La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica (ARMH) ha registrado una petición a Pedro Sánchez para que esta semana, como presidente del Gobierno, haga una declaración institucional de condena del 18 de julio de 1936.
Este hecho sería inédito, puesto que hasta ahora no ha llevado a cabo ningún presidente del Gobierno desde la muerte del dictador Francisco Franco.
Para el presidente de la ARMH, Emilio Silva, “hay que terminar con la equidistancia en la que el Estado no se enfrenta a los verdugos y no repara a las víctimas, porque eso, además de ser una enorme injusticia con quienes sufrieron la dictadUra y la combatieron, debilita nuestra democracia y no confronta los discursos que desde el presente legitiman o justifican la necesidad de la dictadura franquista, como si pudiera ser una respuesta válida a los problemas políticos y sociales”.
Y añade: "La ley de la memoria que prepara el Gobierno mantiene esa equidistancia, no repara a las víctimas ni les garantiza la justicia a la que tienen derecho y no ejerce ningún tipo de sanción a los verdugos, por lo que sostiene y mantiene la impunidad".
El texto de la petición pretende que el Gobierno, mediante una herramienta como la declaración institucional, le diga y le explique a las sociedad que “Un 18 de julio nunca más”. Y dice así:
El próximo 18 de julio se cumplen 85 años del golpe de Estado
que dio inicio a una guerra y a la toma del poder de militares
sublevados que conquistaron el país mediante la traición a un Gobierno
elegido en las urnas, el uso de bienes públicos para asesinar y
perseguir a cientos de miles de ciudadanos y la constitución por la
fuerza de un régimen que durante cuatro décadas se negó a la celebración
de elecciones democráticas y siguió asesinando, torturando y
persiguiendo a quienes consideraba enemigos políticos o morales.
Transcurridos
casi 46 años desde la muerte del dictador, no es comprensible que las
altas instituciones del Estado no hayan llevado a cabo todavía una
condena explícita y contundente de una dictadura que debe ser
inaceptable para cualquier ciudadano demócrata, independientemente de su
ideología. Sólo se ha llevado a cabo una pequeña condena en la Comisión
Constitucional del Congreso el 20 de 2002, poco contundente y
condescendiente con las élites de la dictadura.
Ni los plenos
del Congreso y del Senado, ni la jefatura del Estado no electa, ni el
Presidente del Gobierno ni el Gobierno al completo han llevado a cabo en
estos años una declaración de rechazo y condena de la dictadura, y de
reconocimiento a quienes fueron perseguidos por ella y/o se enfrentaron
al régimen con el objetivo de que regresaran las urnas que durante la
Segunda República habían permitido la elección de gobiernos de
diferentes ideologías mediante la convocatoria de elecciones generales
con sufragio universal, masculino y femenino.
Por eso instamos
al Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a llevar a cabo una
declaración institucional en torno a esa fecha, que termine con la
equidistancia por la que ni los responsables de las violaciones de
derechos humanos del franquismo han sido juzgados ni sus víctimas han
accedido a sus derechos de ser asistidas por la justicia.
Esa
mirada indiscriminada, hacia el pasado terrible de la dictadura, fomenta
la debilidad de nuestra cultura democrática, mantiene un imaginario
injusto con las víctimas, beneficia a quienes han disfrutado de una
intocable impunidad y mantiene al Estado en una falsa neutralidad, ya
que la pasividad de una institución ante la existencia de verdugos y de
víctimas es un beneplácito para las élites franquistas y un menosprecio a
las víctimas.
85 años después del golpe de Estado franquista y
más de 40 del término de la dictadura han supuesto un tiempo insufrible
de abandono para cientos de miles de víctimas que han muerto ignoradas
por el Estado y sin la capacidad de acceder a sus derechos. Es momento
de que se lleve a cabo esa condena y una disculpa del Estado ante los
supervivientes y sus familias castigadas por haber ejercido y defendido
derechos que hoy consideramos inherentes a cualquier ser humano e
irrenunciables en una democracia.
Fuente → diariocritico.com
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