Espacios para la memoria

La memoria puede estar cargada de futuro o por el contrario, como parece por la actitud de algunos sectores, puede ser una herramienta para no avanzar y quedarnos dando vueltas en una rotonda.


Espacios para la memoria
Julen Orbea
Etxebarrieta Memoria Elkartea 
 
El 10 de noviembre, es oficialmente el Día de la Memoria... selectiva. Para muchos un acto simbólico, unas flores y hasta el año que viene. Son ya once años en los que no se ha abordado ni el ámbito de la verdad, el de la justicia ni el reconocimiento de todas las vulneraciones de derechos. Días de la memoria sin mirar al futuro. El lema elegido para este año es «A todas las personas que os comprometisteis con la paz, ¡gracias!». Ha habido avances pero todavía no estamos a la altura de las circunstancias en cuanto a construcción de la paz y la convivencia.

Se aborda la memoria basándose en la exclusión de una parte de la realidad. En el fondo, es otra pieza de la máquina de imponer relato. Tienen la máquina engrasada. Se saben impunes. Pueden mentir, manipular, exigir, condecorar a torturadores, jactarse de participar en secuestros y asesinatos, seguir exigiendo, saben que pueden silenciar y además criminalizar a los que no comulguen con el único relato que nos obligan a tragar. Un día de maquillaje para disimular lo que no se ha hecho.

La utilización de los espacios públicos para la tarea de imponer el relato de vencedores/vencidos es otra pieza en esta macabra utilización del dolor y la memoria con amnesia. Mientras algunas asociaciones, institutos y fundaciones tienen el beneplácito y apoyo de todas las administraciones para organizar foros, charlas, películas o lo que necesiten, otras y con ellas las miles de víctimas de la violencia del Estado, se encuentran a día de hoy silenciadas y además, criminalizadas.

Durante estos días, en el edificio La Bolsa de Bilbo, se han organizado unas jornadas sobre «terrorismo, sus efectos y las palabras que elegimos para contarlo». Alfombra roja, presencia en los medios y poco público. Nada nuevo bajo el sol. Todo el mundo tiene derecho a utilizar el espacio público municipal no, ¿señor Aburto? Pues no. En junio de este mismo año el Ayuntamiento prohibió una charla organizada en ese mismo lugar por Egiari Zor y Etxebarrieta Memoria Elkartea con la participación del historiador de Euskal Memoria Iñaki Egaña y el forense de Aranzadi Javier Buces. El Consistorio comunicó que no podíamos utilizar la instalación municipal pese a que la Audiencia Nacional había desestimado una denuncia de Dignidad y Justicia en la que pedía que prohibieran dicha charla. Lo que Madrid no prohibió lo prohibía el Gobierno municipal aludiendo a que iba a ser un acto político de enaltecimiento al terrorismo. La charla se organizó para  intentar aportar luz a la muerte de Txabi Etxebarrieta. Una víctima de la Guardia Civil  franquista. Curiosamente, Txabi aparece en el listado de víctimas del propio Ayuntamiento como «caso sin esclarecer» lo que nos da una pista de lo mucho que les interesa saber la verdad.

Lo de algunos es una inmensa aportación mientras lo de otros es punible y no es la primera ni será la última. Recordar la figura de Txabi y la forma en que fué asesinado siempre ha estado bajo la espada de Damocles. Tenemos decenas de ejemplos. Ya en 1978, diez años después de su muerte,la gestora municipal de Tolosa anunciaba la decisión del gobernador de Gipuzkoa de prohibir la colocación de una placa conmemorativa en el lugar donde asesinaron a Txabi. El gobernador consideró que este acto era «una provocación». En 2008, en el cuarenta aniversario de su muerte, el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz rechazó una querella de la asociación Dignidad y Justicia contra el alcalde de Leioa por no haber retirado el nombre de Txabi de una de las calles de Leioa. En 2018 la Fundación Villacisneros presentó junto a AVT una denuncia ante la Fiscalía General del Estado por los actos «de homenaje» a Txabi que tuvieron lugar en Bilbao y Tolosa.

Año tras año han venido con alguna prohibición y cada vez con más beligerancia. Intentan estirar el chicle represivo a pesar de que Euskal Herria avanza dibujando un futuro en el que la memoria sirva para sumar y no para restar. La memoria puede estar cargada de futuro o por el contrario, como parece por la actitud de algunos sectores, puede ser una herramienta para no avanzar y quedarnos dando vueltas en una rotonda. En Etxebarrieta Memoria Elkartea creemos que el futuro tiene que tener una visión integral en la que aparezcan todas las verdades, todas las memorias y todos los derechos para todas las víctimas. Para que los verbos imponer, prohibir, ilegalizar, torturar y encarcelar formen parte del pasado y no se vuelvan a elegir.


Fuente → naiz.eus

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