Historia republicana: el himno

Historia republicana: el himno
@ellibelaresc

Me lo he preguntado muchas veces. Uno observa, por ejemplo, que en nuestro país vecino, Francia, sufren un atentado o una tragedia y los franceses se arremolinan en torno a su himno nacional, La Marsellesa, para solidarizarse, para manifestar unidad frente al infortunio o para mostrar su unión y su orgullo patrio vertebrado en torno a los valores republicanos de Libertad, Igualdad y Fraternidad. Los mismo hacen los italianos cuando cantan el himno de los partisanos italianos Bella Ciao.

No sucede lo mismo en España. Menudean los reproches y la melancolía entre los columnistas de la derecha mediática española: ¿por qué los españoles no podemos estar igual de orgullosos de nuestros símbolos nacionales? Recientemente VOX ha ido un paso más allá y ha propuesto -de momento en Murcia- que el himno nacional español sea programado en las escuelas en aquellas ocasiones que se considere conveniente, y acusan a la izquierda de estar acomplejada y apátrida ante los símbolos patrios.

Pero el problema no es tan simple como lo quieren presentar ciertos partidos. La melodía sin letra que hoy tenemos instaurada para representar a nuestro país ha sido desde hace siglos llamada Marcha Real (pese a su título original de Marcha Granadera) porque es básicamente un símbolo de la Corona y de su poder. Si se acabó adoptando por costumbre como himno nacional fue porque se interpretaba en aquellos actos y ocasiones presididos por el monarca. Más tarde, en 1997, el gobierno de Aznar declaraba a la Marcha como Himno Nacional. En ese sentido, el himno nacional español encarna exactamente lo contrario a La Marsellesa: la pervivencia de una autoridad jerárquica, hereditaria y premoderna y la adhesión a la misma. Y aventuro que es eso, y no ningún patriotismo, lo que hace que se asocie inmediatamente con la derecha y que esta lo defienda con fervor. Por eso nos hacemos la siguiente pregunta: ¿Tenemos un acorde que represente históricamente a la nación española en el mismo sentido democrático, liberal y revolucionario en que lo hace La Marsellesa con Francia?

Sí, el himno existe, y es el Himno de Riego, militar honesto, sincero, no republicano y defensor de la Constitución de Cádiz, cantado por los hombres a su mando con los que se lanzó a la Revolución de 1820 para instaurar, precisamente, la monarquía constitucional en vez de la absoluta: “Soldados, la patria nos llama a la lid / Juremos por ella vencer o prefiero morir”.


Su letra más popular prohibida por el franquismo comienza así: “Si los curas y monjas supieran/ la paliza que les vamos a dar/ subirían a coro gritando:/ libertad, libertad, libertad…”. Contra Alfonso XIII, el himno se acompañaba de esta letra: “Si los Reyes de España supieran/ lo poco que van a durar/a la calle saldrían gritando:/ “¡Libertad, libertad, libertad!”. Y en Cataluña, incluso llegaron a ser más específicos cantando contra Isabel I: “¿La reina quiere la corona?/ Corona le daremos/ que venga a Barcelona/ ¡Y el cuello le cortaremos!”.

El de Riego es el himno de la España liberal y democrática, independientemente de la forma que adopte. Tanto Fernando VII como Isabel II, cuando aceptaron o fingieron aceptar el representar a esa nación española, lo cantaron con su propia voz. Solo llegó a ser himno oficial durante el Trienio Liberal (1820-1823). En ese periodo convivieron “muchos himnos de Riego”, diferentes músicas con la letra de Evaristo San Miguel, al contrario que más tarde, cuando se utilizaron diferentes letras para la misma música. Aunque se cantó profusamente, no fue himno oficial de la Primera República, período en el que coexistieron varios himnos, entre ellos la “Marcha Granadera”, base del actual himno nacional español. En la Segunda República, la canción fue tan popular que no son pocos los que la consideran su himno. Oficialmente, nunca la fue. En 1931, poco después de la proclamación de la República, estalló una gran polémica entre políticos e intelectuales sobre su pertinencia como himno nacional.

¿Veremos algún día, pregunta Jairo Fernández, cómo una mayoría en las Cortes se atreve a liberar a España de su himno preconstitucional? ¿Veremos al Himno de Riego, con su vieja letra o con otra, devuelto a su legítimo lugar como Himno Nacional? ¿Oiremos sus acordes interpretados en las competiciones deportivas, en los actos solemnes, los desfiles militares… y por qué no, en las escuelas? ¿Lo cantará Felipe VI como lo hicieron sus antepasados y aceptará reservar la Marcha Real, como himno de la Corona, para actos organizados por esa institución? ¿Será todo esto el principio necesario para reconciliarnos de verdad con nuestra patria en un sentido simbólico, para que ella misma se reconcilie con su historia y para que todos nos tomemos en serio nuestra democracia? Solo el tiempo y la audacia pueden resolver estas cuestiones.


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