Los valores republicanos iluminan El Mazucu

Crónica del Acto organizado por FAMYR y AhaztuaK 1936-1977, el 11 de Septiembre en el Alto de la Tornería (Asturies)

Los valores republicanos iluminan El Mazucu

La masiva participación, pese a las medidas de control por la pandemia; el caracter feminista y la pluralidad ideologica fueton las características principales del acto celebrado ayer en el Alto de La Tornería (Llanes) y que sirve para homenajear cada año a los combatientes del orden constitucional y democrático de la II República en la batalla de El Mazucu así como a los luchadores y luchadoras antifascistas actuales.

Y nada mejor para hacerlo que poner en valor, precisamente, los valores republicanos del feminismo, el pluralismo y la libertad de expresión.

Había ganas de volver a El Mazucu, al Altu de La Tornería, un lugar idílico entre montañas con una visión privilegiada de toda la costa llanisca, pero que guarda las huellas de una batalla heroica de los defensores del primer gran proyecto democrático y transformador vivido en España, frente al fascismo que asoló Europa en los años 30 y 40 del siglo pasado, condenandonos a la Guerra de España, como primer acto de la II Guerra Mundial.

El pasado año, FAMYR y AhaztuaK 1936-1977, los organizadores del acto, tuvieron que conformarse con un acto privado y sin público. Este año y pese a las medidas de seguridad escrupulosas, la participación fue altísima y el ambiente de confraternización republicana.

Este acto ya se ha convertido en el referente del memorialismo y el republicanismo en nuestra región.
Para colmo de la felicidad de los organizadores, el día amaneció con una estupenda noticia: el anuncio por parte del Presidente Barbón del inicio del proceso del cambio del Reglamento de honores y distinciones del Principado para permitir honrar a los combatientes antifascistas asturianos, una batalla de largo recorrido emprendida por Famyr hace más de una década y a la que los distintos Gobiernos del Psoe se habían resistido con empecinamiento: una gran victoria conseguida gracias a la presión popular. Esperemos poder ver a Cristino Garcia, a Felipe Matarranz, al Comandante Robert y a tantos otros siendo reconocidos por las instituciones asturianas.

Ese clima de euforia no pudo ser ensombrecido, sin embargo, por una noticia lamentable: una cuestión burocratica absurda en el Reglamento de subvenciones obligó a Famyr a devolver más de cinco mil euros a la Administración Asturiana para un trabajo ya realizado de investigación sobre el papel de la mujer en Asturias en la lucha antifascista y la represión que sufrieron como consecuencia y que se plasmará en la edición del trabajo en un libro. Algunos de los presentes quisieron ver en ello una represalia por la victoria de la organización en el tema de los combatientes antifascistas.

En cualquier caso, la devolución, ya realizada, de dicha subvención ha dejado a Famyr en una delicada situación económica, cuando tiene varios proyectos en marcha a punto de ser culminados y con dos de ellos sin financiación: la edición en formato libro del citado trabajo y la reforma del nuevo local de la organización en Gijón. Ayer, Famyr puso a la venta en el acto muchos de sus materiales y anunció la puesta en marcha de sendas campañas de crowdfunding para ambos proyectos.

Los premios a los valores republicanos «María Jesús Suárez Rabanillo» de este año correspondieron a Carmen Garrido, Laudelino Suárez Iglesias, Pedro José Francés y Libres y Combativas, representadas por Beatriz García y Graciela Fernández Borrego.

No podían faltar premiados de otros años tan señeros como Anita Sirgo, Vicente Gutiérrez Solis o Antón Saavedra. Tampoco los diputados de Podemos Daniel Ripa y Rafa Palacios o la representante del PCE, Angelita Cueva Fonseca.

Comenzó el acto con la alocución del Presidente de Famyr, Rafael Velasco, que aprovechó la nada casual fecha del acto -11 de septiembre- para recordar el Golpe de Estado en Chile en 1973. Velasco señaló que la ruptura con la hoja de ruta prevista por Pinochet «y la puesta en marcha de un proceso constituyente suponen una lección para España».

Velasco criticó el papel de la Monarquía «que ha estado 40 años robando», provocando «una crisis de legitimidad del Regimen heredado de Franco», reclamando «un proceso constituyente» para superar dicha crisis.

