con la prescripción de sus delitos y la aplicación de la figura de la inviolabilidad, Juan Carlos ha querido ajustar cuentas con su hijo, ese que se desligó públicamente de sus trapicheos, le quitó la paga y vio con buenos ojos la operación para alejarlo de España. No busquen más interpretaciones al mensaje emitido hace unos días, porque no las hay. Juan Carlos, libre ya de todo riesgo judicial, reivindica su posición. Si me quedo en Abu Dabi es porque yo quiero. Si quiero volver a España, volveré cuando me dé la gana. Y no necesito pedir permiso ni cobijo de Zarzuela.

Pedro Sánchez, alineado con el nuevo rey, no ha llegado a comprender que todo esto se trata de una disputa familiar y pide que el rey emérito se disculpe ante los españoles por la ristra de delitos demostrados. La pregunta es: ¿por qué debería hacer algo así? Las disculpas las recibe quien merece respeto y la historia nos dice que el pueblo español, testigo plácido de este tipo de trapicheos y disputas familiares, lleva siglos renunciando a ser respetado. Desde Fernando VII, tratado como un héroe por salir por patas y luego volver en volandas para castigar a quienes ganaron la guerra por él y pretendieron modernizar el país con La Pepa, hasta la España de hoy, la del PSOE al frente de las maniobras de la Fiscalía para lograr archivar las causas penales de su rey corrupto.

El emérito volverá más temprano que tarde y espero, en honor a la historia de este país, que lo haga por la puerta grande. Podría el emérito Juan Carlos desfilar por la Gran Vía saludando desde el descapotable de algún amigo jeque y a su paso, no tengamos dudas de ello, se agruparían multitudes aplaudiendo con sentido agradecimiento. En el palco de autoridades, satisfechos de que todo haya salido finalmente bien, además de invitados como Don Rafael Nadal Parera, Fernando Alonso y algún que otro torero de postín fumándose un puro, habría desde directivos del Ibex agradecidos por los servicios prestados hasta testaferros internacionales, pasando por líderes del PSOE, republicanos pero juancarlistas de los pies a la cabeza. También abogados del Estado, jueces y militares. Estos últimos sabiendo bien que uno puede disfrutar de misiones especiales en el extranjero, llámese Suiza, Panamá o Abu Dabi, sin por ello dejar de amar a España.

Al paso de la comitiva, masas de votantes de ultraderecha ondearían sus banderas gritando que Viva el Rey con el mismo entusiasmo con el que gritarían que Viva Franco. También ciudadanos de a pie que, sin importar la ideología de cada cual, no dudarían en responder ante las cámaras de Antena3 y Telecinco que sí, que por supuesto tienen claro que si en España tenemos democracia, para envidia de Portugal, Francia o Italia, es gracias al rey. Y, muy importante, aplaudiendo a la comitiva estaría también el futuro de este país. Desde los jóvenes ganadores del concurso “qué es un rey para ti” hasta las juventudes del PP celebrando a pie de calle el archivo de la causa judicial y la vuelta a casa. Exigiendo vehementemente, y con gran acierto, que los críticos con el emérito se pongan en fila para pedirle perdón, de uno en uno, por el mal rato provocado.

Juan Carlos debería perder el miedo, si es que alguna vez lo tuvo, y volver lo antes posible. Es lo que su país se merece. Durante décadas, algunos pensamos que aquel mantra repetido mil veces que decía que la monarquía era la mejor representante posible del pueblo español era erróneo. Claramente nos equivocamos. El archivo de la causa por los delitos de Juan Carlos y la nula reacción social confirman que es tal cual.


Fuente → ctxt.es

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