Durante la Guerra Civil, Franco tuvo orejas y ojos por toda la costa mediterránea francesa y por la frontera pirenaica. Algunos de estos espías eran influyentes catalanes que ayudaron al general golpista a ganar la contienda. Os explicamos quiénes eran
Los espías catalanes de Franco
Sílvia Marimon (text) / Jordi Guixé (assessorament)
"Marsella es un nido de espías fascistas." "Franco tiene un centro de espionaje en la ciudad." El 4 de agosto de 1937 los franceses leen este titular en la edicione de L'Humanité y Ce Soir. Hacía un año que había estallado la Guerra Civil Española, y la actividad en Francia de los espías de un bando y de el otro era frenética. En el país vecino fue un entramado de espías franquistas que vigilaba de cerca el enemigo republicano y obtenía una información clave para señalar los objetivos que se habían de bombardear. los agentes de Franco escuchaban las conversaciones telefónicas los responsables políticos y militares republicanos, y los interceptaban los telegramas. Obtenían información bastante precisa sobre la localización de efectivos, hangares, depósitos de armas y artillería.
El entramado de espías tenía oficinas en Marsella, pero también en París, donde había una oficina dirigida por quien había sido embajador español en Francia hasta 1931, José Quiñones de León; en Biarritz y en San Juan de Luz. A estas dos ciudades los franquistas tenían dos sedes importantes: la ciudad de la Grand Frégate de Biarritz, refugio de monárquicos y catalanes, entre ellos muchos hombres de la Lliga Regionalista, que fue uno de los centros más activos y efectivos del espionaje franquista. Al frente había Francisco Moreno Zulueta, conde de los Andes, con una amplia experiencia como espía adquirida al servicio del contraespionaje alemán durante la Primera Guerra Mundial. Desde esta ciudad, de la rue de Vagner, se gestionaba toda la red de espías distribuida por los Pirineos y la costa mediterránea. En el pueblo de Nacho Enea, en la avenue Larreguy de San Juan de Luz, estaba la residencia de Antonio Angulo, el marqués de Caviedes, y era lugar de paso de muchos agentes que fluctuaban entre Francia y el bando nacional.
Entre estos espías había influyentes catalanes que ayudaron Franco a ganar la Guerra Civil Española, como se comprobó en unos informes localizados en 2007 por el historiador Jordi Guixé al fondo del Ministerio del Interior, dentro de los Archivos Nacionales Franceses de Fontainebleau . Las investigaciones de Guixé en Francia y al Fondo del Servicio de Información Militar franquista (SIM) de Alcalá permitieron reconstruir para SÀPIENS la nutrida red de espías que ayudaron Franco a conquistar el poder.
El entramado de espías tenía oficinas en Marsella, pero también en París, donde había una oficina dirigida por quien había sido embajador español en Francia hasta 1931, José Quiñones de León; en Biarritz y en San Juan de Luz. A estas dos ciudades los franquistas tenían dos sedes importantes: la ciudad de la Grand Frégate de Biarritz, refugio de monárquicos y catalanes, entre ellos muchos hombres de la Lliga Regionalista, que fue uno de los centros más activos y efectivos del espionaje franquista. Al frente había Francisco Moreno Zulueta, conde de los Andes, con una amplia experiencia como espía adquirida al servicio del contraespionaje alemán durante la Primera Guerra Mundial. Desde esta ciudad, de la rue de Vagner, se gestionaba toda la red de espías distribuida por los Pirineos y la costa mediterránea. En el pueblo de Nacho Enea, en la avenue Larreguy de San Juan de Luz, estaba la residencia de Antonio Angulo, el marqués de Caviedes, y era lugar de paso de muchos agentes que fluctuaban entre Francia y el bando nacional.
Entre estos espías había influyentes catalanes que ayudaron Franco a ganar la Guerra Civil Española, como se comprobó en unos informes localizados en 2007 por el historiador Jordi Guixé al fondo del Ministerio del Interior, dentro de los Archivos Nacionales Franceses de Fontainebleau . Las investigaciones de Guixé en Francia y al Fondo del Servicio de Información Militar franquista (SIM) de Alcalá permitieron reconstruir para SÀPIENS la nutrida red de espías que ayudaron Franco a conquistar el poder.
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