La represión franquista, con mirada de mujer

Miles de hombres murieron a causa de la represión franquista. Detrás su quedaron madres y descendientes que tuvieron que hacer lo posible para sobrevivir a un clima hostil ya la desventura personal. Ahora, la exposición fotográfica 'Paterna: la memoria del horror', que la fotoperiodista Eva Máñez inaugura hoy en Castellón, recopila el testimonio de 60 mujeres, con la voluntad de abordar la memoria histórica desde una perspectiva de género y vibilitzar el trauma, la resiliencia, la identidad y la memoria de las que quedaron atrás.

La represión franquista, con mirada de mujer
Violeta Tena

Con los datos en la mano, la represión franquista se cebó especialmente sobre los hombres. Porque en una sociedad dominada todavía por el patriarcado -a pesar de la pequeña (e insuficiente) brecha que abrió la II República- fueron ellos, los hombres, quienes fueron llamados a filas, quienes se enrolaron en milicias y quienes fueron concejales en los ayuntamientos. A muchos, aquel compromiso con los valores democráticos, el supuso la pena de muerte una vez que los sublevados tomaron el control. Se calcula que 140.000 personas fueron víctimas de la represión franquista en la inmediata posguerra. En ese mosaico del horror y la muerte figuran mujeres, pero sobre todo hombres.

Aquellos muertos también eran padres, hermanos e hijos . Y después de su encarcelamiento y su traspaso dejaron tras de sí hijos, esposas, hermanas y madres. Mujeres que, en una sociedad donde el peso económico de la familia recaía mayoritariamente sobre el hombre, tuvieron que aceptar y adaptarse a la ausencia. Y hacerlo, además, en condiciones adversas, marcadas por la etiqueta de 'rojas', por aquel estigma social que adjudicaron a quienes se habían opuesto al fascismo. En aquel duelo silente en que se tuvieron que sumió muchos hogares, miles de mujeres tuvieron que hacer lo posible para sacar adelante la familia, para sobreponerse a la adversidad.

De todas aquellas "historias de resistencia" ha querido dejar testimonio la fotoperiodista valenciana Eva Máñez , que este próximo Viernes inaugura la muestra 'Paterna: la memoria del horror' , una exposición sobre memoria histórica en clave de género. La muestra, que se enmarca dentro del programa 'Imaginaria', que impulsa la Universidad Jaume I , documenta la historia de 60 mujeres en sus procesos de búsqueda de sus seres queridos . Es, además, una muestra intergeneracional , de la que participan ancianas huérfanas de padre y también bisnietas que reclaman una reparación histórica. "He aprendido que no hay historia pequeña. Cada relato de resistencia que se explica aquí es una historia con mayúsculas y todas juntas nos hacen darnos cuenta que no podemos crecer democráticamente sin mirar de frente a este pasado", explica la fotoperiodista Eva Máñez , colaboradora de El Tiempo.

'Paterna: la memoria del horror' es el resultado de un largo proceso de elaboración, una muestra que ha ido tomando forma a medida que evolucionaba el tiempo y Máñez profundizaba en la temática. Las primeras instantáneas las captó el año 2016 , después de que una asociación de familiares de víctimas -los correspondientes a la fosa 113 del cementerio de Paterna- le pidieron que les acompañara en el proceso de exhumación de sus represaliados. Máñez, que procede de una familia republicana y ha estado siempre ligada a movimientos sociales, lo hizo, en parte, por militancia. Desde entonces, esta parte, sin embargo, no ha parado de visitar periódicamente el cementerio de Paterna (aquí fueron fusiladas 2.238 personas) para dejar constancia fotográfica del proceso arqueológico, pero, sobre todo, humano.

La exposición que ahora se puede ver en Castellón -y que previsiblemente viajará a otros puntos del territorio- tiene dos partes. En la primera hay quince imágenes que corresponden precisamente a este proceso de búsqueda de los restos óseos . En la segunda, Máñez reúne los retratos y los testimonios de 60 mujeres, todas ellas descendientes de fusilados en Paterna durante la dictadura franquista.

Ha sido este último un proceso laborioso que Máñez inició el 2020 con la intención de desenterrar también la historia íntima y familiar de resistencias y miedos, de angustias y valentía . "Ha sido un proceso muy bonito de aprendizaje e intercambio -explica-. Ha sido también un proceso muy intenso, en el que hemos llorado. Para algunas mujeres, era la primera vez que alguien les pedía por su historia. Sobre todo las mayores han sido unas guardianas de la memoria , porque a pesar de las décadas de silencio impuesto y autoimpuesto han hecho todo lo posible para no olvidar ".

D'esquerra a dreta: Laura Martín, Amparo Belmonte i les seues filles i Encarna Tarín //EVA MÁÑEZ

La exposición de la fotoperiodista convierte memoria viva de varias generaciones de mujeres que, de este modo, sirven de interacción e interlocución entre la memoria individual y la memoria colectiva. En este sentido, y con el objetivo de plasmar esta idea de continuidad y colectividades, los relatos y las fotografías se han dispuesto sobre un papel continuo que permite, también, seguir las historias sin jerarquías. En esta serie de relatos hay estraperlo; mujeres rapadas; monjas que se llevaron niños; matrimonios posteriores conveniados; mujeres a las que se les obligó a limpiar los cuarteles de la guardia civil durante décadas, ... Las descendientes de aquellas mujeres son las que ahora reivindican una memoria histórica reparadora, una rotura de lo que la propia Eva Máñez califica como "un silencio vicario" . Está previsto, además, que esta recopilación de relatos tome forma de publicación para dejar constancia a perpetuidad. Para que un pueblo que no conoce su historia, corre el riesgo de repetirla.


Fuente → eltemps.cat

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