
Año 2020, una pandemia amenaza con cambiar el mundo que conocemos. El capitalismo global se enfrenta a una de las mayores recesiones de su historia. Mientras una minoría pelea por salvar sus posiciones de poder, la inmensa mayoría lucha día a día para salvar sus medios de vida.
Madrid, año 2021. Las élites empresariales españolas, defensoras férreas de la competencia y el libre mercado, suplican ayudas al Estado. ¿Son estas las paguitas de las que hablan?
Son las empresas del Ibex-35. Pero ¿qué es el Ibex-35?
Para entenderlo necesitamos remontarnos a 1982, año en que Felipe González llega a la presidencia. El franquismo había caído tras décadas de desarrollismo donde el país vivió un crecimiento económico basado en la industria subvencionada, la depredación turística y la construcción acelerada de infraestructuras y de viviendas para usar de segunda y tercera residencia. Fue durante esta etapa cuando se crearon las grandes empresas del capitalismo familiar, dirigidas a día de hoy por los herederos de sus fundadores. Los Albertos, las Koplowitz, los Espinosa de los Monteros...
Con la llegada al gobierno del PSOE en las elecciones de 1982 una nueva clase se suma a la élite empresarial franquista: la clase político-empresarial. Una nueva élite formada principalmente por altos exdirigentes del PSOE. Fueron los años del pelotazo. Operaciones inmobiliarias y financieras en las que se obtenían beneficios estratosféricos.
España se prepara para la entrada
en la Unión Europea, y con ella la ola neoliberal que estaba barriendo
medio mundo llega a España. El gobierno del PSOE desmantela el sector
industrial mientras las inversiones inmobiliarias no dejan de aumentar.
El paro se dispara hasta el 22%. El dinero europeo fluye a las
infraestructuras de transporte. Autopistas, aeropuertos… con un coste
ecológico incalculable. Y, por supuesto, el litoral mediterráneo
totalmente destruido por una ola de cemento.
La
reconversión industrial provoca numerosas protestas sociales. En
diciembre de 1988, la conflictividad social estalla en una huelga
general que paraliza el país. A pesar de las movilizaciones masivas de
aquel 14D, los sindicatos no lograron detener las reformas laborales
procedentes de la Comunidad Europea. Desde entonces, el modelo de
sindicalismo mayoritario no ha dejado de dejar fuera a cada vez más
sectores de la población.
Pero volvamos al Ibex-35.
¿Qué
tienen en común 12 neoliberales en una ciudad holandesa, dos mascotas
como Curro y Cobi, y las 35 empresas más grandes de España? Todo ocurre
en 1992, quinto centenario del errático viaje de Cristóbal Colón a las
Indias. Los megaeventos del 92 presentan la posición de España en el
mundo dentro de la nueva élite global neoliberal. Una España puntera,
moderna, desenfadada. El tratado de Maastricht acelera la llegada de la
moneda única. La Unión Europea será una zona monetaria común construida
bajo los criterios de la hegemonía neoliberal: control del gasto
público, privatizaciones, endeudamiento.
Y cómo
no, aunque no se diga, la vía libre para una Europa basada en el
consumo excesivo de combustibles fósiles, la depredación del medio
ambiente a escala global y la contribución al cambio climático
acelerado. Una década de ajustes estructurales y austeridad impuestas
por el FMI y el Banco Mundial obligó a la privatización de las empresas
estatales y la reducción del gasto público. Tanto en España como en
América Latina. Las empresas españolas recién privatizadas comienzan su
conquista en los mercados latinoamericanos. Y en ese momento se funda
el Ibex-35.
En 2008 cae Lehman Brothers. En 2011
Isidre Fainé, presidente de La Caixa, dice que hay que reanudar el
crecimiento inmediatamente. Entre medias se habían producido las
quiebras de Martinsa-Fadesa, Reyal Urbis y Hábitat. Tres de las mayores
inmobiliarias. Os preguntaréis cómo hemos llegado hasta aquí. ¿No era
España la envidia del mundo? ¿Qué ha podido fallar?
En 2010 José Luis Rodríguez Zapatero vuelve con un pack
de austeridad de Bruselas. Llega una primera tanda de recortes. En
2011 el ministerio de la derecha y el ministerio de la izquierda firman
en menos de 48 horas una modificación exprés de la constitución.
Incluyen en el artículo 135 el concepto de “estabilidad
presupuestaria”. Esto significa que antes de cualquier gasto público el
Estado está obligado a pagar los intereses de la deuda. Es una
condición de Alemania para rescatar a los bancos españoles. Con la
aplicación del 135 los recortes son ley. ¿Afecta esto a nuestras
empresas del Ibex?
Entre 2008 y 2017 las rentas
empresariales se incrementaron un 58%. Esto es el beneficio de las
empresas y sus accionistas. Mientras tanto, los salarios bajaron un 3%.
Las empresas del Ibex despidieron a 120.000 trabajadores. En 2016
Rafael del Pino, presidente de Ferrovial, cobró 15,2 millones de euros.
Pablo Isla, de Inditex, 10,3 millones de euros.
Aparte
de las generosísimas ayudas a los bancos españoles, las empresas del
Ibex-35 continúan expandiéndose globalmente. La cacareada recuperación
no estaba trayendo los rendimientos a los que estaban acostumbradas las
empresas del Ibex. En los últimos años, las grandes corporaciones han
redoblado su estrategia de reducción de costes y han intensificado su
ofensiva para intentar reposicionarse en nuevas áreas de negocio.
Hoy, persisten en su búsqueda de mercados de alta rentabilidad no suficientemente explotados, al tiempo que abandonan aquellos que consideran menos rentables. Repsol ha reducido su peso en la extracción de hidrocarburos y se ha metido de lleno en el negocio eléctrico. Iberdrola, Naturgy y Endesa han anunciado el cierre de la mayoría de sus centrales de carbón. Telefónica se ha concentrado en los contenidos audiovisuales y los negocios digitales. Inditex ha llegado a un acuerdo con Amazon para poder vender su ropa en todo el mundo.
Año 2021. La pandemia mundial ha supuesto un parón en la economía global. Una vez más los Estados han dedicado millones a rescatar a las empresas que cotizan en bolsa. La economía productiva está congelada. Media industria parada por los ERTE. Nos dirigimos a una nueva ronda de rescate.
El Next Generation Europe, los fondos europeos de reconstrucción que el gobierno progresista ha bautizado con el nombre de... España Puede. ¿Y qué prometen estos fondos europeos de reconstrucción? Eso es, capitalismo verde. Es decir, las mismas empresas del Ibex de siempre pidiendo dinero para hacer cosas que dicen verdes.
La economía española se ha convertido en un montón de solicitudes de subvenciones y ayudas. Basta hacer un zapping a la hora del telediario para ver un rosario de sectores económicos, cámaras de comercio, representantes, patronales, empresarios pequeños, medios, grandes y gigantes; demandando dinero al erario público y prometiendo que a partir de mañana serán verdes todes.
Mientras tanto, una ola de rabia contra el malestar recorre el mundo.
Fuente → elsaltodiario.com
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