Un partido se define por su ideología, su proceder y la coherencia entre lo que dice y lo que hace. Cuando un partido se define como republicano asume una responsabilidad con una ideología y una conducta que han de facilitar que los valores que definen el republicanismo sean los que orienten, merced a la labor de sus militantes y a la obtención de representación, la acción política de los gobiernos y se modele así una sociedad más justa y fraterna.
Definir una estrategia de acción es fundamental para poder convertir en realidad práctica los grandes principios. Se podrán afirmar grandes teorías o afirmar y desarrollar ideas justas, pero en política el problema exige responder a la pregunta de cómo se desea lograr conseguir ese programa.
Extender valores y dar ejemplo, crear y extender cultura política republicana entre la ciudadanía es desde luego la tarea fundamental, algo básico, pero constituye un primer punto de partida que, además, de lograrse avanzar y profundizar en el plano político, sería cada día más extendido y reforzado. Asociaciones culturales y ciudadanas o el ejemplo de vida de las propias personas, son algunos de los vectores de esos valores y del ejemplo ciudadano necesario para su extensión. Pero la política tiene que ir a más allá, la política transforma, aplica, cambia, toma decisiones y construye. Un partido se mueve desde unos valores y en tal sentido, de tener representación o acceder al gobierno, hará cuanto pueda por cambiar la realidad desde la acción del gobierno, sea local, regional o nacional. Ese es el reto.
Durante mucho tiempo en la España en la vivimos, se ha predicado que la acción republicana debía limitarse exclusivamente a lo cultural, la memoria, lo anecdótico, lo nostálgico. Se ha levantado una barrera gigantesca entre la acción política del día a día y la acción cultural republicana. Nunca fue el momento, nunca fue prioritario, nunca se vio necesario incorporar la variable república entre los partidos con representación a los objetivos electorales, las propuestas concretas, la línea parlamentaria, la política de alianzas o los referentes ideológicos que aplicar. Son hechos dolorosamente constatables. Es preciso preguntarse por los motivos de esta situación. Hay una respuesta primera: hacer política republicana seria en España es algo revolucionario. Democráticamente revolucionario, porque implica superar la monarquía heredada de la dictadura.
No hablamos de teoría o filosofías, no es la cuestión del papel de una monarquía en la Europa actual. No hablamos de los Países Bajos, de los países escandinavos o de Inglaterra. Hablamos de España, con nuestra historia concreta. Se trata de la República en España. No estamos ahora en el instante de discusiones filosóficas o de ejercicios académicos. Es el aquí y ahora español. No faltan eruditos que dilucidan el significado de la república y su evolución en el plano de la teoría y la historia, incluso de políticos con pretensiones de intelectual republicano que nos hablan y dictan sus teorías sobre los horizontes que se han de alcanzar. Pocos son los que reparan en el hecho de que es necesario concretar en el tiempo, ahora, y el país, España.
Un partido republicano en la España actual debe hacer frente al hecho de que el país vive bajo una monarquía y un modelo político, el R78, construido sobre la base de la impunidad del régimen franquista. Otros se adaptan a ello o bien parece que lo denuncian superficialmente, pero la cuestión es tomar posición frente al hecho para ponerle fin. Porque de eso se trata para nosotros.
Como republicanos españoles declaramos que nuestra primera obligación es construir la República en España. Recuérdese que la actual monarquía es una herencia de la dictadura. El Estado Español, así denominado en los primeros años de la dictadura, pasó a ser Reino de España no con la Constitución de 1978, sino con el Referéndum franquista de 1947 que instauró la monarquía, regida eso sí, por un dictador.
Los mismos poderes o instancias de poder que impiden las políticas sociales y económicas que se necesitan para poner fin a la precariedad, mejorar las pensiones, defender las libertades y asegurar nuestra soberanía e independencia nacional, son los mismos poderes e instancias que son enemigas de la República. Las políticas progresistas y transformadoras que necesitamos aplicar tienen como adversarios a los mismos que se oponen a la República. Es tan sencillo como comprender que vencer social y políticamente para poder aplicar esas políticas necesarias en el día a día es también vencer en la batalla de la república. Separar ambos combates es traicionar ambas luchas es un completo fraude al pueblo que nosotros denunciamos y combatiremos.
