Varios de los principales líderes de la Transición trabajaban para la CIA

Varios de los principales líderes de la Transición trabajaban para la CIA / José Antonio Gómez

En el momento actual, en el que PP, Ciudadanos, Vox y una buena parte del Partido Socialista, Pedro Sánchez incluido, se han lanzado a defender la Transición como un hecho histórico inmutable, el estudio de documentos de la Agencia Central de Inteligencia muestra que hubo demasiadas sombras que el pueblo necesita conocer

En la década de los 70 del siglo XX era muy habitual que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de los Estados Unidos interviniera en las políticas internas de los países que podían afectar a la seguridad nacional norteamericana.

En un escenario de Guerra Fría, donde los bloques estaban muy definidos, lo que ocurriera tras la muerte de Franco era clave para los intereses de los Estados Unidos en dos frentes: por un lado, la necesidad de que España se adhiriera a la OTAN, para reforzar su presencia respecto a los países de la órbita soviética del norte de África; en otro orden, frenar el ascenso del Partido Comunista de cara a una posible democratización. En ambos frentes, la clave estuvo en dos hombres: Juan Carlos de Borbón y Felipe González.

Sin embargo, las injerencias de la CIA en España en esos años tan cruciales para la historia moderna empezaron con la instalación de las bases militares, el asesinato de Carrero Blanco, la Transición, el 23F o la entrada de España en la OTAN, por citar algunos hechos.

Respecto a la Transición, gran parte de los movimientos que se realizaron para convertir a España en una democracia tras 40 años de dictadura, estuvieron controlados por los agentes y los jefes de estación de la CIA. Para ello, los espías norteamericanos lograron captar como activos a importantes miembros del Ejército –en actividades paralelas a la colaboración con la inteligencia militar española–, destacados líderes políticos, grandes empresarios, banqueros, personajes de la cultura y periodistas.

La Transición era un hecho tan importante para los Estados Unidos que la CIA no dudó en enviar a su estación de la calle Serrano de Madrid a expertos oficiales de Agencia, hombres curtidos en operaciones encubiertas en Latinoamérica, como R. E. Gahagen, Néstor Sánchez, R. Kinsman, L. Therry o Ronald Estes, quien, por cierto, tuvo participación en la Primavera de Praga o en Beirut, donde financió a la Falange Libanesa. Su llegada a España coincidió, casualmente, con el intento de golpe de Estado del 23F.

 Juan Carlos de Borbón y Felipe González

Los hombres elegidos por la CIA y Estados Unidos para llevar los destinos de España tras la muerte del dictador fueron dos: Juan Carlos de Borbón y Felipe González. Respecto al primero, la elección por parte de Franco para ser su sucesor tuvo una influencia por parte de los servicios de inteligencia de los Estados Unidos.

La Agencia mantuvo hilo directo con Laureano López Rodó y dieron su apoyo total a la Operación Lolita que tenía como objetivo principal la potenciación de la candidatura de Juan Carlos de Borbón para ser el sucesor de Franco. Tal y como hemos publicado en Diario16, los documentos de la CIA demuestran el apoyo que siempre tuvo Juan Carlos I de los Estados Unidos, respaldo que logró a cambio de, por ejemplo, entregar el Sáhara a Marruecos o la presión ejercida desde la Zarzuela para que España entrara en la OTAN.

Respecto a Felipe González, los documentos de la Agencia a los que ha tenido acceso Diario16 muestran cómo era el elegido para frenar al Partido Comunista y que, desde un principio, quien fuera el adalid de la izquierda española, en realidad era un político más conservador que los partidos socialdemócratas europeos, puesto que, según la documentación de la CIA a la que ha tenido acceso Diario16, González tenía preparado un programa oculto de reformas basado en la moderación, el conservadurismo y en la protección de las élites que ejecutó varios años después y, a la vez, con un programa electoral puramente de izquierdas mantuvo contentos a los críticos que se mantenían fieles a los preceptos ideológicos más progresistas. Lo mismo se podría decir de su papel en la permanencia de España en la OTAN.

 Potenciar al Partido Socialista, clave para la CIA

El miedo a un crecimiento de la oposición comunista contra el franquismo hizo que los servicios de inteligencia estadounidenses se fijaran ya en la década de los 60 del siglo XX en los jóvenes socialistas. Hombres que fueron claves en la Transición, tuvieron un contacto regular con los espías de la CIA a quienes facilitaban información sobre los movimientos de los comunistas. En algunos casos, esos contactos se realizaron tanto con Langley como con el Mossad israelí.

Por otro lado, los documentos de la CIA indican cómo la Agencia tuvo mucho que ver, incluso con financiación al Partido Socialista a través de una fundación del SPD alemán, con la toma del poder por parte de Felipe González en el ya famoso Congreso de Suresnes.

 El 23-F

En otro orden de cosas, la mañana del 23 de febrero de 1981 se produjo un hecho que muestra a las claras cómo la CIA controlaba determinados aspectos de la política española: los pilotos de las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos se encontraban movilizados y en alerta máxima en las bases situadas en territorio español. Por otro lado, esa misma mañana el sistema de control aéreo norteamericano anuló el Control de Emisiones Radioeléctricas de España. Todo ello se produjo cuando, dos días antes del intento de golpe de Estado, uno de los principales instigadores de la asonada de Tejero, Armada y Milans del Bosch, el comandante Cortina, del CESID, realizó una visita al embajador estadounidense en Madrid.

Por otro lado, y en referencia al 23F, los sistemas de comunicaciones del ejército interceptaron un mensaje dirigido a Milans del Bosch en el que se le decía: «Jaime, ahora vas en contra de la Corona». Una indicación clara de que las tornas habían cambiado y, sobre todo, de la implicación de Juan Carlos I en el mismo.


Fuente →  diario16.com 

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