Entró en materia importante al referirse a la nueva Ley de Memoria que está a punto de debatirse en el Parlamento Nacional, reclamando que suponga, por fin «romper con el modelo de impunidad español» y reclamó que «tanto el Estado como las empresas que se enriquecieron durante el franquismo» tengan que hacer frente a indemnizaciones. Puso énfasis en las empresas eléctricas «como las del Marqués de Fenosa» y en las puertas giratorias para explicar lo que ocurre con el precio de la luz. Y terminó este capítulo con una petición expresa a los partidos políticos para que apoyen estas reivindicaciones «para que no ocurra lo mismo que con la Ley de 2007. Si lo hacen, contarán con nuestro apoyo, si no nos tendrán enfrente como entonces».

Se refirió después a la Ley asturiana, a la que calificó «como la mejor de todo el Estado», pero criticó «que lleve dos años sin desarrollar y que se pretenda aprobar un Reglamento en el que se da poca participación a las Organizaciones y se insista en la privatización de las exhumaciones».

Después intervendría Marcelo Alvarez, Presidente de Ahaztuak, que insistió en las reivindicaciones con respecto a la Ley realizadas por Velasco y que puso el acento en la problemática memorialista vasca.
Marcelo presentó también a uno de los premiados, Pedro José Francés, de quien destacó «su lucha en soledad» y a menudo «con la incomprensión de quienes deberían ser sus hermanos» y también al colombiano Alberto Pinzón Sánchez, médico, antropólogo y ensayista, participante en los Diálogos de paz entre Andrés Pastrana y la Guerrilla de las FARC como miembro de la Comisión de Notables. Crítico con Alvaro Uribe, Pinzón está exiliado en Europa tras sufrir un atentado por las fuerzas paramilitares colombianas.

Pinzón, más que una intervención pronunció una conferencia, para poner en valor ese carácter de libertad de expresión y de pluralidad que tiene El Mazucu.

Fue muy crítico con quien él llamó «Jefe de la contrainsurgencia», en referencia al Presidente colombiano, al que acusó de crímenes de lesa humanidad.

Acusó también de traición a los negociadores de las FARC, afirmando que «ahora se limitan a reclamar que la vida es sagrada». Para terminar, dividió las influencias mundiales «entre los que miran a Occidente, Estado Unidos, Europa y su círculo de influencia; y los que miran a Oriente: China y el Partido Comunista Chino. Ellos son los que defienden ahora el multilateralismo».

Y siguiendo con el pluralismo y la libertad de expresión, la intervención de Pedro José Francés cumplió con su advertencia previa: «Voy a hacer lo que mejor se me da, provocar un poco». Y lo hizo. Vaya si lo hizo. Eso sí, con un discurso reservado solo para iniciados y con dificultades.

Cuestionó términos como Guerra Civil -obviamente no lo fue, ya que con parte del Ejército Español sublevado participaron unidades militares de Italia y Alemania-, «fusilados» -obviamente, los «paseos» no se pueden considerar fusilamientos formales- o lo más sorprendente: el concepto de verdad, justicia y reparación.

Lola García, de Famyr, presentó a las dos representantes de «Libres y combativas», Beatriz García y Graciela Fernández Borrego, que cosecharon ovaciones entusiastas.

La lucha feminista de clase estuvo muy presente en esta edición. Ambas prometieron redoblar sus luchas, mientras mostraban su satisfacción a la par que su extrañeza: «Estamos acostumbradas a los golpes, no a los reconocimientos», a la vez que se declaraban «muy optimistas en que vamos a ganar esta lucha: ¡¡¡Ni una menos!!!». Un entusiasmo contagioso y balsámico.

Ana Solis, también de Famyr, presentó a una de las «imprescindibles» de la sociedad asturiana, Carmen Garrido, que desgranó algunas de sus vivencias en la lucha sindical, política y social de nuestra región, durante las décadas finales del siglo pasado y lo que va del presente.
Una referencia indiscutible de la vida asturiana, compartida con un grupo de figuras de gran relieve de las cuales no se olvidó en su discurso.

Juan Cigarria, de Famyr, sería el encargado de presentar a un histórico de la lucha antifranquista, el movimiento comunista y el sindicalismo, Laudelino Suárez Iglesias, en la intervención quizá más emotiva del día y con apenas un hilo de voz.

Pese a su larga trayectoria de lucha indesmayable, Laudelino se empeñó en insistir en sus pocos merecimientos para el premio y en el mucho de sus compañeros de lucha. La cálida y emotiva ovación se encargó de desmentir lo primero y respaldar lo segundo.

Y todo ello con un sol de justicia, un paisaje de inenarrable belleza y un gran ambiente de camaradería republicana, rematado por una comida campestre a la altura de la tradición asturiana. Poco más puede pedirse.


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