El olvido de la salud mental en la Memoria


El olvido de la salud mental en la Memoria
Silvia Mª Álvarez Merino

Observamos dentro del trabajo en memoria histórica un verdadero desprecio hacia el campo de la salud mental. En concreto se han presentado sendas enmiendas a favor del reconocimiento de la especificidad y de la necesidad del trabajo psicológico y el apoyo a familiares en la memoria histórica en la Ley de memoria de Andalucía y en el proyecto actual de Ley de memoria que está en proceso. En ningún caso se ha reformado absolutamente nada, ni se ha recibido respuesta. En ninguna ley de Memoria se ha añadido ningún punto específico referido al trabajo psicológico.

Hay que recordar que, ya en el Informe Joinet de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU para la Prevención de Violaciones de Derechos Humanos, se afirma que toda víctima tiene derecho a la verdad, a la justicia y la reparación. Esa reparación incluye una reparación psicológica de esas víctimas y sus familiares.

Todavía a día de hoy hay que recordar que tener un problema de salud mental no quiere decir estar enfermo, quizás es una de las causas de ese desprecio en torno a la psicología y el campo de la salud mental. Todavía a día de hoy hay muchísimos mitos erróneos. He escuchado muchas veces en mi trabajo en exhumaciones que la gente “no necesitaba un psicólogo porque ellos no estaban locos”. No son raros los gestos de desconfianza o miedo. Trabajar la salud mental significa mejorar las capacidades, los mecanismos de afrontamiento, la resistencia de unas personas que lógicamente han tenido en su vida un acontecimiento traumático que a cualquiera nos significaría una herida con muchas significancias, pero eso no quiere decir que estén enfermos o enfermas. No son enfermos precisamente porque detrás de un acontecimiento tan traumático, que les haya dolido, que no sepan cómo hacer para sentirse mejor, significa que son humanos. Nadie nace con un libro bajo el brazo para saber cómo manejar sus emociones, sobre todo con situaciones altamente estresantes y negativas. Es por eso que está la psicología. Y es cuestión de salud mental volver a poner los términos en su sitio, decirles que nadie viene a ver si están “locos”, o a juzgarles. Ya no. Debe haber profesionales que aseguren no sólo el proceso actual, sino contener los pensamientos erróneos creados por un entorno, primero criminal, luego cómplice. Profesionales que, por fin, les traten como personas que han sufrido acontecimientos traumáticos, pero devolverles la esperanza en que sí se puede hacer algo con ello y que sí se puede facilitar un mayor bienestar emocional. Tratamos con personas con duelos, con problemas vitales y acontecimientos estresantes tan intensos que marcan no solamente a la persona, también a las siguientes generaciones y a toda la sociedad, presente y futura. En la memoria histórica la arqueología es esencial, la antropología, la historia, el derecho, incluso auxiliares que ayudan en los trabajos de exhumación. Pero ¿quién media en el caso de que haya conflictos con el entorno?, ¿quién ayuda a contener las emociones de los familiares ante un recuerdo o un hallazgo estresante o verdaderamente intenso?, ¿quién controla la salud mental y las reacciones del equipo? Hoy día la realidad es que esto lo realiza la buena voluntad de personas que pueden tener las ganas, pero no la formación adecuada. No hay profesionales adecuados y formados cuyos conocimientos aporten herramientas capaces de dar respuesta a todas estas cuestiones. No solamente a esto, también a controlar las expectativas de los familiares respecto a lo que pueden encontrar en una exhumación (posible origen, si no se trata adecuadamente, de nuevas revictimizaciones) . También a observar la gestión emocional del proceso de exhumación, o de sensibilización o de cualquier tipo de tarea o actividad relacionada. Sin ir más lejos, podemos encontrar personas encargadas de tratar con las familias que “adornan” sus charlas con insultos o gritos a los verdugos (elevando innecesariamente con ello

el nivel de emociones negativas en la audiencia). Alguien con la formación adecuada asegura unas explicaciones a las víctimas y familiares correspondientes a sus necesidades emocionales, para mejorar, al fin y al cabo, el bienestar y el buen desarrollo de la tarea. Son cuestiones de salud mental que siguen viéndose prescindibles en un trabajo de memoria y en concreto en los trabajos de exhumación.

Un trabajo de reparación de salud mental, además de incidir en todos los tiempos y en todos los espacios, como se ha comentado antes, es un trabajo que fomenta también directa e indirectamente la verdad y la justicia. Sin embargo, dentro de los trabajos de la memoria también se les vuelve a revictimizar; no se da la suficiente importancia al bienestar emocional de esos familiares y esas personas que tanto han sufrido. Todas y todos los que creemos que la memoria es un trabajo justo tenemos que recordar que es un trabajo necesario por los familiares, por las víctimas y por toda la sociedad. También por el futuro. Tenemos la responsabilidad de que ese trabajo sea llevado a cabo de manera profesional y que logre dar respuesta a cada una de las necesidades, también las emocionales, afectivas, incluso cognitivas, sin que sea algo secundario. La necesidad de reparación psicológica no solamente no es prescindible dentro de nuestro campo de investigación sino que debería ser uno de nuestros objetivos. La ideología, la memoria de esas víctimas está indefectiblemente en los relatos de sus familiares, en cómo lo viven, en cómo lo interpretan. La recogida de los testimonios debe ser una recogida de testimonio desde el punto de vista profesional, adecuado en las preguntas, adecuado en las respuestas y en la relevancia de esos datos. Fallar a la hora de la recogida de esos testimonios obviando las cuestiones psicológicas, es fallar a las propias víctimas, a la propia historia, y a los propios familiares y fallarnos a nosotros como sociedad. Esa verdad, esa justicia y esa reparación que tanto anhelamos sólo serán con todas las herramientas profesionales adecuadas. Se lo debemos.


Fuente →  foroporlamemoria.info

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