Consideramos vitales dos objetivos.
- Construir la República aquí y ahora
- Aplicar las políticas sociales y económicas que se precisan en el aquí y ahora
Estos dos son los objetivos estratégicos que asumimos. Van juntos. No van por separado.
Esta es el primer paso de la estrategia de acción que proponemos.
- ¿Qué necesitamos para conseguirlos?
Pues es claro: Un instrumento de lucha como un partido, un vector de ideas como medios de prensa accesibles o propios, un centro de gravedad que nos ayude a reunir lo disperso, un programa que concrete, unas ideas que inspiren, voluntad, firmeza, valor, necesitamos voz pública, convicción, pedagogía, ejemplo, claridad. Y todo ello puesto al servicio de una estrategia de acción. El voto de millones de personas, la voluntad, el compromiso, son las herramientas que construyen el camino a la República.
- ¿Cómo queremos construir la Republica y derribar la Monarquía?
Es sencillo en realidad. Lo complejo es lograr los medios para poder hacer lo necesario.
El R78 tiene debilidades muy fuertes. Tienen contradicciones serias. Y cometen errores continuamente, las ventanas de oportunidad generadas por los crímenes de los Borbones y su descrédito creciente, se van sucediendo sin que, significativamente, se concrete una alternativa republicana clara desde la oposición democrática. Solo hay una respuesta: Se mantiene el régimen por la extensa red de complicidades o cobardías que lo amparan en la práctica.
- Debemos actuar sobre las debilidades del régimen.
La principal de todas es la conexión con la impunidad del franquismo. El R78 se basa en la impunidad de la dictadura, en dar por bueno y legal el golpe, la guerra y la dictadura, no hablar de ello, por supuesto, pero relegando esto a las sombras, no cuestionar hoy los privilegios y las herencias de ese pasado que condiciona el presente. Han borrado del mapa a la República Española, su simple evocación se muestra incómoda; toda la legalidad democrática que vivimos hoy es incapaz de mirarse en su ejemplo para darle fondo y seriedad a la identidad democrática de la España del siglo XXI. En nuestros días, y parece increíble, Lorca, Blas Infante, Miguel Hernández siguen siendo criminales condenados pues sus sentencias, los tribunales que los juzgaron y el pretendido derecho que les aplicaron, siguen sin ser cuestionados por la democracia española. Ya no saben cómo ocultar esta contradicción.
Existe un peligro añadido. Siendo tan fuertes las contradicciones y visto lo endeble de la imagen de la Monarquía al ser ya pública la degradación moral y personal de Juan Carlos Borbón y su entorno sumados a los vicios de origen y ejercicio de todo el sistema, la opción de la República BICOLOR empieza a tomar cuerpo. Al mismo tiempo se suman a ese proyecto, sectores reaccionarios de nuevo cuño, que siempre rechazaron todo compromiso republicano y que hoy desplazados por el oportunismo populista buscan afirmarse en el rechazo a la lucha de los soberanistas, pasando a defender un centralismo extremo, supuestas formas republicanas y emblemas nacionales de la monarquía, una aberración que debe ser combatida.
La llamada República Bicolor es el plan B del sistema si no pudieran contener la degradación del régimen. Sería un cambio lampedusiano para el que no faltarían cómplices como no faltan hoy para mantener la monarquía actual, curiosamente los mismos personajes.
- Otro punto débil es la Constitución Española de 1978 ( CE78)
No es una verdadera constitución pues no hubo apelación directa al Poder Constituyente del pueblo cuando se convocaron las elecciones parlamentarias. Aquel parlamento no fue electo con mandato constituyente. El marco legal vigente fue el de las Leyes del Movimiento, el aparato completo del estado era el mismo de la dictadura. Los partidos republicanos que habían sostenido al gobierno del exilio no fueron legalizados y no pudieron presentarse. La ley electoral aplicada y el diseño de doble Cámara fueron fruto de una comisión de las Cortes Franquistas. Y lo más increíble; la CE78 no derogó la CE31 porque sencillamente se basaba en la legalidad franquista y daba como legal la derogación por la vía de los hechos que había tenido lugar en el golpe de estado. En realidad la Constitución de 1931 nunca fue derogada legalmente.
