Canción triste de una fosa común

«Los llevaban a todos en aquel camión que llamaban «de la carne», amontonados unos sobre otros acribillados a balazos, la sangre iba dejando un reguero desde La Isleta hasta la fosa de Vegueta, aquello daba miedo y asco por lo que estaban haciendo aquellos asesinos con nuestros compañeros».

Canción triste de una fosa común
Francisco González Tejera

Domingo Valencia

Ahí sigue la fosa común del cementerio de Las Palmas intacta, sin que los sesenta fusilados en el campo de tiro de La Isleta sean exhumados, entre esa tierra hay maestros, abogados, alcaldes, militares fieles a la República y la democracia, jornaleros, periodistas, sindicalistas, personas de bien asesinadas por sus ideas en Consejos de Guerra ilegales, integrados por fascistas sediciosos.

La excusa del #CabildodeGranCanaria, es que ya no están ahí, pero basada en datos sin credibilidad, ni base científica, absolutamente parciales, sustentados en el surrealista testimonio de un marmolista en los años 80, que podría ser perfectamente simpatizante de Falange, cuando las familias contamos con documentación de inhumación con nombres, apellidos y hasta fecha exacta de ser arrojados a ese estercolero de la historia.

La institución insular basa su sospechoso negacionismo, en una absurda cata de menos de medio metro realizada en diciembre de 2018, donde aparecieron restos humanos que presumiblemente no eran de represaliados, pero después de varias ruedas de prensa con gran presencia de medios de comunicación a pie de fosa, engañando y dando falsas expectativas a las familias, concluyen que allí no hay nada, pero sin seguir excavando como se hace en el cementerio de Paterna en Valencia, donde se trabaja intensamente, intentando hasta las últimas consecuencias encontrar cada hueso.

No vamos a olvidar jamás este escarnio, este menosprecio y por eso lo recordamos como un acto infame, vergonzoso, propio de personajes detestables, que juegan con el dolor de quienes hemos perdido seres queridos a manos del fascismo.

No perdemos la esperanza de que algún día gobiernen esta institución políticos decentes, sensibles, que respeten, a quienes lo único que buscamos es dar sepultura digna a nuestros muertos.


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