VOX esconde la internacional posfascista de Madrid

VOX esconde la internacional posfascista de Madrid  / Dani Domínguez

La reunión contará con la presencia del primer ministro húngaro Viktor Orban, su homólogo polaco, Mateusz Morawiecki, y la líder de Agrupación Nacional, Marine Le Pen

VOX recibe en Madrid a la internacional soberanista de extrema derecha. Lo que en un principio habían planeado como un acto de masas en el que mostrar su músculo internacional se ha convertido en una reunión clandestina que intentan ocultar en medio de la campaña de Castilla y León por la presencia de Viktor Orban, que cuando termine el encuentro, se marcha a Rusia a reunirse con Vladimir Putin. Llama la atención cómo un acto de este calado e importancia -que además de la presencia del primer ministro húngaro contará con la presencia de su homólogo polaco, Mateusz Morawiecki, y la líder de Agrupación Nacional, Marine Le Pen- ha pasado a ser proscrito por la dirección de VOX por las implicaciones nacionales e internacionales que pueden derivarse ante el conflicto presente con Rusia. Los asistentes al acto, que en principio se reunían por la defensa de la soberanía contra el globalismo, tienen intereses muy enfrentados en política internacional cuando entra en juego Rusia. 

No podía haber peor momento para unir en Madrid a los líderes de Polonia y Hungría con Santiago Abascal. Viktor Orban, a pesar de que Hungría esté en la OTAN, es un aliado de Vladimir Putin. Es su máximo aliado para vetar la posible incorporación de Ucrania a la Alianza Atlántica aludiendo a la represión que, en palabras de Orban, sufre la minoría húngara en Ucrania obligada a escolarizarse en ucraniano. También por los intereses comerciales, ya que Hungría es competidor directo de Kiev como país de tránsito del gas ruso al tener perspectivas de conectarse al gasoducto Turks Stream que unirá Rusia con Europa eludiendo Ucrania.

Por otro lado, Mateusz Morawiecki sufre las acometidas de Rusia en sus fronteras con Bielorrusia, con ataques de guerra híbrida y el aumento de la crisis migratoria intencional que Lukashenko provocó para presionar a Varsovia. No son las únicas posiciones antagónicas que laten en la cumbre de los posfascistas en Madrid, ya que Marine Le Pen apoyó la anexión de Crimea a Rusia. 

La incoherencia que late en VOX tiene un difícil sistema de contrapesos reflejo de las herencias políticas del pastiche que anida en la formación posfascista. Atlantistas y prorrusos viven en el partido en aparente placidez, pero hay mucho más. La pulsión entre goblalismo y soberanismo es la que lleva a un sector del partido a defender el nacionalismo ruso como parte indispensable de sus postulados teóricos.

La cuarta teoría política que Alexander Dugin desplegó en Europa ayudado por Steve Bannon encuentra acomodo en la rama de VOX que lideran Jorge Buxadé y Kiko Méndez Monasterio por sus filias pasadas, falangistas y neonazis, y la cultura política de la que emanan y que es la principal en el Instituto Superior de Sociología, Economía y Política (ISSEP). Este think tank de pensamiento, que funciona como formación de cuadros, tiene entre sus profesores a Hasel Paris Álvarez, Pedro Baños y al propio Kiko Méndez Monasterio. Una visión que entra en contradicción permanente con la línea política que lideran Iván Espinosa de los Monteros y Rafael Bardají, el hombre en la sombra, por su vinculación con el partido republicano de EEUU y el Likud israelí a través de los conservadores y reformistas europeos, que considera vital mantener su alianza con EEUU, la OTAN e Israel.

No hay nada que más caracterice a VOX que la incoherencia interna. En un mismo partido se puede adorar a Putin y defender la alianza con la OTAN y EEUU en plena escalada bélica en la frontera con Ucrania entre ambos actores sin que les genere coste. A su electorado les da absolutamente igual y ellos explotan esa masa acrítica para poder enardecer sentimientos antagónicos y defender una cosa y la contraria sin pudor alguno. Pero todo puede tener un límite.


Fuente → lamarea.com

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