Apelación a la República
Joaquín Soler
A principios del mes de noviembre de 1940 muere Manuel Azaña en el exilio, en una humilde habitación en un pequeño hotel de una ciudad de provincias, en una Francia dividida y derrotada. Los republicanos recordamos y evocamos cada año esta fecha, para que nunca se borre la memoria de los que murieron lejos de su patria defendiendo la República Española y la democracia.
“¡Que importa un día! Está el ayer alerto
al mañana, mañana al infinito:
¡hombres de España, ni el pasado ha muerto,
ni está el mañana -ni el ayer- escrito!”
Antonio Machado “El Dios ibero” de Campos de Castilla, 1912.
El 14 de septiembre de 1923, el capitán general de Cataluña el general Primo de Rivera tomo un tren expreso con destino Madrid, el día anterior ha emitido el Manifiesto con el lema “ley y orden”. Un pronunciamiento según la tradición militar del siglo XIX, disuelve las Cortes, el Senado, el gobierno y la libertad de prensa, En el apeadero de paseo de Gracia lo despiden burgueses catalanes, monárquicos, tradicionalistas acompañados de un obispo, con Francesc Cambó líder de la Lliga. La Gaceta de Madrid publicará el Decreto del rey nombrándolo Jefe del Gobierno y Presidente del Directorio militar. Es la descomposición de un régimen golpeada por la corrupción económica y moral, el desgobierno y el desastre de Annual de las guerras africanas. Alfonso XIII decide romper el pacto constitucional canovista: la Restauración monárquica de 1876.
“Ah, hay que ser más bueno que los malos
Dame mi virtud, quédate mi fallo.”
Mala Rodriguez en la canción “Tengo un trato”, 2000.
En este momento Azaña es un reformista liberal desengañado del régimen monárquico y del Partido Reformista de Melquiades Álvarez. Había intentado sin éxito conseguir el acta de diputado al Congreso. Trabaja como letrado en la Dirección de los Registros y del Notariado en Madrid. De inmediato se opone a la dictadura, es el detonante para optar por el radicalismo de su abuelo, frente la moderación monárquica de su padre. Pocos meses después redacta un documento donde se proclama republicano y plasmara las propuestas para transformar España. No es posible reformar la sociedad sin transformar el Estado.
porque en todo caso decía lo que quería exactamente.”
Francisco Ayala, escritor
El texto se denominará Apelación a la república está escrito en mayo de 1924. La censura de prensa le obliga a buscar una imprenta clandestina en Burgos, Lisboa y Madrid para poder publicarlo. Viaja a La Coruña por unas oposiciones y consigue que se impriman 10.000 ejemplares. Es un folleto pequeño de unas 20 cuartillas publicado sin firma. El texto pasa casi desapercibido, la actividad clandestina contra la dictadura no tiene repercusión. Posteriormente desde Paris otros escritores como Miguel de Unamuno publicarán el manifiesto España con honra y Vicente Blasco Ibáñez Hojas libres.
La opción es liberalismo frente absolutismo. Desde este momento, Manuel Azaña opta por la forma de gobierno de la República, porque representaba, entonces como ahora, el Estado democrático. No queda otro camino, para ello es necesario aglutinar todas las fuerzas posibles, desde las organizaciones proletarias de izquierda hasta la burguesía liberal monárquica, en oposición al directorio militar. Escribe el siguiente texto en el manifiesto:
Recoge una corriente de pensamiento, un movimiento de acción política que va desde los Comuneros, los liberales constitucionalistas, los federales republicanos y los regeneracionistas. La Republica será el nuevo orden, el instrumento de los poderes públicos. Son las propuestas políticas orientadas a transformar España y defender el Estado, sin él no existe la libertad, la igualdad, la fraternidad y la prosperidad de los ciudadanos, sobre todo para los más débiles y necesitados.
Ha estado publicando artículos de opinión crítica y política en las revistas La Pluma y España, es una propuesta madurada y meditada en el tiempo. Es un nuevo programa de acción política desarrollado en cinco puntos con diferentes propuestas. Propone transformar y racionalizar el Ejército, la relación con la Iglesia y la laicidad, la estructura del Estado con las autonomías regionales, modificar el régimen de propiedad con la reforma agraria, organizar la educación y la cultura pública.
“La Republica será democrática o no será. De esta manera los republicanos venimos al encuentro del país, no como estériles agitadores, sino como gobernantes; no para subvertir el orden, sino para restaurarlo, no para comprometer el porvenir de la nación, sino como la última reserva de esperanza que le queda a España de verse bien gobernada y administrada.”
Plaza de toros las Ventas, 28 de septiembre de 1930.
Las dos repúblicas en España se han proclamado en paz, sin ser esperadas, casi de madrugada y por sorpresa. Este programa republicano anticipará el programa del partido Acción Republicana, desarrollado más adelante en el gobierno del primer bienio reformista entre 1931/1933, siguiendo la Constitución vigente y las leyes aprobadas. Algunas de las propuestas se realizarán con rapidez y eficacia, otras no pudieron ser implementadas por las trabas de la derecha y los intereses de las oligarquías. Las clases populares esperaban una rápida solución de todos los problemas que venía arrastrando España desde hacía tiempo, muchos no pudieron ser resueltos, generando desafección y frustración.
“Cometimos errores, pero los cometimos luchando.”
Marcos Ana
Salud y Republica a todos, “incluso para los que no quieren oír lo que se les dice” como decía Manuel Azaña.
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