Traidores, editorial de M. Chaves Nogales


Traidores, editorial de M. Chaves Nogales

Escribimos bajo la amenaza del bombardeo aéreo, cuyos estampidos retumban en la lejanía. La acción sobre Madrid de esos terroristas con fajín, entorchado y buena paga ha puesto en planta al vecindario, ha hecho que las madres arranquen de las cunas a sus hijitos para llevarlos a los refugios a través del frío de la madrugada, y ha servido, en definitiva, para que un millón de seres crispen el puño y sientan en lo íntimo de su ser un odio inextinguible y una repulsión infinita por quienes, titulándose españoles, mandan a esos pilotos mercenarios en aviones italianos o alemanes a sembrar el terror estúpida y criminalmente entre los niños, los viejos, y las mujeres, la gran masa de población no beligerante, que es, en fin, de cuentas, sobre la que pueden hacer efecto estas demostraciones.

Los hombres, los beligerantes, han aprendido ya en las trincheras a soportar sobre sus cabezas el fuego traidor de la metralla extranjera con que riegan la tierra de España esos “patriotas”.

Al iniciarse la rebelión no tenían los facciosos más que tres trimotores Fokker, un Douglas y los viejos Breguet y Nieuport de las escuadrillas de África Sevilla, León y Logroño. Con este material apenas hubieran podido sostener la guerra durante quince días.

El ataque aéreo sobre Madrid se hace con aviones extranjeros y pilotos extranjeros. No le basta a la canalla rebelde utilizar esas armas que han de pagar con trozos de nuestro suelo para ametrallar a los hombres que en la línea de fuego luchan por sus libertades, sino que necesita asestarlas al corazón mismo de España.

No es contra los que resisten a su tiranía contra quienes esgrimen las armas que les da el extranjero; es contra España entera, contra la capital, contra el pueblo de Madrid, síntesis de nuestra nacionalidad, ¡Y se titulan nacionalistas! Si una potencia extranjera moviese una guerra de conquista contra España, si fuésemos agredidos por un país enemigo, seguramente el invasor no se lanzaría al bombardeo aéreo de la capitalidad con tanta decisión y tan sin excusa. Franco, contra su propia patria, ha sido mucho más expedito que los alemanes lo fueron contra París y los italianos contra Addis Abeba.

No importa. El gesto de rufián que significa el bombardeo de Madrid ha resultado baldío. Ni daños ni víctimas unos millares de criaturas que han estado durante dos horas lloriqueando en los sótanos de las casas, unas pocas madres acongojadas y transidas de frío que maldecían a los rebeldes y una enorme masa de ciudadanos que ante la estúpida provocación siente hervir en su sangre el odio incontenible y el furor que nos empujará a todos a formar con nuestros pechos la muralla contra la que ha de estrellarse el fascismo traidor a la Patria y servidor del extranjero. ¡Traidores!

Editorial de Manuel Chaves Nogales publicado en su periódico “Ahora” el 3 de Octubre de 1936.


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