Carlos Guzmán Pérez es el autor del libro “¿Por qué no te callas? El descenso a los infiernos de los Borbones“, publicado por Editorial Atrapasueños. Y además es el nuevo Coordinador General de Izquierda Unida Navarra (IUN).
En un momento en el que la monarquía retrocede ante la república, elestado.net ha considerado pertinente, además de interesante, entrevistar al autor de un libro sobre la cara más ocultada de la monarquía, que además milita en uno de las organizaciones que más trabaja por la llegada de la III República.
¿Por qué escribir un libro sobre la crisis de la monarquía?
Buena pregunta. Pues ante todo para contribuir a la difusión mediática de esa crisis y para intentar señalar las contracciones de esa institución. En este país, durante años ha existido un juancarlismo sociológico, que hacía que mucha gente que no era monárquica en esencia asumiera el relato dominante que rodeaba a la figura de la monarquía, y que llegado el momento no solo toleraba la coexistencia de la institución, sino que incluso llegaba a defender el papel desempeñado por esta.
Todas y todos hemos escuchado mil veces ese relato de que prácticamente fue Juan Carlos I el que trajo la democracia a este país, y que se desvivió por el bienestar de los españoles. Nada más lejos de la realidad para cualquier ciudadano mínimamente informado de manera crítica.
Las generaciones como la mía que no vivimos la Transición y no votamos la Constitución, por lo que no tenemos ya ninguna atadura política o incluso sentimental con la Constitución. Carlos Guzmán.
Y también para intentar contribuir en la tarea de crear ciudadanía republicana a través de la deconstrucción de la monarquía española. Nuestra monarquía, antidemocrática y anacrónica como todas las monarquías, si por algo más se ha caracterizado ha sido por su comportamiento poco decoroso y nada ejemplar, y creo que eso también es importante contarlo y difundirlo.
¿Cuál es el sentido de la monarquía en la España actual?
En mi opinión el sentido de la monarquía en la España actual, si es que eso se puede considerar un sentido, es el de apuntalar el Régimen del 78. Entendiendo por Régimen del 78 a todo el entramado político, jurídico e institucional sustentado en la Constitución de 1978.
La monarquía hace una labor de sustento frente a las aspiraciones renovadoras o transformadoras de buena parte de la población. Hace unos años, en el momento más álgido y agitado del llamado procés catalán, todos los y las españolas presenciamos cómo Felipe VI dejaba a un lado el papel de árbitro y moderador que le confiere la Constitución Española, para inmiscuirse directamente en un debate político y en un conflicto abierto, para apuntalar o ratificar públicamente los planteamientos más conservadores que se estaban realizando en aquel momento.
¿Aquello fue fruto de la casualidad? Desde luego que no. Felipe VI sabía muy bien que ante una posibilidad de cambio o de peligro del status quo existente, debía ponerse al servicio del orden imperante.
¿Cuáles son las tres principales mentiras del relato de la transición sobre la monarquía?
Yo diría que sobre todo habría que señalar una gran mentira y una gran incógnita. La mentira sin lugar a dudas sería esa aparente ruptura democrática que pretendía representar la monarquía frente al franquismo. No podemos olvidar que Juan Carlos fue educado y formado por el franquismo, y que él mismo juró los principios del movimiento.
En mi libro se recogen declaraciones a prensa y discursos del propio Juan Carlos en las que realiza unas loas grandilocuentes al dictador Franco, totalmente inconcebibles para cualquier demócrata. La monarquía en este país desempeñó un papel de continuación en cierta medida del régimen franquista. Así lo diseñó el propio Franco, sin someter el nuevo reinado a la decisión del conjunto de los y las españolas como también se explica en el libro.
Y en cuanto a la gran incógnita, está el papel desempeñado por el ya hoy rey emérito en los sucesos que rodearon al intento de golpe de Estado del 23F. ¿Por qué hoy en día gran parte de la documentación más relevante sobre todo aquello sigue estando clasificada? El relato oficial lo conocemos de sobra toda la ciudadanía española pero, ¿toda esa información clasificada desdibujaría o reescribiría el relato oficial de aquellos hechos? A día de hoy seguimos sin poder tenerlo claro.
Las últimas encuestas muestran una tendencia al alza de los republicanos, ¿debería el campo progresista articular su propuesta programática en torno a la república?
Por supuesto que sí. En ciertos momentos, quizás los progresistas hemos centrado nuestra acción republicana en la rememoración memorialista de la I y II República. Este trabajo es necesario, por supuesto. Pero debemos ser conscientes de que más allá de lo meramente simbólico, la propuesta republicana debe ser una propuesta ilusionante y de futuro.
Nuestra propuesta no debe limitarse a quitar a un monarca nieto político de un dictador genocida para poner a una presidenta de la república elegida por sufragio universal. Nuestra propuesta republicana debe articularse en torno a toda una propuesta programática que dibuje un nuevo país en todos sus sentidos.
Las crisis cíclicas del capitalismo nos demuestran cada cierto tiempo lo fallido de un modelo y de un sistema generadores de mucha riqueza para unos pocos, y de mucha pobreza para unos muchos, y por ello debemos articular nuestra propuesta republicana en torno a una propuesta transformadora, que democratice la más alta institución del estado y que ataque de raíz los problemas que sufrimos el común de los y de las ciudadanas.
¿Es necesario un proceso constituyente?
Desde luego que sí, y no solo por el desprestigio de la monarquía, que también, sino sobre todo porque todo el entramado erigido en torno al Régimen del 78 hace hoy aguas por todos los lados. La Constitución del 78 cumplió una labor o desempeñó un papel transicional, como el propio concepto de la Transición define, y hoy en día ya ha quedado obsoleta por la superación que precisamente han hecho de ella sus mayores defensores.
Los progresistas hemos centrado nuestra acción republicana en la rememoración memorialista de la I y II República. Este trabajo es necesario. Pero la propuesta republicana debe ser ilusionante y de futuro. Carlos Guzmán.
Las generaciones como la mía que no vivimos la Transición y no votamos la Constitución, por lo que no tenemos ya ninguna atadura política o incluso sentimental con la Constitución, y creemos que necesitamos una Carta Magna adaptada a las necesidades que tenemos hoy en día los y las españolas del año 2021.
Necesitamos una Constitución que nos reconozca derechos y que sobre todo nos los garantice de forma efectiva. ¿Dónde queda hoy el derecho a la vivienda digna y adecuada recogido en la Constitución? España necesita hoy también una reformulación territorial desde una perspectiva federal que dé acomodo a las distintas regiones y naciones que la componen.
España es un país plurinacional, y por más que se niegue la mayor como en Cataluña, las aspiraciones nacionales de las nacionalidades históricas ahí han estado, ahí están y ahí seguirán por mucho que se niegue el dialogo. ¿Afrontamos honestamente el debate territorial o seguimos limitándonos a aplicar el artículo 155 de la Constitución cuando una nación pida la palabra?
Y ya puestos, en pleno siglo XXI deberíamos aprovechar la ocasión para desprendernos de una institución anacrónica, antidemocrática, patriarcal, y poco ejemplar como lo es la monarquía española. Y todo ello lo debemos materializar en un proceso participativo y participado, en un proceso constituyente.
Fuente → elestado.net
No hay comentarios
Publicar un comentario