Clara Campoamor Rodríguez luchadora de los derechos de la mujer

 Escritora, política y abogada española luchó por los derechos de la mujer. Impulsora del sufragio femenino en España

Clara Campoamor Rodríguez luchadora de los derechos de la mujer

Clara Campoamor Rodríguez nació en Madrid el 12 de febrero de 1888. Murió en Lausana (Suiza) el 30 de abril de 1972.

Clara Campoamor, era hija de la costurera María Pilar Rodríguez y del contable Manuel Campoamor. Tuvo dos hermanos, aunque solo sobrevivió uno de ellos. Desde muy pequeña tuvo que contribuir en la economía familiar. Con tan solo diez años, tras la muerte de su padre, tuvo que dejar la escuela y ponerse a trabajar. Modista, dependienta o telefonista son algunos de los trabajos que realizó.

En 1909 consiguió plaza como auxiliar de Telégrafos del Ministerio de Gobernación. Fue destinada unos meses a Zaragoza y, después, cuatro años en San Sebastián. En 1914 regresó a Madrid, tras conseguir una plaza por oposición en el Ministerio de Instrucción Pública como profesora de taquigrafía y mecanografía. Fue secretaria del director del periódico La Tribuna, Salvador Cánovas Cervantes. Gracias a este trabajo, Campoamor comenzó a interesarse en política. Tras estas experiencias, Clara Campoamor inició bachiller en 1920. Una vez terminó, se matriculó en la Universidad Complutense de Madrid para estudiar Derecho. Se graduó en 1924 y en 1925 se inscribió en el Ilustre Colegio de Abogados de Madrid.

EL VOTO DE LA MUJER

Clara Campoamor fue una política militante. Republicana convencida, la abogada perteneció a la organización de la Agrupación Liberal Socialista, aunque la abandonó al no poder conseguir que se desligara de la dictadura de Primo de Rivera. Bajo el grito de “¡República! ¡Siempre república!”, Campoamor dio varias conferencias en la Asociación Femenina Universitaria y en la Academia de la Jurisprudencia.

En 1931, tras la proclamación de la II República el 14 de abril, Campoamor fue elegida diputada por Madrid del Partido Radical. Durante este periodo formó parte del consejo que elaboró la Constitución de la nueva república. Trabajó para que no hubiera discriminación de sexos, por la igualdad entre los hijos extramaritales y por el divorcio. Sin embargo, por lo que más se recuerda a la abogada es por su lucha por el sufragio universal.

Hasta 1931, el sufragio en España era censitario. Quiso hacerlo universal, de tal manera que las mujeres pudiesen votar. No todos los diputados estaban de acuerdo con ella, por lo que se debatió en las Cortes. Muchos de los contrarios a que se estableciera el sufragio universal argumentaron que las mujeres aún no estaban preparadas para votar, aunque merecieran ese derecho. Aseguraron que estaban muy influidas por la Iglesia y votarían por la derecha.

Clara Campoamor después de una conferencia de Indalecio Prieto

El 1 de octubre de 1931, tras el debate entre Clara Campoamor y Victoria Kent, contraria al voto femenino, que dio por vencedora a la primera, se aprobó el artículo 36 de la Constitución en él se aceptaba el sufragio femenino, con 161 votos a favor y 121 en contra.

Este derecho se hizo efectivo en las elecciones de 1933, donde las mujeres pudieron elegir libremente a sus representantes. En estos comicios Clara Campoamor no pudo renovar su escaño. El año siguiente abandonó el Partido Radical y quiso afiliarse a Izquierda Republicana, pero no fue admitida. Después de esto, en 1935, publicó Mi pecado mortal. El voto femenino y yo.

EXILIADA

La igualdad entre hombres y mujeres conseguida en la II República no duró mucho. En julio de 1936 estalló la Guerra Civil y los derechos de la ciudadanía, especialmente los de las mujeres, pronto se verían afectados. Clara Campoamor salió de Madrid y se exilió a Francia. Allí publicó La revolución española vista por una republicana, un escrito donde contaba sus vivencias y se mostraba crítica con las actuaciones de los republicanos. Quiso volver a España a finales de los años 40, pero se enteró de que pesaba sobre ella una acusación de pertenencia a la masonería. Debido a esto, decidió quedarse en el exilio.

Escultura de Clara Campoamor en la Plaza de Guardias de Corps. Madrid

Tras vivir una década en Buenos Aires y trabajar con traductora y escritora de biografías, en 1955 se trasladó a Suiza. Allí vivió en Lausana, donde ejerció como abogada hasta que murió de cáncer el 30 de abril de 1972. Sus restos descansan en San Sebastián, en el Cementerio de Polloe.

Con la democracia restablecida después de la Transición, los derechos por los que luchó Clara Campoamor se recuperaron. Se ha convertido en un referente para el feminismo. Gracias a su firme convicción y defensa del sufragio femenino en España, hoy las mujeres pueden votar libremente.


Fuente → nuevatribuna.es

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