En defensa de la II República

  •  Casado y Camuñas no ignoran que lo que sabemos del Estado de Derecho nos lo enseñó la República
 
En defensa de la II República
Eduardo Jordá

La democracia española está forjada en ambientes poco propicios. Es tranquilizador observar cómo hemos sido capaces de constituir un Estado de Derecho homologable con los demás del entorno, a pesar de haber transitado desde una vil tiranía. España fue una de las primeras naciones del mundo en reconocer el matrimonio homosexual; ha sido ejemplo para otros muchos países por su decidida lucha contra la violencia machista; y, recientemente, nos ha enorgullecido por su reconocimiento del derecho a la eutanasia. Falta entender qué hace Juan Carlos I viviendo en un estado feudal, en vez de responder aquí; aunque ese es otro asunto.

Sin embargo, el ambiente se vuelve especialmente turbio cuando hablamos de la memoria democrática. A los constantes intentos de rememoración del crimen fascista (siempre con el centro izquierda en el poder), responde excitada la derecha con un "no" feroz, indisimulado. No es que eludan el asunto; su respuesta es furibunda, descarnada y expresa, con estridencia, su intensa ofensa. Y les que confieso que no entiendo por qué.

Reconozco que no esperaba oír a un líder del centro derecha afirmando que la República violentada fue, en realidad, una especie de asociación de libertarios que repudiaban la Ley; después de ello, supimos que, a la vista y paciencia del propio Casado, el ex ministro Camuñas negó que la guerra comenzara con un golpe de estado.

Casado y Camuñas no ignoran que lo que sabemos del Estado de Derecho nos lo enseñó la República. Los anhelos de libertad, que ya eran seculares, empujaron a la élite intelectual, de la izquierda y la derecha liberal, a esforzarse por promulgar la primera Constitución plenamente democrática de nuestra patria (la que siguió a la Gloriosa, de 1869, no había reconocido el sufragio femenino). Hubo graves errores y retrocesos (la mayor parte, durante el bienio negro, todo hay que decirlo), pero el Derecho no sucumbió, permaneció como firme frontispicio del Estado y hubiera podido dar respuesta a casi toda demanda. Hasta que, entre el 17 y el 18 de julio de 1936, las armas rebeldes lo asaltaron. Cansa ya oír la cantinela de la guerra fratricida (que lo fue) solo para defender la tesis de la equidistancia. Durante la guerra, hubo crímenes terribles en ambos bandos, es cierto y debe ser recordado. Pero quien planificó y llevó a efecto la destrucción de todas las libertades fue uno de ellos, con el apoyo de los nazis y el fascio, por cierto. Que nadie lo olvide.


Fuente →  diariodealmeria.es

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