La CE78 entró en vigor por la firma del segundo jefe de estado de la dictadura, el rey Juan Carlos de Borbón, el referéndum del 78 fue obligado para sustituir las vigentes Leyes del Movimiento de acuerdo con lo que estipulaba la Ley de Reforma de entre ellas. La CE78 es, en realidad, una Ley Fundamental evolución del régimen franquista, no es una verdadera constitución.
Hay una suma de contradicciones en todo el entramado constitucional del 78 que resultan extremadamente incómodas para el poder. De ser planteadas en público valientemente, su impacto sería inmenso entre la ciudadanía. Los diputados republicanos deberán sacar estas contradicciones en el Congreso, en los parlamentos autonómicos, en los ayuntamientos, en la calle ya lo hacemos día a día todos.
- La República es políticamente posible.
Basta un diputado para decir en alto lo que es preciso decir. El R78 tiene miedo a la palabra. Quienes callan ciertas contradicciones en realidad apoyan al régimen sea cual sea la excusa que empleen. Debemos decir en alto que el Rey Juan Carlos fue jefe de estado de la dictadura y que debe ser procesado por ello. ¿Por qué no lo es? Porque no es delito haberlo sido. Porque la dictadura franquista es la base de la actual legalidad.
Nuestra estrategia de base pasa por construir partido, extender la idea, actuar sobre las debilidades del contrario, lograr representación y multiplicarla con firmeza y pedagogía.
- ¿Pero cómo construir la República? ¿La Justicia, los tribunales, un referéndum? ¿Una insurrección? No, por favor, nada de eso.
Un referéndum es inviable con el marco legal vigente, se ha visto en Catalunya. La CE78 está blindada en su formulación, pues era el salvavidas de la clase política franquista y de las elites del poder económico de aquel régimen, no se puede frivolidad con esto, hacer política ignorando el nivel de blindaje que tiene el sistema político español es suicida. Se puede comprender una Consulta popular como forma de propaganda y extensión de la idea, pero debe tenerse en cuenta que el principal freno al avance de las luchas republicanas es la ausencia de compromiso en la izquierda del R78, una ausencia clamorosa en esas mismas movilizaciones o propuestas de consultas, en las que ni remotamente se han implicado los cargos públicos, los dirigentes y los partidos. En esas condiciones no resulta creíble campaña alguna de consulta, salvo como placebo de las inquietudes republicanas. Hay además otra cuestión de fondo: un referéndum pone en pie de igualdad ambas opciones y sabemos que esa igualdad no existe. La república es nuestro derecho, fue robada, arrebatada por la fuerza y debe ser restituida. La esclavitud no se puede aceptar democráticamente, no se puede votar. No vamos a renunciar a la mejor baza de la que disponemos: la falta de legitimidad del régimen y el miedo que tienen a que sus contradicciones sea públicas.
- En España la república nunca se logró por un referéndum
En 1874, la Primera República se logró cuando al partir el Rey Amadeo de Saboya se creó un vacío de poder. La presidencia del Congreso asumió la jefatura de Estado de forma interina, se formó un gobierno provisional y la República se logró de forma natural, sencilla, incruenta, quedando la Nación libre en su soberanía, reconocida en una votación en las Cortes como no podía ser menos. La Constitución de 1869, redactada tras una convocatoria constituyente realizada por el gol. revolucionario de 1868, fue la más progresista y avanzada de todo el siglo XIX; con la marcha de los Saboya, la nación quedó libre en sus destinos y la República surgió de forma natural si bien en una época llena de conflictos. La 1ª RE no tuvo tregua y no pudo consolidarse. La monarquía de los Borbones regresó como siempre, desde un golpe de estado y desde la derrota de la Nación, de manos de la oligarquía.
