Monarca a comisión

Monarca a comisión
David Torres

Es muy posible que el rey Juan Carlos -llamado también "el emérito" nadie sabe muy bien por qué- saliera pitando de España oliéndose la subida del precio de la luz. Terrible que el recibo de las eléctricas en España sea incluso más caro que una vida a todo trapo y todo tren en Abu Dabi, pero así están las cosas. Como decían la inmensa mayoría de los cortesanos, palafreneros, mayordomos, lameculos y lacayos borbónicos, teníamos un rey que no nos lo merecíamos: por eso mismo un día lió el petate, el séquito, el tren y el trapo y se fue a jubilarse entre jeques árabes, que siempre han sido sus amigos del alma. Para ser exactos, no hubo jubilación propiamente dicha, sino abdicación, una especie de posjubilación a la carta en la que, por el doble de la tarifa real, tenemos una pareja de reyes en vez de uno. En cuanto sean tres, montarán un trío y si llegan a cuatro cantaremos póquer de reyes. Ventajas y desventajas de una monarquía posmoderna.

Lo de la posmodernidad aplicada a la corona no acaba de funcionar muy bien, dado que la fiscalía sigue buscándole las cosquillas al emérito como si fuese un ciudadano cualquiera y no un ex jefe de Estado por parte de Franco metido con calzador en un referéndum muy divertido. Ahora nos acabamos de enterar de que el rey Juan Carlos cobraba comisiones de forma irregular y da bastante vergüenza enterarse de estas cosas. ¿De qué? De que a nuestro anciano rey no le alcanzara con el fijo para pagarse los cuatro vicios que le quedaban a la vejez y tuviera que ir a comisión, presentando a unos señores y a otros, preparando cenas y reuniones de negocios, haciendo chapuzas aquí y allá como un fontanero de aguas mayores o un electricista de pasillo. Bueno, digo lo de enterarnos ahora aunque eso de las comisiones irregulares lo sabíamos todos, igual que lo de las amigas entrañables, que atufaba desde décadas atrás y que no eran lo que se dice amigas sino más bien comisionistas de la cacha. En cuanto a lo de entrañables era todo un hallazgo periodístico, porque nos sacaban las entrañas. Ventajas y desventajas de una monarquía posmoderna.

Me imagino lo dura que debe ser la existencia de un monarca a comisión, un ex monarca que tiene que estar todo el día pensando en cómo solucionar la papeleta empresarial, haciendo cábalas en lugar de viajar por el mundo, navegar en yate, cazar elefantes, probar restaurantes y disfrutar de la compañía de amigas entrañables e irregulares. Lo imagino porque mucho tiempo atrás yo también iba a comisión cobrando seguros del hogar y recibos de entierro, y a algunas señoras les molestaba tanto eso de estar pagándose por adelantado y a trozos el ataúd que cuando yo llamaba al telefonillo me respondían: "¡Los muertos!" Y mientras subía las escaleras, porque casi nunca había ascensor, e iba preparando el recibo, pensaba: "No, no, señora. Mis muertos no, que los muertos son todos suyos". Seguramente es lo más cerca que habré estado nunca de vivir a cuerpo de rey, cobrando comisiones de seguros funerarios, al estilo de Juan Carlos vendiendo armas a los países árabes junto a Khassoghi y Colón de Carvajal: "No, no, señora. Mis muertos no, que los muertos son todos suyos". Joder, la verdad es que teníamos un rey que no nos lo merecíamos.


Fuente →  blogs.publico.es

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