Nos reíamos de Vox, ahora Vox se ríe de todos. Y censura la risa de quien se ríe de ellos. No es ninguna broma. España puede sufrir el mayor retroceso de la democracia.
— Facu Díaz, Bob Pop, Quequé, El Mundo Today y el ex
subdirector de Late Motiv, Javier Durán, han denunciado que Movistar+
les censuró por presiones de la ultraderecha.
Lo acabarán consiguiendo. Quienes manejan este país porque tienen el
dinero y los medios se han empeñado en que el trumpismo ibérico y el
neofranquismo gobiernen como antes se empeñaron en que el cambio social
del 15M no fuese la primera fuerza política en España que pronosticaban
las encuestas. Lograron descabalgar a Podemos del caballo ganador y
descabezar a su líder, y según apuntan los sondeos, podrían aupar hasta
el Gobierno a Vox, un partido homófobo, machista y xenófobo emparentado
con lo peor de nuestro pasado y del presente fascista europeo.
Facu
Díaz, Bob Pop, Quequé, El Mundo Today y el ex subdirector de Late
Motiv, Javier Durán, han denunciado que Movistar+ les censuró por
presiones de la ultraderecha. Facu, ex colaborador del espacio de
Buenafuente, ha asegurado que en los despachos y en la edición de los
programas se eliminan chistes sobre la ultraderecha. Durán lo ha
confirmado. EMT ha publicado en Twitter un hilo de chistes sobre Vox y
la monarquía que tampoco les dejaron emitir en Locomundo. Lo ha
corroborado Quequé, presentador del programa que fue cancelado por la
cadena sin más explicaciones. Pablo Motos y Ana Rosa no tienen estos
problemas.
La polémica saltó este
martes por las palabras de Bob Pop en el discurso de agradecimiento por
el Ondas a su serie Maricón Perdido. Contó que le hubiera gustado
despedirse con Buenafuente del programa Late Motiv que acabará al final
de este año, pero que a él Movistar+ le echó antes “porque les resultaba
incómodo”. Hace unos días, la televisión de Telefónica pedía disculpas
por un chiste de La Resistencia sobre el que la extrema derecha inventó
un bulo y armó mucho ruido en redes. Vox mintió y agitó como hace
siempre y consiguió lo que consigue a veces: controlar el debate
público. Son como el abusón del colegio que acalla a los demás para
imponer su voz.
Esto confirma lo que
denuncian quienes trabajaban allí. Al partido ultra le molesta que haya
tantos cómicos y programas progresistas en la cadena, hacen fuerza
contra ellos y tienen poderosos aliados dentro que están cortando
guiones y cabezas. Ahora el repentino cierre de Late Motiv huele más a
podrido que la Dinamarca de Hamlet. No es que la cadena se haya vuelto
facha de repente, pero hay señores ahí arriba que quieren purgar ese
nido de rojos. Tampoco es el único caso. Incluso en medios progresistas,
han fulminado a comunicadores por ser críticos con la ultraderecha, la
monarquía y el sistema, a mi propia experiencia me remito. El aparato
mediático, mayoritariamente conservador y antiliberal, está empeñado en
un gobierno que también lo sea y va ganando terreno.
El
CIS de esta semana pronostica una nueva subida de Vox. No es sólo por
el apoyo de los medios de la derecha, es también por la indolencia de
algunos que se dicen de izquierdas pero fueron mucho más beligerantes
con los indignados del 15M de lo que son con la indignación
reaccionaria, como explica Pedro Vallín. Estoy con él —Iglesias también
lo dijo ayer mismo— cuando compara el momento actual con la República de
Weimar que permitió con su tibieza o complicidad el ascenso del
nazismo. La historia se repite como farsa, que escribió Marx. Una farsa
que nos helará la sonrisa.
Aunque
llevamos años advirtiéndolo, ellos van a más y el resto va a lo suyo.
Los que se ponen de perfil o agachan la cabeza ante el abusón, acabarán
siendo víctimas igual. La ultraderecha es una aberración iliberal a la
que hay que combatir, no naturalizar. Si no hay una inmediata respuesta
colectiva, constante y contundente de todos los demócratas, sobre todo
de los que tenemos un altavoz y una responsabilidad, los neofranquistas
acabarán gobernando. Lo estamos viendo llegar. Vox ha pasado de ser
marginal a ser normal y va camino de ser hegemónico como el trumpismo de
Ayuso. Nos reíamos de Vox, ahora Vox se ríe de todos. Y censura la risa
de quien se ríe de ellos. No es ninguna broma. España puede sufrir el
mayor retroceso de la democracia.
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