En 1931, los partidos republicanos y los socialistas acudieron juntos a unas elecciones municipales con un programa republicano explícito en el que además del programa social necesario, negaban la legitimidad de una monarquía corrupta que había suspendido la constitución de 1876 con un nuevo un golpe de estado. La monarquía fue derrotada política y socialmente en aquellos días de abril, reconociendo la Dinastía su derrota, se abrió paso el Comité Revolucionario que coordinaba a la oposición y pasó a convertirse en el gobierno provisional. Llegaron al gobierno y al estado llevados por una inmensa ola de alegría popular. En junio de 1931 ese gobierno provisional convocó elecciones constituyentes para dotar a la República de una constitución democrática elaborada por diputados electos con ese mandato. Fue la página más hermosa y llena de esperanza de nuestra historia como pueblo, una inmensa promesa de futuro.
¿Cómo hacerlo en el siglo XXI?
La. Monarquía actual vigente se basa en la legalidad de la dictadura. Fue el referéndum franquista de 1947 su origen directo. Bastaría con declarar nulo de todo derecho ese referéndum. La proclamación de la Monarquía en 1947 fue ilegal e ilegítima desde un punto democrático. ¿Difícil objetivo? Sin duda. Pero se podrá defender y explicar desde la tribuna del Congreso y extender la idea ¿o es que eso tampoco se puede?
Es necesario negar en alto la legitimidad del R78 y su deficiente constitución.
Sería necesario llegar al Congreso y proponer un curso de acción el día de la formación de las Cámaras. Es precisa la mayoría en la presidencia de la Cámara. Es preciso sacar este tema y hacer preguntas a los letrados de las Cámaras.
- ¿Cuándo se derogó explícitamente la CE31? Nunca. En 1978 se derogaron las Leyes del Movimiento anteriores. En los decretos de la Junta de Burgos de 1936 se deroga la CE31 por la vía de la fuerza.
- ¿Cuándo se pasó de Estado Español a Reino de España? En 1947
- ¿Qué constitución regía en 1947 en el territorio? Ninguna
- ¿Y en 1977 cuando las elecciones? Ninguna
- ¿Fue jefe de estado de la dictadura el Rey Juan Carlos? Lo fue
- ¿Lo era cuando hizo entrar en vigor con su firma la CE78? Lo era.
- ¿Qué validez democrática tiene la firma de un jefe de estado no democrático para hacer entrar en vigor una Constitución que además no fue fruto de una convocatoria constituyente? La respuesta es clara: Ninguna.
- ¿Cómo afecta eso a la legitimidad de la CE78? De forma total y absoluta. Se la niega. Eso es una cuestión política, la legalidad se basa en la legalidad franquista cuyo diseño sigue para la transformación institucional. No es legítima.
Pues bien. Siendo una cuestión política y siendo lo institucional una herencia franquista se impone una RUPTURA DEMOCRÁTICA.
Los republicanos proponemos la Ruptura Democrática, traducida de la siguiente forma:
La mesa del Congreso, preguntado lo que antecede, somete a votación del Congreso la Nulidad de los Bandos de la Junta de Burgos de 1936 y del Referéndum de 1947 y con ello de la proclamación de la Monarquía en esa fecha. Tras lograrse esa nulidad se declara nula la firma del Rey por la que entra en vigor la CE 78. La Presidencia del Congreso pasaría a asumir la Jefatura del Estado quedando proclamada de inmediato la Tercera República. El Congreso, anulada la parte de la Corona de la CE79, votaría un gobierno provisional que convocaría elecciones a Asamblea Constituyente una vez estabilizada la situación.
Es decir, que proponemos un camino que se basa en el modelo de 1874 (nulidad del Corona, paso al Congreso de la Jefatura del Estado y República) y el de 1931 (mandato republicano explícito en las elecciones, gobierno provisional, constituyentes).
La CE31 debe ser rescatada al menos unas horas para dar paso a la Tercera República en los aspectos que proceda. El gobierno provisional tiene el ejemplo de 1931 y la forma en que procedió, haciendo una ley que limitaba su poder y apoyándose en las leyes vigentes que no contravinieran su mandato. Este es el camino a seguir.
