La Memoria Democrática debe estar en las aulas
 
 El olvido, minimización o relegación de la memoria histórica en la escuela ha supuesto que las generaciones que han llegado estos años a su etapa adulta carezcan de una formación con una mínima solvencia sobre lo que supusieron la dictadura franquista y la lucha antifranquista
 
La Memoria Democrática debe estar en las aulas
Adolfo Barrena

Cuando revisas los currículos y materiales escolares de Alemania o de Italia, ves que en los centros educativos de esos países se estudian, analizan, debaten, esos dramas que han vivido esos países, esos trágicos hechos que han sufrido sus ciudadanos y ciudadanas, esas tragedias que vivieron sus abuelos y abuelas y que han marcado las vidas de sus padres, madres y familiares.

Se estudian, y por tanto se conocen, los fascismos, las dictaduras, las dos guerras mundiales, sus consecuencias y, lo que me parece más importante, sus causas. Creo que de esa forma se trabaja sobre derechos humanos, sobre derechos democráticos y se sientan las bases para evitar sucesos como los vividos en el pasado reciente.

Pero aquí, en este país, no pasa nada de eso. Nuestro alumnado de los centros de secundaria y bachillerato, tiene alguna referencia, algún conocimiento, de dictadores como Hitler, Mussolini, Pinochet,… tienen idea de los campos de concentración nazis, de la “solución final” que fue el holocausto del pueblo judío, puede que lleguen a saber que los nazis no solo eliminaban judíos, que también sufrían el exterminio y eliminación el pueblo gitano, personas con enfermedades mentales, comunistas, homosexuales y toda aquella gente que no respondiera al más puro modelo ario.

Sin embargo desconocen, o tan solo tienen alguna referencia adquirida fuera del aula, lo que fue la II República, las causas y motivos de una sangrienta guerra, el apoyo recibido por quienes se sublevaron por parte de nazis alemanes y fascistas italianos, que el golpe fascista fue aplaudido y apoyado por el caciquismo y los poderes económicos y que fue bendecido por la Iglesia Católica. Ignoran, o como mucho tienen un conocimiento difuso de lo que fue el franquismo, de que tenemos el triste, y vergonzoso, honor de ser el segundo país del mundo (tras Camboya) en número de personas desaparecidas.

Por supuesto no saben nada de la lucha antifranquista, de la resistencia, ni nadie les dice que la transición a la democracia no fue una cesión graciosa de nadie, que la democracia fue ganada con mucho sacrificio, con mucha sangre y dolor, con muchas personas muertas.

Tampoco les explica nadie, o casi nadie, que además de una monarquía parlamentaria hay otros sistemas de gobierno, como la república.

En pleno siglo XXI hay quienes, desde posiciones reaccionarias y cavernícolas, niegan la evidencia, siguen empeñados y empeñadas en no hablar de esa parte de nuestra historia y que niegan el derecho del alumnado, pero también de la ciudadanía en su conjunto, a saber, a conocer lo sucedido, lo vivido.

La Memoria Democrática es necesaria para avanzar en libertad y democracia. Quizá es por eso por lo que la derecha más cavernaria y el nostálgico franquismo se resisten en todos los ámbitos a aceptar esa necesidad.

Por eso, cada vez que se reclama Verdad, Memoria, Dignidad, Justicia y Reparación para quienes lucharon, y murieron, por defender al Gobierno constitucional que era la II República, para quienes sufrieron el exilio, la tortura y el asesinato a manos del franquismo y para sus familiares acuden a argumentos de todo tipo, muchos de ellos de nulo valor democrático, para silenciar, lo sucedido, para evitar que se conozca nuestro más reciente pasado.

Niegan la necesidad de la Memoria Democrática, aunque se llenan la boca con la nación española porque les interesan más los caudillos godos, la reconquista y las glorias imperiales. Reiteran la necesidad del olvido, la conveniencia de pasar página, lo innecesario e inútil de reabrir heridas, lo malo que es rescatar huesos, cuando la realidad es que cada persona rescatada de una fosa es rescatar una parte de esa historia que niegan.

Además, y aquí hay clara connivencia con medios de comunicación, tertulias y demás formas de manipular, hay una parte de la sociedad española que se instala en la comodidad, del “no saber”, del “si ya pasó miremos al futuro”. Por eso, incluso esta parte de la sociedad española que no podemos considerar de la derecha más reaccionaria, acepta lo de “pasar página” para no volver a despertar odios y rencores.

El negacionismo de la necesidad, y obligación, de incluir la Memoria Democrática en el currículo escolar, se sostiene en ese revisionismo que falsea lo sucedido, en esa equidistancia que habla de “guerra entre hermanos”, en esa asimétrica, e interesada imagen de que lo sucedido fue consecuencia de los desmanes que cometió la izquierda que obligó a las gentes de bien de este país a sublevarse. Todo ello se traduce en olvido y en falta de compromiso político y ciudadano por recuperar la verdad, por hacer justicia, por dignificar la memoria de quienes, con su lucha, compromiso y sacrificio, defendieron la libertad y la democracia.

La historia que sigue enseñándose en nuestros centros escolares es la que escribieron quienes, apoyados por el fascismo internacional, por las oligarquías económicas y por la jerarquía católica, vencieron en esa guerra provocada por una sublevación fascista.

Ese es el relato oficial que aún perdura en los centros escolares y, lamentablemente, en amplios sectores de la sociedad que no quieren que esto llegue a los centros.

Todo ello, el revisionismo, el olvido, la marginación de la Memoria Democrática en nuestro sistema educativo, hace que las generaciones que han pasado por los centros escolares en los últimos 40 años no tengan una mínima información, rigurosa y solvente, sobre lo que fueron y supusieron los hechos ocurridos en nuestro país el siglo pasado.

La historia nos dice que cuando una sociedad desconoce un pasado que, de forma traumática y dramática, cambió un régimen democrático y torció el desarrollo de un país, es fácilmente manipulable y campo abonado para los populismos. Está en riesgo de volver a vivir ese pasado que no conoce.

La Memoria Democrática debe estar en el currículo escolar, así lo recoge la vigente Ley de Memoria Democrática de Aragón. La Fundación 14 de Abril, con el apoyo económico del Departamento de Educación y Cultura del Gobierno de Aragón, aporta para trabajar la Memoria Democrática en las aulas, una Unidad Didáctica: “Franquismo y Represión” que estará a disposición de quien quiera descargarla en www.14deabril.com y que este miércoles se presenta en un acto en el Centro de Historias de Zaragoza.

El olvido, minimización o relegación de la memoria histórica en la escuela ha supuesto que las generaciones que han llegado estos años a su etapa adulta carezcan de una formación con una mínima solvencia sobre lo que supusieron la dictadura franquista y la lucha antifranquista. Y cuando una sociedad desconoce un pasado que cambió violenta y radicalmente el desarrollo de un país, es una sociedad muy fácil de manipular mediática y políticamente. De ahí se llega a la necesidad de no reabrir heridas y otros relatos. El resultado se traduce en insensibilidad, hartazgo y falta de compromiso político por recuperar, dignificar y hacer justicia a esa memoria dolida y ocultada.


Fuente → arainfo.org

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