La republicana y defensora de las mujeres, Juana Gallego Coco, fue asesinada por una cuadrilla de mercenarios falangistas

La republicana y defensora de las mujeres, Juana Gallego Coco, fue asesinada por una cuadrilla de mercenarios falangistas en Montijo (Badajoz), en 1936

Juana Gallego Coco, nació en Montijo en 1910, hija de Genaro y de Juana, ambos montijanos. Ésta prepartaba las bodas en las casas pues era muy buena cocinera; era también nodriza pues tenía siempre leche por lo que amamantó a varios niños, entre ellos a un niño, por lo que Juana y él eran hermanos de leche. De los 7 hijos que tuvieron sus padres sólo vivieron 3: Francisco, Juana y Fernanda. Juana Gallego contrajo matrimonio con Tomás Lara, trabajador agrícola. A Juana la describían como “alta, gordita, muy buena moza, de talante abierto, dotada para la lucha social, insumisa”, que trabajaba por horas como limpiadora doméstica dado que su esposo estaba en paro casi siempre.

Entre sus amigas destacaba Juana, hermana de Joaquina Charro Gómez. Fue una destacada y activa militante de izquierda durante la República. Juana Gallego Coco fue una de las fundadoras de la Sociedad Obrara femenina de Montijo, creada dentro de la Casa del Pueblo para defensa de los derechos de las trabajadoras (empleadas de hogar, modistillas, lavanderas, dependientas, secretarias, etc.). No faltaba a ningúna manifestación obrera o feminista. En la Sociedad destacaban la presidente Maria Pino Gómez, Joaquina Charro Gómez, Juana Gallego Coco, Rosa Candado, Rosa Cruz, Ana Mendoza, Francisca Cordero Millán, Encarnación Rodríguez Alhaja, etc.

Tras tomar el pueblo la columna militar de Juan Yagüe, el 13 de agosto de 1936, los rebeldes franquistas comenzaron a detener a hombres y mujeres significados de la izquierda. Juana, sabiendo que podía ser uno de los objetivos, trató de pasar desapercibidas saliendo lo menos posible de casa. En aquellos días a las “rojas” más destacadas las castigaron a fregar sin remuneración el Ayuntamiento, el cuartel de falange, el convento de las monjas, todos los centros oficiales. De vez en cuando las llevaban de “paseo” al atardecer y después de hacerle ingerir aceite de ricino, las pelaban como escarmiento público. Todo esto lo sufrieron Juana Gallego Coco, Inés Barragán, María Pino Gómez, Joaquina Charro.

Un día la denunciaron y la encarcelaron. Se la llevaron al depósito del Ayuntamiento junto con Inés Barragán; como estaba embarazada estuvo a punto de abortar, llamaron al médico D. Lucas Rodilla y éste aconsejó que la soltaran lo que hicieron dando a luz en su casa. A los pocos días “hubo una denuncia mala” y la volvieron a meter en el depósito carcelario la tarde del 17 de noviembre de 1936.

Uno de los miembros del pelotón que fue a la cárcel del Ayuntamiento por los condenados para fusilarla, era su hermano de leche, ella le imploraba que la salvase y le decía: “acuérdate de la leche que te dio mi madre, ayudame que me van a matar”. Se los llevaron en el camión hacia las paredes del cementerio donde serían asesinados sin haber existido juicio ni posibilidades de defenderse. Fue fusilada en la madrugada siguiente, el 18 de noviembre de 1936. Su hijo pequeño, al carecer de la madre, murió al poco tiempo.


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