Sabemos que esta estrategia que proponemos parece irreal. Pues bien, lo será, pero depende únicamente de los votos y la representación disponible. Lo que no se puede aceptar es la legitimidad de lo que no lo tiene. Este es el camino. Se puede defender. Se puede explicar. Ha de estarse dispuesto a aplicarlo.
• Aplicar las políticas sociales y económicas que se precisan en el aquí y ahora
Hemos expuesto un camino para derribar la monarquía y restituir la República. Es un objetivo marco, de largo alcance, que solo podría ser posible de lograrse una mayoría simple en el Congreso y una voluntad de Ruptura Democrática. No se trata de reformar nada. Se trata de declarar nulo lo que es nulo, porque no consideramos con derecho alguno al Rey a firmar nada en 1978 y por ello la CE78 queda afectada gravemente.
Como demócratas aceptamos el marco legal vigente y lo que tenga de democrático. Disuelta la República en el Exilio en 1977, ya no hay otra legalidad que la vigente. Pero como republicanos no aceptamos otra legitimidad que la nacida directamente del pueblo y por ello decimos en alto que la CE31 no ha sido derogada nunca legalmente y que la CE78 no es una verdadera constitución.
¿Cómo proceder en el día a día y hacer política cercana, necesaria, transformadora del aquí y ahora?
Es sencillo. Participando. Proponiendo. Aplicando. Desde el movimiento ciudadano, sindical, cultural. Desde un ayuntamiento, una autonomía o desde el gobierno.
Buscando la alianza que una sobre programas sociales concretos, en alianzas equitativas, democráticas en las que no se renuncie a hacer política republicana.
Nuestra estrategia pasa por construir organización, por extender la idea, por defender la legitimidad de la República y por unir la lucha social, sindical, cultural, laboral con la lucha por la República porque sabemos que es lo mismo. La Republica no es una lucha sectorial como otras. Es algo estructural, de conjunto. Y eminentemente política.
Nuestra estrategia pasa por defender lo que es justo. La bandera Tricolor como la bandera de España y su Republica. La República Española como el amparo de los trabajadores, la ciudadanía y los pueblos. Una República Fraterna, que no necesita negar a nadie para afirmarse, que se construye desde nuestra memoria colectiva de resistencia al fascismo y el ejemplo de los que se sacrificaron por su libertad y la nuestra.
La Monarquía no tiene derecho alguno sobre el futuro de España. El futuro de la Nación no puede seguir en sus manos. En la Transición renunciaron a la República los que pactaron con el franquismo una democracia basada en la impunidad. Al renunciar a la República renunciaron a la España Antifascista y Republicana y hoy la idea misma de España está secuestrada por la imagen grotesca heredada del fascismo, creciendo cada día las pulsiones separatistas. La República Española es el único marco legítimo de diálogo para resolver la cuestión de las nacionalidades. Una monarquía heredera del fascismo nunca podrá defender una idea de España que le haga justicia a sus pueblos y respete sus derechos. Solo con la República Española podremos juntos defender nuestra independencia, nuestra soberanía y nuestra esperanza de una vida digna en el difícil futuro que vendrá vistos los grandes retos que afronta nuestra civilización (capitalismo en decadencia, cambio climático, crisis energética). Defender la República es una necesidad de futuro. Es un objetivo irrenunciable.
Nuestra estrategia por la república se basa en la fortaleza moral de su legitimidad, su historia y ejemplo. Se orienta a batir la debilidades del régimen, pero sobre todo pretende partir del día a día y del aquí y ahora con valor, firmeza y principios. ¿De qué república estamos hablando? De la Española, de la de todos, del punto de encuentro: Una república republicana basada en el fin de la impunidad franquista y en el artículo 1 de la CE31, “España es una República democrática de trabajadores de toda clase, que se organiza en régimen de Libertad y de Justicia” y en la que todos los poderes de todos sus órganos emanan del pueblo.
.La República es políticamente posible, democráticamente necesaria y moralmente imprescindible.
Tengamos confianza. Construyamos partido. Extendamos la idea. Manteneos firmes.
Fuente → dedona.wordpress.com
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